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Pensar la defensa

Toda iniciativa en materia de Defensa debe ser diseรฑada, coordinada y conducida desde el mรกs alto nivel polรญtico. Si el paรญs tiene objetivos que alcanzar, debe haber polรญticas. Si hay polรญticas, debe haber estrategias para llegar a esos objetivos. Si hay estrategias, debe haber planes elaborados por profesionales.ย Escribe Horacio Sรกnchez Mariรฑo

ejercito

Al conocerse los resultados de las elecciones norteamericanas, nos recuerda Lluis Bassets, Angela Merkel subrayรณ la base de los vรญnculos de la Alianza Atlรกntica: โ€œAlemania y Estados Unidos estรกn conectados por los valores de la democracia, la libertad, el respeto de la ley y la dignidad de los seres humanos, con independencia del origen, color de la piel, religiรณn, gรฉnero, orientaciรณn sexual o posiciones polรญticas y yo ofrezco al prรณximo presidente la mรกs estrecha cooperaciรณn en base a estos valoresโ€. Sin embargo, Donald Trump no parece compartir la simpatรญa de Obama por la canciller alemana. Ademรกs, los movimientos del Reino Unido hacia un Brexit brusco y taxativo, amenazan con debilitar la seguridad colectiva, entre otras cosas. Con un apoyo explรญcito del presidente Trump a la polรญtica britรกnica, todo parece indicar que la Uniรณn Europea tendrรก menos sustento. Asรญ tambiรฉn, estos movimientos permiten pensar en un fortalecimiento del vรญnculo estadounidense con sus primos britรกnicos. Alguna vez se hablรณ de un imperio estadounidense-britรกnico, algo asรญ como el imperio austro-hรบngaro que, a fines del siglo XIX, era llamado la “doble monarquรญa”. Si esta doble democracia que siempre privilegiรณ su โ€œrelaciรณn especialโ€ avanza hacia posiciones mรกs autรณnomas, la situaciรณn cambiarรก cualitativamente.

Escribo desde Edimburgo, luego de un fin de semana con amigos argentinos y britรกnicos en Knutsford, la Inglaterra profunda. Todos ellos estรกn muy preocupados. Mi anfitriรณn inglรฉs, un hombre culto e informado cuya familia llegรณ a la Argentina en 1860 y con dolor debiรณ dejar el paรญs en 2001, no oculta sus temores. Tiene una fรกbrica de plรกsticos y en lo personal el Brexit le permite algรบn optimismo para sus intereses comerciales, pero teme por la situaciรณn mundial. Ante mi remanido comentario sobre la ausencia de lรญderes en el mundo, este graduado en la Universidad de Edimburgo sonrรญe y con ironรญa recuerda que hay dos lรญderes destacados, Vladimir Putin y Xi Xinping. Uno proviene del espionaje soviรฉtico y otro es hijo de uno de los fundadores de la China moderna.

Los diarios no son mรกs tanquilizadores. Niall Ferguson, un historiador del Imperio Britรกnico y de los Estados Unidos expone en pรกgina central del Sunday Times, la complejidad del momento, sin ocultar su recelo hacia las nuevas autoridades. Lluis Bassets enumera los peligros que atraviesa Europa: primero, la crisis financiera, luego, la anexiรณn de Crimea por Rusia. A continuaciรณn, la crisis de los refugiados que no sรณlo impuso extraordinarios esfuerzos sino que destruyรณ la polรญtica de inmigraciรณn y los acuerdos de Schengen. El Brexit, dice Bassets, hace que โ€œla fรกbrica de paz, prosperidad y estabilidad que era la Uniรณn Europea, en vez de ensancharse, se encoja.โ€ Remarca, tambiรฉn, que con la salida del Reino Unidos se va de la poblaciรณn y el 18% del PBI, se desprende un arsenal nuclear importante y se separa un paรญs con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. No es poco.

Algunos de nuestros especialistas locales de relaciones internacionales no dan mayor crรฉdito a la influencia de estos cambios sobre Amรฉrica del Sur. En nuestra condiciรณn de soldados, sin embargo, tenemos la obligaciรณn de reflexionar sobre posibles peligros. Los desafรญos del paรญs son globales, hay competencia abierta entre las grandes potencias en este trรกnsito desde la unipolaridad hacia algo que no conocemos. La guerra en Medio Oriente se generaliza, las mayores potencias militares incrementan los ataques aรฉreos, aunque apenas se agitan en los foros de negociaciรณn de paz. El รfrica se incendia paulatinamente; la primavera รกrabe se convirtiรณ en un invierno glacial, mientras el cambio climรกtico y sus consecuencias sociales emergen amenazantes, entre ellas mรกs guerra. El comercio y el poder se mueven hacia el Lejano Oriente y el ocรฉano Pacรญfico estรก surcado por flotas de guerra. Como un volcรกn, las elecciones estadounidenses pusieron en evidencia las erupciones cibernรฉticas. En nuestro medio, las organizaciones criminales salen a la luz, tanto en la violencia en barrios contiguos a la Casa Rosada como en los expedientes judiciales que corroboran informaciones periodรญsticas de los รบltimos aรฑos. La polรญtica pasรณ a las pรกginas policiales. No son nuevas amenazas, son compendios de la realidad que exhiben lo cerca que estuvimos de sucumbir al poder narco. Es una รฉpoca de cambios y la Defensa no puede soslayarse en ningรบn anรกlisis.

TRANSFORMACIร“N DE LA DEFENSA

En tiempo de peligro, no quedan dudas, hay que transformar el sistema de defensa. Las aรฑejas fรณrmulas no resuelven la situaciรณn, sirven para navegar la coyuntura, pero la situaciรณn impone una mirada integral. Toda iniciativa en materia de defensa debe ser diseรฑada, coordinada y conducida desde el mรกs alto nivel polรญtico. Navegando la globalizaciรณn en medio de los icebergs estratรฉgicos y geopolรญticos, la defensa debe tener un enfoque global, multidisciplinario e interagencial. Se sabe que en el sistema de defensa actรบan mรบltiples actores, cada uno con sus particularidades y, en el caso de los ministerios y secretarรญas, con sus propias culturas. Es una รฉpoca donde los parรกmetros han cambiado cualitativamente, los problemas son nuevos y hay que encontrar soluciones nuevas. Si el paรญs tiene objetivos que alcanzar, debe haber polรญticas. Si hay polรญticas, debe haber estrategias para llegar a esos objetivos. Si hay estrategias, debe haber planes elaborados por profesionales.

El gobierno debe, ademรกs de coordinar el empleo de los medios estatales, lograr la colaboraciรณn de las entidades privadas. Sin embargo, ninguna ONG puede dictar el modo en que se conduce la defensa. Estas organizaciones habitualmente son financiadas por organismos multinacionales cuyos intereses no siempre coinciden con los del paรญs. La defensa y la seguridad estรกn separadas por ley en Argentina. Por algo se hizo asรญ, aunque sospecho que no por las razones que algunos interesados sostienen. Lo cierto es que el marco normativo se ha mantenido en el tiempo, aunque en la รบltima dรฉcada se introdujeron subterfugios para satisfacciรณn de aquellos interesados. El resultado no ha sido bueno, el sistema estรก al borde del colapso y no responde a los problemas estratรฉgicos del paรญs. Es necesaria una transformaciรณn del sistema de defensa. Esta debe ser liderada por el mรกximo nivel de la conducciรณn polรญtica y debe ser encarada con la profesionalidad que semejante empresa exige. Para cualquier transformaciรณn, lo primero que hay que preguntarse es cuรกles son los problemas que la defensa debe enfrentar. Esto exige un anรกlisis donde toda la clase polรญtica debe intervenir. ยฟNos preocupan seriamente los problemas? Si la respuesta es afirmativa, desde el mรกximo poder del Estado debe partir la iniciativa de transformar el sistema.

Como todo cambio importante, habrรก quienes se oponen. Nada positivo puede esperarse de los sectores anti castrenses. Estos prefieren que no haya sistema de defensa antes que fortalecer a los militares. La ideologรญa, pero fundamentalmente el temor guรญa sus acciones. Los intelectuales mรกs sensatos tienen la obligaciรณn de razonar apoyรกndose en conocimientos ciertos. Quienes dicen opinar afirmados en el conocimiento cientรญfico deben recordar que รฉste deriva de los hechos. Algunos enunciados observacionales que se emiten sobre la defensa parecen sustentados en fenรณmenos extemporรกneos. En Alemania, Suecia, Noruega o Espaรฑa hay contingencias diferentes a las de aquรญ. Debemos pensar en nuestros problemas observando los hechos de aquรญ. Aquellos estudiosos de las relaciones internacionales preocupados por los militares deben considerar que en la base de su disciplina estรก la importancia de ese poder en la vida de los Estados. Esa disciplina naciรณ para comprender la guerra y mรกs aรบn, para evitarla. Ningรบn paรญs prescinde de un sistema de defensa, menos aรบn en tiempos de alta incertidumbre como los actuales.

SOLUCIONES INNOVADORAS

Los funcionarios del rรฉgimen anterior, antes de emitir un dictum sobre los riesgos de la defensa actual deben analizar las causas de su fracaso, especialmente en esta รกrea, donde los resultados fueron catastrรณficos. Entre ellos hay jรณvenes entusiastas que opinan sobre un tema tan especializado sin siquiera conocer su objeto de estudio. No es suficiente con algรบn curso en los Estados Unidos o la lectura de papers, es necesario que alguna vez tomen contacto con los soldados, que caminen con una patrulla o naveguen en un barco de guerra, que se sumerjan en ese mundo tan particular para saber sobre quรฉ hablan. Muchos civiles transitaron por el Ministerio de Defensa en la รบltima administraciรณn, pero sus tareas se limitaron a controlar que nada saliera del cauce de una ideologรญa que, paradรณjicamente, nunca fue enunciada. Se la descubre a travรฉs de acciones de absurda denegaciรณn de cualquier realidad que estuviera fuera de un catecismo nunca publicado. Las tropas que iban a Haitรญ, por ejemplo, tenรญan prohibido entrenarse en combate en localidades y un funcionario a cargo de las operaciones de paz llegรณ a publicar que podรญan existir situaciones โ€œno esperadasโ€, lavรกndose las manos. La resoluciรณn de esas situaciones estaba a cargo de los jefes militares en la isla y, si algo pasaba, era su responsabilidad. Esto es exactamente lo opuesto de la doctrina democrรกtica, los polรญticos son responsables de las operaciones militares.

Lamentablemente nunca sabremos que pensaban esos polรญticos sobre el sistema de defensa; nunca lo hicieron pรบblico. Siguiendo la vieja boutade, no tuvimos las viejas respuestas, cambiaron las preguntas y estaba prohibido buscar las nuevas. Lo รบnico de lo que se hablรณ hasta el cansancio fue del control civil de las fuerzas armadas. Este es un principio clave para el funcionamiento de la democracia y desde esta columna advertimos cuando en los รบltimos aรฑos se produjo una alteraciรณn y se negociรณ autonomรญa militar a cambio de adscripciรณn al proyecto nacional y popular. Lamentablemente, ninguna de aquellas voces se alzรณ para condenarlo. La democracia es un sistema muy vulnerable y es la primera obligaciรณn de la clase polรญtica defenderla. Entonces, el control civil de las Fuerzas Armadas debe garantizar que los militares no puedan condicionar a las autoridades elegidas por el voto.

Hubo excepciones honrosas en la dรฉcada pasada, como el estudio de un equipo de antropรณlogos ordenado por el gobierno que realizรณ un trabajo de campo durante meses en los cuarteles militares.ย Lamentablemente se prohibiรณ la publicaciรณn de los resultados, pero se conoce que muchos de los temores sobre los soldados, marinos y aviadores eran infundados. Otros antropรณlogos impulsados por sus intereses acadรฉmicos investigaron a los militares. Con sus cargas ideolรณgicas โ€“todos las tenemosโ€“ y sus compromisos polรญticos, estos investigadores llegaron a conclusiones que no debieran preocupar a la sociedad. Sobre esta base podemos pensar en una transformaciรณn. Los jรณvenes militares forman parte del paรญs del futuro; hay una energรญa y vitalidad increรญbles en esta juventud cuyos valores aluden al servicio y compromiso con sus compatriotas. Esta transformaciรณn ayudarรก a impulsar el desarrollo del paรญs y fortalecerรก los recursos nacionales a largo plazo. Donde estoy, tradiciones de siglos se preservan. Reflexiono sobre las nuestras y me pregunto quรฉ pasarรก dentro de cien aรฑos. Seguramente, algunos hombres de hoy serรกn bien recordados; otros nominarรกn solo alguna calle polvorienta del sur del paรญs; la mayorรญa seremos olvidados. De lo que estoy seguro es que de si aรบn existe la Repรบblica Argentina, en todos los cuarteles del paรญs, a las ocho de la maรฑana, se izarรก el pabellรณn nacional entonando la canciรณn Aurora.

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