La Unión Europea (UE) aprobó un acuerdo vinculante para prohibir las importaciones de gas natural ruso antes de noviembre de 2027. El bloque busca cortar su dependencia energética de Rusia, reducir los recursos que Rusia destina a la guerra en Ucrania y consolidar su autonomía energética hacia una nueva era.
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Los detalles del acuerdo de la Unión Europea: qué prohíbe y desde cuándo
El pacto entre los 27 países miembros impone una prohibición gradual y definitiva para las importaciones de gas ruso, tanto gas natural tradicional como gas natural licuado (GNL).
Para contratos existentes a corto plazo, la restricción comenzará a aplicarse desde abril 2026 para el GNL y, desde junio 2026, para el gas por gasoducto
Los contratos de gas licuado a largo plazo perderán vigencia a partir del 1° de enero de 2027, mientras que los contratos de gas por gasoducto caducarán -como tarde- el 30 de septiembre de 2027. Igualmente, podrían prorrogarse hasta el 1° de noviembre si los Estados miembros necesitan completar sus reservas.

De esta forma, la UE pone un plazo máximo a principios de noviembre de 2027 para interrumpir cualquier importación energética proveniente de Rusia, aunque existe una cláusula de emergencia.
Este artículo está contemplado para países sin salida al mar o con dificultades para diversificar su abastecimiento energético. Esa excepción podría activarse solo en situaciones extremas, como una crisis grave de suministro.
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Energía para Europa: potenciales nuevos proveedores de gas
Ante la prohibición para importar gas proveniente de Rusia, el mapa de proveedores cobra mayor relevancia. En el primer trimestre de 2025, la mitad de las importaciones de gas natural licuado procedieron de Estados Unidos (50,7% del total de importaciones en valor), por delante de Rusia (17,0%) y Qatar (10,8%).
Más de la mitad del gas natural en estado gaseoso se importó de Noruega (52,6%). Le siguió Argelia con el 19,4%, por delante de Rusia con el 11,1%.
Se espera que la Unión Europea concrete su avance sobre el porcentaje de la participación energética por parte de Rusia e impulse mayores contratos con los proveedores existentes, que emergen como los principales candidatos.

Australia podría ser una alternativa a tener en cuenta, a raíz del crecimiento como uno de los principales exportadores de GNL y su confiabilidad como proveedor a distintos países de Asia como China, Japón, Corea del Sur y Taiwán.
Queda descartado que el bloque europeo se asocie con Estados como Irán y China, también con un rol importante en el mercado global de gas, aunque vinculados estratégicamente a Moscú y sus esfuerzos de guerra en Ucrania.
Con el acuerdo aprobado, la Unión Europea se encamina a un escenario desafiante, donde dependerá de las decisiones estratégicas de sus líderes para sustituir el gas ruso antes de noviembre de 2027 y garantizar el abastecimiento energético, especialmente en países importadores como Austria, Bélgica, Francia, Eslovaquia, España y Hungría.




