La central nuclear Atucha I, una instalación pionera en toda América Latina, salió de servicio el 29 de septiembre de 2024. En los próximos 30 meses, se completarán los trabajos necesarios para su extensión de vida. Con esta parada programada, la operadora Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) cumple los compromisos asumidos ante la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), lo que permitirá prolongar la operación de esta infraestructura clave del sector energético por otros 20 años.
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En rigor, la licencia original de operación de Atucha I se completó en marzo de 2018, tras 32 años de operación a plena potencia. Sin embargo, una enmienda aprobada por la ARN permitió extender el funcionamiento de la central por cinco años adicionales, durante los cuales se inició la primera etapa de revisión de las instalaciones para preparar la parada prolongada de reacondicionamiento.

Una de las obras ejecutadas en ese período fue la construcción del edificio de almacenamiento en seco de los elementos combustibles (ASECQ-I), que se completó en agosto de 2022. En este edificio nuevo se instalaron 316 silos que permiten albergar 2844 elementos combustibles, tal como se denominan las barras de uranio natural que alimentan la central.
El diseño de la ingeniería conceptual de la planta estuvo a cargo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (OIEA), que sirvió de base para que la empresa Conuar produjera la ingeniería de detalle y la construcción de las unidades de almacenamiento y los silos.
Rumbo al segundo ciclo de vida de Atucha I
Durante la parada de reacondicionamiento de Atucha I, se realizarán las tareas de mantenimiento, inspecciones y mejoras de seguridad necesarias de cara al segundo ciclo de vida de la central. Entre los compromisos asumidos por NA-SA, se encuentran la actualización del sistema de protección del reactor, así como el sistema de filtros para prevenir accidentes por pérdida de refrigerante.

En otro orden, en octubre de 2023, NA-SA presentó a las autoridades del Ministerio del Ambiente de la provincia de Buenos Aires el estudio de impacto ambiental con miras a la extensión de vida de la central. Fue elaborado por el Instituto Nacional del Agua (INA), con la participación del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (Cedyat), que contaba con la experiencia del estudio de impacto ambiental para el nuevo ciclo de operación de la Central Nuclear Embalse en 2016.
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Por su parte, entre febrero y marzo de este año, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desarrolló una misión SALTO en Atucha I. Así se conoce, por su sigla en inglés, a la verificación in situ de las “condiciones de seguridad para la operación a largo plazo” de las centrales nucleares.

“El proyecto permitirá que Atucha I opere durante 20 años más, asegurando su aporte a la matriz energética nacional y promoviendo el desarrollo de capacidades técnicas que posicionen a Argentina en el mercado global de servicios nucleares”, afirmó el presidente de NA-SA, Alberto Lamagna.