Científicos de China comenzaron a trabajar en lo que sería el próximo gran invento del futuro: las baterías cuánticas. Las mismas prometen una revolución en el almacenamiento de energía y el gigante asiático se posiciona como líder de este sector. Las baterías, aun en fase experimental, podrían transformar rubros como la movilidad eléctrica, la exploración espacial y la electrónica de consumo.
A diferencia de las baterías tradicionales, que almacenan energía mediante reacciones químicas, el nuevo desarrollo chino utiliza principios de la mecánica cuántica, como la superposición y el entrelazamiento, para almacenar y liberar energía eficientemente. Esto permite tiempos de carga ultrarrápidos y una mayor densidad energética.
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Energía: cómo funcionan las baterías cuánticas
Investigadores chinos, liderados por el profesor Jun-Hong An de la Universidad de Lanzhou, desarrollaron una batería cuántica que se carga de forma inalámbrica mediante una guía de “ondas”, eliminando la necesidad de contacto físico entre el cargador y la batería.

Además, la empresa china Betavolt comenzó la producción en masa de su batería nuclear, BV100, que, aunque no es una batería cuántica, utiliza tecnología avanzada para ofrecer una vida útil de hasta 50 años, sin necesidad de recarga ni mantenimiento. En este caso, la batería convierte la desintegración del isótopo níquel-63 en electricidad, utilizando semiconductores de diamante de cuarta generación.
Por otra parte, las baterías cuánticas podrían tener un impacto en distintas áreas. Los autos eléctricos podrían tener una reducción drástica de los tiempos de carga, permitiendo recargas en solo segundos. En la electrónica de consumo, se trataría de dispositivos más ligeros con mayor autonomía.
En misiones espaciales, las baterías cuánticas tendrían un suministro de energía eficiente y duradero en entornos extremos. Luego, en el campo de la medicina, habría una mejora en la fiabilidad y duración en dispositivos como el marcapasos.

Sin embargo, las baterías cuánticas tienen muchos desafíos a superar antes de convertirse en una realidad. De momento, no se encontró una solución a la sensibilidad de perturbaciones ambientales que pueden afectar la eficiencia de las mismas. Además, su diseño es complejo, por lo cual puede traducirse en un costo muy elevado de producción. También hay una necesidad creciente de avances tecnológicos para que este tipo de dispositivo sea escalable y comercializado.