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Listos para volar el F-16: ¿por qué es tan difícil convertirse en piloto de caza de la Fuerza Aérea Argentina?

DEF visitó la IVta Brigada Aérea, en la provincia de Mendoza, para conocer en detalle la exigente formación que reciben los pilotos de caza argentinos, un cuerpo de élite que, con un pasado legendario, se prepara para operar los F-16.

DEF visitó y recorrió la IVta Brigada Aérea, donde funciona la Escuela de Caza de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), centro neurálgico para los pilotos que operan los sistemas Pampa, A-4 y, en un futuro cercano, los F-16

Cabe destacar que, quizá reforzado por la película Top Gun, existe el mito popular de que solo los mejores pueden acceder a volar las más costosas y complejas aeronaves de un Estado. Pero, ¿eso es cierto? Para comprobarlo, este medio dialogó con los protagonistas del riguroso curso de Estandarización de Procedimientos para Aviador de Caza (CEPAC), capacitación que tienen que aprobar los pilotos para poder volar ese tipo de aviones. 

Sin duda, en este lugar se respira épica guerrera. Primero, la Brigada está emplazada en la localidad de El Plumerillo, al pie de la Cordillera de los Andes. Donde el general San Martín preparó a su ejército para protagonizar la histórica proeza americana.

165 años después de aquella campaña, el destino quiso que, nuevamente, los héroes lleven el sello de aquel lugar. Esta vez, se trató de un grupo de bravos pilotos que, dispuestos a todo, arriesgaron sus vidas en defensa de la soberanía en las Islas Malvinas. Sin embargo, tras haber protagonizado ataques aéreos memorables, solo unos pocos pudieron sobrevivir. 

Aún hoy, a casi 43 años de la Guerra, sus historias resuenan en los pasillos de la Brigada. Esos relatos conviven con los de aquellos que, en la década del 60, fueron los pioneros de este cuerpo de élite que marcó el rumbo de la Fuerza Aérea. 

Por mérito, ¿los pilotos de caza son los mejores de la Fuerza Aérea Argentina? (Foto: Fernando Calzada)

“Trabajamos con jóvenes que van a ocupar lugares determinantes para la patria”

En diálogo con el comodoro Ariel Ambrogi, oficial a cargo de la IVta Brigada Aérea, DEF pudo saber que esta Unidad de la Fuerza cuenta con dos escuadrones: el Pampa (donde se realiza el curso de la Escuela de Caza) y el Lama. Este último es el responsable de los helicópteros (Lama y  Bell 407) que llevan adelante la tarea de búsqueda y rescate en la alta montaña. 

“Por supuesto, hay más gente que trabaja para esto y que conforman el Grupo Técnico y el Grupo Base. El primero se encarga de sostener esta actividad, el segundo de la logística”, contó. 

A diario, un grupo de instructores se prepara para pasar la jornada junto a los cursantes (Foto: Fernando Calzada)

Sobre el pasado glorioso, Ambrogi fue contundente: “El ejemplo de nuestros ocho héroes caídos del escuadrón A4-C y de muchos Veteranos de Guerra que regresaron, cultiva el espíritu de nuestros jóvenes y futuros pilotos de caza”. 

Además, Ambrogi no evitó compartir su sentimiento sobre la inminente llegada de los aviones caza F-16. “Lo vivo con gran orgullo y estoy agradecido de estar en este momento de quiebre con el salto tecnológico que significa la incorporación de este nuevo sistema de armas. Y, al vivirlo desde la cuna de los aviadores de caza, se hace más relevante. La responsabilidad es muy alta porque trabajamos con gente joven que va a ocupar unos lugares determinantes para nuestra querida patria”, confesó. 

Con la llegada del F-16, el Pampa no pierde vigencia

El sistema que se vuela en el marco de la Escuela de Caza es el IA 63 Pampa II. Aunque, no descartan que, en un futuro, se comiencen a utilizar los Pampa III

Este año la Brigada incorporó un moderno simulador de Pampa III (Foto: Fernando Calzada)

¿A qué se debería este cambio?, con la incorporación de los F-16 la VIta Brigada Aérea de Tandil podría dejar de operar momentáneamente (en virtud de los trabajos que se deben realizar). En consecuencia, los Pampa III que operan desde ahí serán redistribuidos e irán a Mendoza y a Río Gallegos.

Para los efectivos de la Escuela, el IA 63 Pampa II, de producción nacional y fabricado por la Fábrica Argentina de Aviones (FADEA), es ideal para la instrucción. De hecho, nació bajo ese concepto: “Lo beneficia su capacidad biplaza: en el puesto trasero se ubica el alumno y, detrás, el instructor. Tiene doble comando. Todo está duplicado para que el instructor pueda mostrar las maniobras y solucionar cualquier problema. También tiene capacidad para realizar las maniobras necesarias en la formación de un piloto de caza y disponer del armamento necesario en el proceso básico de instrucción”.

Además, este avión cuenta con tecnología y motores más modernos y avanzados que los que poseen los A-4: están optimizados para consumir menos y tener más empuje. Por ejemplo, tienen el doble de empuje de un motor de un Mirage (aunque, en este caso, con un consumo similar). También tiene un sistema logístico aceitado y dinámico.

El curso para los pilotos de aviación de caza se divide en dos partes: la teórica y la aérea (Foto: Fernando Calzada)

El detalle: para complementar el vuelo y la capacitación, este año la IVta Brigada sumó un moderno simulador de Pampa único en su tipo y fabricado por FADEA.

El circuito de un futuro piloto de caza

Para que un ciudadano pueda convertirse en piloto de caza debe ingresar a la Escuela de Aviación Militar, ubicada en la provincia de Córdoba. Una vez que lo logran, deben cursar y aprobar una licenciatura de cuatro años: con ello se convierten en oficiales de la Fuerza Aérea Argentina.

Ahora, la aviación de caza no es para todos y exige las más altas calificaciones en la Escuela. En diálogo con DEF, el Vicecomodoro Germán Esteban Sosa, jefe del Escuadrón I IA63 Pampa II e instructor de la Escuela de Caza, contó que quienes son parte del curso fueron seleccionados tras un riguroso proceso que se inicia en el instituto de formación militar: recién en el egreso, y tras haber aprobado un curso, pueden recibir las “alas de aviador militar” que los habilitan a especializarse en aviación de transporte, caza o helicóptero. 

“De acuerdo a sus preferencias y selección, son enviados a realizar el curso de aviador de caza en la IVta Brigada Aérea”, detalló, y agregó: “El curso dura un año e implica 100 horas de vuelo. Inicia a principios de año, en enero. Primero tienen una parte teórica, en las que se los introduce en los materiales, los sistemas del avión, los procedimientos normales y de emergencia, y el pilotaje. Ellos ya son aviadores, así que se los adapta al Pampa para recibir el curso”. 

Con esos exámenes aprobados, continúan con la parte aérea. “Cada uno tiene que ir cumpliendo distintas exigencias e inspecciones para pasar a la parte de pilotaje, instrumental, formación, combate aire dos vs. uno y uno vs. uno, tiro, bombardeo y navegaciones tácticas”, indicó Sosa. 

Las materias que forman parte del curso ponen el foco en aspectos teóricos y en otros relativos al sistema de armas que vuelan, como la parte hidráulica, los instrumentos y los sistemas, y los procedimientos. 

La vestimenta que llevan los pilotos de caza se adapta a las necesidades que requiere ese tipo de vuelo (Foto: Fernando Calzada)

“La idea es que todos los días puedan volar hasta alcanzar las 100 horas. Para eso buscamos despegar a las 8, así que dos horas antes nos reunimos para hacer el briefing. Terminamos las actividades a las seis de la tarde aproximadamente”, contó Sosa. Para poder cumplir con los objetivos, hay un grupo de siete instructores para orientar a cada alumno: “No deja de ser un equipo. En caso de conflicto, nos debemos la vida a otro. En cualquier situación compleja o de emergencia el que te va a salvar es quien está volando con vos”. 

¿Cómo es el nivel de competitividad?, “Alto, pero sano”, resumieron desde la Brigada. 

“Tiene muchas exigencias intelectuales, pero también muchas físicas”

Para Sosa, un oficial que ya tiene 25 años en la Fuerza Aérea, el poder llegar a ser instructor es una manera de devolver a la institución y al país la formación que recibió: “El sueño de poder ser piloto de caza lo tengo desde chico y poder transmitir los conocimientos que adquirí en este tiempo a las distintas generaciones es un orgullo muy grande. Además, es la satisfacción del servicio que se le brinda a la defensa de la patria y a quienes van a continuar con este proceso”. 

El Pampa junto al helicóptero Lama, los sistemas de armas que opera la IVta Brigada Aérea (Foto: Fernando Calzada)

Por su parte, el comodoro Adrián Gustavo Del Río, jefe del Grupo 4 de Caza, comentó que los instructores tienen un papel fundamental. “Son la variable indiscutible”, insistió. Para el oficial, ellos transmiten no solo los conocimientos, sino también el entusiasmo y la pasión. “Entramos a las 6 de la mañana y nos vamos a las 7 de la tarde. El instructor tiene que estar con el alumno al menos cuatro horas: en el briefing, durante el vuelo y en el debriefing posterior. Además, cada instructor puede tener dos o tres turnos diarios. En el 95% de los vuelos los cursantes están acompañados por el instructor”, dijo. 

Un aspecto clave es que, gracias a la tecnología, todo lo realizado en el vuelo queda registrado en la aeronave. Tras un vuelo o un tiro esa información se descarga y es analizada en tierra, tanto por el instructor como por el cursante. 

¿Qué es lo más difícil para el cursante? “Uno va al avión a poner en práctica lo que aprendió en tierra. Tiene muchas exigencias intelectuales, pero también físicas. Incluso, al soportar la fuerza-G hasta puede descomponerse. Por eso, si bien el equipo ayuda, tienen que saber cuáles son las maniobras de resistencia. Básicamente, en esos casos la sangre desciende hacia los pies. Al piloto se le nubla la vista y está próximo a desmayarse. Hay que anticiparse, hacer fuerza con los músculos. Por eso es fundamental el trabajo con el instructor”, respondieron. 

Toda la información recolectada durante los vuelos se descarga para el posterior análisis del instructor y del cursante (Foto: Fernando Calzada)

Un dato clave: los relojes digitales de muchos de los cursantes muestran que, en cada vuelo, queman hasta 500 calorías. La exigencia física es tal que un médico de la unidad les hace el seguimiento.

La mirada sobre el curso de un futuro piloto de F-16

El alférez Marcos Verón tiene 25 años, es oriundo de la localidad bonaerense de Necochea y es uno de los oficiales que en este momento realiza el curso de aviador de caza. Fue a raíz de los héroes de Malvinas, es un gran honor y respeto estar desarrollando mis actividades acá, donde se formaron ellos también”, confesó.

Sobre los duros filtros que tuvo que atravesar para llegar a esta instancia, Verón contó que, de un grupo de 13 aviadores militares de su promoción, solo seis pudieron ir a Mendoza para hacer el curso de caza. 

La IVta Brigada Aérea, cuna de la aviación de caza argentina (Foto: Fernando Calzada)

“El CEPAC es un curso muy exigente. Demanda tiempo, esfuerzo y sacrificios. Todos los que estamos destinados no somos de Mendoza, así que dejar a la familia y hacer un curso de este tipo es un desafío. Las expectativas están al máximo”, relató, y fue concluyente: “Ahora que se dio la compra de los F-16 es un desafío para todos nosotros y para la Fuerza Aérea íntegramente. Los esperamos con ansias”. 

“La Fuerza Aérea es literalmente mi hogar. Vivo acá, como acá y vuelo acá. Todo lo que me ha formado me va a quedar para el resto de mi vida”, resumió.

Listos para operar en la guerra: ¿qué pasa cuando egresan?

“De acá salen los pilotos que pueden volar Pampa III, los futuros F-16 y los otros sistemas que podemos tener en las unidades de caza”, explicó Del Río, no sin antes detallar que la Escuela no solo cuenta con instructores nacionales y extranjeros (de Estados Unidos, por ejemplo) sino que también recibe cursantes de otras Fuerzas, como la Armada, y de otros países, como  el caso de Uruguay: “El curso es acorde a las capacidades que necesitamos”.

“Todo lo que me ha formado me va a quedar para el resto de mi vida”, resumió el alférez Marcos Verón (Foto: Fernando Calzada)

En síntesis: aquellos que egresan del curso que se dicta en Mendoza pasan a ser efectivos operativos y son trasladados a las unidades de caza, donde los pilotos recibirán otras misiones. “Están en condiciones para actuar en caso de conflicto”, contó. 

“No todos van a poder egresar debido a que, por las exigencias, algunos quedan en el camino. Pero quienes lo logran son los mejores de la Escuela. Mejores, en el sentido que tiene que ver con nuestro lema, enfocado en cumplir con la misión de la mejor manera: “Ser más”

La aviación de caza es la esencia de una fuerza aérea, pues es la que va a combatir. Para eso estamos: nos preparamos para algo que no queremos que ocurra, pero, si mañana sucede, estamos listos. Entonces, acá nos dedicamos a la formación del piloto. Luego, si tenemos un F-16, Pucará, Tucano, Pampa III o A4-AR, exprimiremos al máximo esa capacidad tecnológica”, reflexionó el jefe del Grupo 4. 

Cazabombarderos e interceptores

Una vez que finalizan esta etapa, los oficiales se subespecializan: están quienes se dedican a lanzar bombas con los cazabombarderos (la guerra contra un objetivo terrestre o naval) y aquellos que operan las aeronaves interceptoras, básicamente para el combate en el aire, un avión contra otro. “El piloto tiene que saber todo eso: defenderse de una aeronave y atacar el objetivo que le fue asignado”, sintetizó Del Río.

El slogan de la Brigada tiene un anclaje en los más altos estándares: “No hay quien pueda” (Foto: Fernando Calzada)

¿Qué pasa si a uno de los cursantes le va mal?, “Queda separado del curso, pero sigue siendo piloto, eso no se lo quita nadie. Normalmente se lo deriva para que haga las otras especialidades”, respondió Del Río. 

Por eso, el slogan de la Brigada tiene un anclaje en los más altos estándares: “No hay quien pueda”“Un piloto de caza es la punta de lanza de una fuerza armada. Nos dedicamos a destruir objetivos para cumplir la misión”, subrayó Del Río. 

¿El piloto de caza de una fuerza aérea tiene una personalidad particular?, “Son rasgos que hacen al vuelo: estás solo dentro de la aeronave y tenés que tomar decisiones, a mil kilómetros por hora, para cumplir la misión”, contestó. 

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