El próximo 2 de abril se cumplirá un nuevo aniversario de aquella gran gesta que convirtió a nuestros valientes soldados en futuros veteranos de la Guerra de Malvinas.
No habrá grandes desfiles, solo una conmemoración oficial -y otras tantas- en distintos puntos del país, como ya es costumbre. Quizá, alguien pueda pensar que eso le baja el precio a esa fecha tan cara para el sentir nacional. Sin embargo, en la vereda opuesta, estamos quienes pensamos que lo trascendente es mantener la memoria activa, sin que nos importe la concurrencia masiva de personas a un evento determinado.
Después de todo, más de cuatro décadas transcurrieron desde aquella recuperación de las Islas Malvinas, en 1982. Aún, ciertas heridas permanecen intactas para los combatientes y muchas familias argentinas que vivieron la guerra de cerca. Luego, los recuerdos y, por qué no, algunos fantasmas del pasado que vuelven a repetirse en cada aniversario.
¿Quién nos habla aquí de olvido, de renuncia o de perdón?
Considero que malvinizar a nuestra sociedad es un trabajo de todos los días; silencioso pero persistente. Entonces, no resulta casual encontrar cartelería a lo largo de las rutas argentinas que nos recuerden que “Las Malvinas son argentinas”; o que un partido de la provincia de Buenos Aires, o un sinnúmero de estadios deportivos, lleven el nombre de la perdida perla austral. Entonces, ¿quién nos habla aquí de olvido, de renuncia o de perdón?

Para quienes no hemos tenido esa experiencia única y extrema que es sobrevivir a un conflicto armado, ese largo lapso -que separa el fin del conflicto hasta nuestros días- podría significar toda una vida. Pero para ellos, héroes de la guerra de Malvinas, me animo a pensar que el tiempo transcurrido fue breve: siguen sintiéndose jóvenes, aunque el color de sus cabellos refleje lo contrario.
Los héroes que dejaron de ser invisibles
Con el correr de los años, algunos abrieron sus corazones atreviéndose a compartir sus historias, ricas en valor y abnegación. Algunas de ellas con final feliz y otras, por el contrario, con el amargo sabor de la pérdida de un amigo, un subordinado, o un superior. En definitiva, un camarada.
Con una fuerza inclaudicable -la misma que demostraron durante los arduos combates de Monte Longdon, Dos Hermanas, Harriet, San Carlos, Tumbledown, Kent, Darwin, Pradera del Ganso y, el final, en Puerto Argentino– rompieron ese halo desmalvinizante en el cual se vieron inmersos a partir de finalizada la guerra. Dieron la cara. Pues el cuerpo y el alma ya lo habían jugado en el campo de combate.

Esos héroes tampoco necesitaron marchas contra ninguna autoridad constituida para hacerse escuchar ni apelaron a la violencia para ser tenidos en cuenta. Solo lo hicieron recorriendo escuelas y organizando charlas. Es decir, educaron y siguen haciéndolo con el ejemplo. Se hicieron visibles.
Con ello, dejaron atrás la rebeldía innata que caracterizó a aquellos jóvenes, dando paso al ser sabio y reflexivo, el que sin duda se supo moldear en esa gran aula que es la experiencia de vida.
Donde camina un Veterano de Malvinas queda una huella eterna
Nuestros queridos Veteranos de Guerra caminan entre nosotros. Pero, ¿cómo reconocerlos?
Sobre aquel andar de nuestros héroes, un viejo jefe militar: “donde camina un Veterano no crece más el pasto”. Es la dirección de la huella que dejan la que marca el derrotero a seguir.
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Malvinas está y seguirá estando siempre como faro en ese extremo austral de nuestro Sur, pero profundamente cerca cuando esa distancia atraviesa el prisma de las emociones.
Estas palabras también son un tributo a la memoria del coronel, y Veterano de la Guerra de Malvinas, Gabriel Bao, fallecido el martes 19 de marzo pasado. Él, sin duda, estará sobrevolando su primer destino en Comodoro Rivadavia, en el Regimiento de Infantería 8, con el que participó de la gesta de Malvinas. Seguramente también lo hará sobre las playas de Bahía Fox, en las Islas, y sobre los cuarteles del Ejército en La Pampa, Formosa, Campo de Mayo y Palermo, lugares donde prestó servicio durante su vida de soldado en actividad. En este, su último combate, sus camaradas y sus conciudadanos le estaremos agradecidos por su servicio a la Patria.