La situación en Bahía Blanca es dramática. Las inundaciones fueron un evento climático trágico y sin precedentes, caracterizado por lluvias torrenciales. Cayeron más de 400 mm de agua en pocas horas, superando ampliamente los promedios mensuales históricos ya que es la cantidad que llueve en todo un año.
Las consecuencias vienen siendo devastadoras: múltiples víctimas fatales, con cifras que superan las 16 personas; numerosos desaparecidos, incluyendo menores de edad y
más de 1.300 evacuados. Con calles convertidas en ríos, viviendas y hospitales inundados, se interrumpieron los servicios básicos como transporte público, electricidad y agua potable y se suspendieron las clases. Estimaciones preliminares advierten que la reconstrucción de la ciudad demandará más de $400 mil millones.
Este evento puntual nos da pistas que el mundo cambió desde la última pandemia. Somos conscientes, y no hace falta ser un especialista en el tema, que una nueva amenaza puede volver a alterar la cotidianidad de la humanidad. La tendencia enciende todas las alarmas y requiere de medidas para disminuir los efectos colaterales, ya sea un incendio forestal, una crisis migratoria, una inundación o un conflicto entre Estados.
La necesidad urgente de un centro de prevención de conflictos reigonal
En este contexto, la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), en una de sus últimas publicaciones académicas, puso el foco en la necesidad de un centro de prevención de conflictos a nivel regional que podría funcionar como un órgano multilateral y que esté integrado por todos los Estados de la región. ¿Su finalidad?, procesar la información disponible, interactuar entre los organismos especializados y sugerir conductas.

Para el doctor y coronel (retirado) Daniel Esteban, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNDEF, un centro de prevención de conflictos se trata, en síntesis, de anticiparse de manera estratégica. Al ser consultado por DEF, el académico fue contundente: “Este centro es una medida superadora de confianza mutua”.
Seguridad cooperativa entre los Estados
En palabras de Esteban, a la hora de pensar en un posible centro de prevención de conflictos en la región, hay que tener en cuenta la diferencia entre la seguridad colectiva y la cooperativa.
- Te puede interesar: Fuerzas especiales en Atucha: así entrenan los militares para recuperar objetivos de valor estratégico
La colectiva nace con Pearl Harbor y plantea que en Sudamérica hay que adoptar una capacidad defensiva y organizada. Entonces, se crea la Junta Interamericana de Defensa y, posteriormente, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Sin embargo, la principal crítica es que este concepto demostró su ineficacia pues, de alguna manera, lleva a los países a actuar de forma conjunta luego de una amenaza.

En contrapunto, la seguridad cooperativa tiene otra dinámica: todos deberían aportar distintos elementos para actuar en caso de que exista una amenaza. “Cada una de las partes cede alguna posición e interés y se trabaja sobre niveles de medidas de confianza. Es decir, la seguridad cooperativa es un trabajo de consenso y de aportar elementos para tener una mejor reacción ante una amenaza”, detalló Esteban.
Según el también Veterano de Guerra de Malvinas, la base es la confianza mutua y la no competencia.
Prevención de conflictos: niveles de confianza entre Estados
Cuenta Esteban que las medidas de confianza entre Estados pueden ser tres. La primera se caracteriza por su no obligatoriedad y tiene una significación militar simbólica.

Una segunda medida, en cambio, es obligatoria y, además de suponer intercambios multilaterales, tiene un condicionamiento militar. Finalmente, la tercera se basa en los mecanismos de seguridad cooperativa y se trata de una instancia de trabajo previo sobre posibles crisis y amenazas y, en especial, de un gran compromiso entre las partes.
“La pretensión del continente sudamericano siempre fue crear una zona de paz. En este punto del planeta, la seguridad cooperativa no es tan compleja de elaborar porque no tenemos conflictos. Y, consecuentemente, eso atrae inversiones y acelera los desarrollos. A eso se suma que tenemos materias primas y un clima aceptable”, agregó.
Obviamente, ante la consulta sobre problemáticas ya existentes, el académico fue contundente: “La elaboración de este centro supone atravesar los niveles de confianza hacia unos de cuarta o quinta generación. Esto es anticipación. Con esta organización se pueden prevenir los conflictos, que pueden ser económicos, territoriales, sanitarios o alimentarios, por ejemplo. Entonces, se preparan los planes y se espera que las partes estén dispuestas a aportar elementos. ¿Qué mayor nivel de confianza que decir que vamos a atender un determinado problema todos juntos?”, argumentó.

Anticipación estratégica frente a crisis
¿Cómo nos anticipamos a las futuras crisis?, “Con la voluntad de todas las partes. El modo de actuar de un centro de prevención de conflictos puede ser ejemplificado con los incendios. Si uno de los Estados integrantes atraviesa una crisis ígnea, un país puede colaborar con un avión hidrante y otro con brigadistas. Incluso, previamente, se pueden hacer ejercicios en esta materia. Entonces, cuando surge una problemática, hay estudios hechos, elaborados y ejercitados. Eso es la anticipación estratégica”, respondió Esteban.
Asimismo, el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNDEF, trajo al presente el conflicto con Chile en 1978 para imaginar cuánto dinero se hubiesen ahorrado ambos países al evitar la movilización de tropas a raíz de un trabajo previo realizado por un centro de las características que propone.

“En el centro todos aportan y evaluaron las posibilidades de conflicto. Además, se cumpliría con un mandato de las Naciones Unidas”, sostuvo, y aclaró: “Si queremos que esta zona sea de paz y de seguridad, entonces hay que diseñar un centro de prevención de conflictos”.
Globalización y democracia
En palabras de Daniel Esteban, hay dos tendencias mundiales que son claves a la hora de garantizar un centro de prevención de conflictos: la globalización y la democracia.
“El mundo es uno. Entonces, ante eso, ¿qué aconseja Naciones Unidas?, que se generen zonas seguras. Un mecanismo para lograr ese objetivo es un centro de prevención de conflictos con mecanismos de anticipación y preparación”, insistió, no sin antes recordar que debería estar integrado por diferentes especialistas, para evitar consecuencias como, por ejemplo, lo ocurrido en pandemia (oportunidad en la que se consultó a múltiples sanitaristas sobre las medidas a tomar, pero no a economistas para evaluar el impacto que tendrían en la sociedad). Esos expertos son fundamentales a la hora de formular medidas o neutralizar el conflicto.
Según Esteban, la multidisciplinariedad y la interagencialidad son dos características que debería considerar la elaboración de un centro de estas características. En cuanto a los actores, subrayó que están vinculados a la coyuntura y características de las problemáticas de la zona sobre la que opere. En Sudamérica, ejemplificó, puede estar integrado por especialistas en derecho internacional; diplomacia; defensa; seguridad; ingenierías química, petrolera, nuclear, civil (por las represas que existen en el continente) e informática; sanidad; y en materia aeroespacial, ya que uno de los grandes problemas para el futuro puede venir de la mano de la chatarra espacial.

“Es un avance de la humanidad”
¿Cómo debería actuar un centro de prevención ante una crisis? “Monitoreo de la evolución, reanudación del ciclo y, posteriormente, redacción y difusión de un informe con las lecciones aprendidas. Es un avance de la humanidad y, de hecho, ésta puede avanzar hacia una medida de confianza mutua dentro de la seguridad cooperativa. Podemos utilizar todos los talentos y expertos en beneficio de todos”, respondió.
Asimismo, y sobre las amenazas que sufre la región, no evitó hablar del combate al narcotráfico: “Es fundamental ponerse de acuerdo. Por ejemplo, no es lógico que un país tenga ley de derribo y otro no, porque el narco va estudiando eso, entonces saben dónde descargar. Por eso, si estamos decididos a combatirlo para ser una zona segura, hay que avanzar en un sistema defensivo coordinado y consensuado”.
¿Puede ser costoso un centro de estas características?, por supuesto. Pero, en palabras de Esteban, son más caros los conflictos armados o las crisis posteriores a una inundación. “Es adelantarse a una problemática, como uno suele hacer en su hogar o con el vehículo”, comentó.

Centro de prevención de conflictos: ahorro de vidas, bienes y divisas
En cuanto a los posibles conflictos bélicos, el coronel retirado del Ejército advirtió que este centro puede trabajar sobre los intereses que se superponen entre los Estados. Básicamente, ese es uno de los diferenciales que podría tener con organizaciones como la ONU, que actúan cuando ya existe una problemática entre dos países: “La Organización de las Naciones Unidas puede hacer peacekeeping, peace enforcement o peacemaking; no es un trabajo preventivo. Con este centro, los Estados pueden estar tranquilos que, si hay una crisis, se resuelve. Es decir, si existe un incendio, un país no tiene que salir a buscar aviones hidratantes o brigadistas, sino que las fuerzas necesarias ya están preparadas”.
En síntesis, un centro de prevención de conflictos permitiría el ahorro de vidas, bienes y divisas. “Primero hay que trabajar con los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa para pensar la estructura que pueda servir de base para el Centro y ver qué están dispuestos a aportar los Estados integrantes”, finalizó.