El 13 de noviembre, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) volvió a realizar un lanzamiento experimental en la localidad de Mar Chiquita, provincia de Buenos Aires. Al tratarse del despegue de un cohete sonda, su objetivo fue meramente científico y espacial. Ante esto, las autoridades presentes resaltaron la ambiciosa búsqueda por parte de la Fuerza para la exploración más allá de la troposfera.
- Te puede interesar: Una bomba inteligente, un cohete y un pod: los desarrollos más importantes de la Fuerza Aérea
Este hecho se convirtió en un hito para la Argentina, no solo por ser el segundo lanzamiento de un cohete sonda, con carga útil, sino por la historia del lugar en donde se realizó.
El Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (CELPA) vio su máximo esplendor en los años 70 y 80, pero luego quedó en desuso para este tipo de actividades. A partir de entonces, la reserva natural militar se convirtió en un campo de tiro. Recién en 2025 volvió a utilizarse para lanzamientos científicos, lo que evidencia la restauración de una capacidad clave.

Lanzamiento del cohete sonda MET 2-SO CRUX, una prueba clave para avanzar en la exploración espacial
Organizado por la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DGID), el despegue buscó calificar en vuelo un turbo motor en su segundo ciclo de utilización, es decir, comprobar en vuelo que un motor recuperado puede volver a funcionar correctamente. De esta manera, se siguió con el concepto de “lanzar y recuperar”, tarea que abarata los costos de manera significativa.
- Te puede interesar: La Fuerza Aérea Argentina en Malvinas: “No teníamos la mentalidad de la causa perdida”
Además, se verificaron parámetros técnicos, sistemas de telemetría, registros ópticos, trayectorias y la predicción del punto de recuperación. Luego, con ayuda de la Armada y Prefectura, se emprendió la misión del salvataje de las partes.
El ensayo se realizó meses después del exitoso lanzamiento del cohete Sonda Met I-SO “Escorpio”, en mayo, y permite continuar evaluando mejoras y ajustes en cada nueva prueba. Las cargas útiles incluyen sensores científicos que registran temperatura, presión, velocidad y aceleración, insumos clave para perfeccionar futuros desarrollos.
El director general de Investigación y Desarrollo, Alejandro Cristian Gitlin, destacó que este tipo de pruebas permite “ver qué mecanismos funcionan bien y dónde están las oportunidades de mejora”, y subrayó la importancia de la carga útil científica que transportan los cohetes.

Por su parte, el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier mayor Gustavo Javier Valverde, remarcó que incluso las pruebas que no completan la trayectoria prevista representan avances concretos en el desarrollo aeroespacial. “La carrera espacial es prueba, análisis y aprendizaje. Dimos un paso más respecto del lanzamiento de mayo”, subrayó.
Fuerza Aérea: cuáles son las diferencias entre el “CRUX” y el “Escorpio”
El ensayo del MET 2-SO “CRUX” marcó un avance significativo respecto del lanzamiento anterior del MET 1-SO “Escorpio”, concretado el 22 de mayo.
Mientras que Escorpio tuvo como meta principal validar la infraestructura, los procedimientos y la capacidad de realizar un lanzamiento controlado después de años sin actividad, el CRUX se centró en probar en vuelo un motor recuperado, algo clave para avanzar hacia la reutilización y la reducción de costos en futuros desarrollos.

Según explicó Gitlin, la principal diferencia es el nivel de madurez técnica. “En Escorpio verificamos que podíamos integrar, lanzar y seguir un cohete. En CRUX ya estamos viendo cómo se comportan los sistemas cuando empezamos a reutilizar componentes y a exigirlos más”, señaló. Esto, dijo, implicó incorporar una carga útil más completa y optimizar los sistemas de telemetría y registro óptico.
Además, el CRUX buscó medir con mayor precisión la predicción del punto de caída, un elemento central para futuros ensayos con mayor alcance.
Así, mientras Escorpio fue la primera validación técnica del sistema, el CRUX representó un avance al incorporar reutilización de componentes y mediciones más complejas, que permiten obtener información clave para los próximos ensayos.
Sin embargo, ambos lanzamientos se enmarcan dentro de un hecho histórico para la Fuerza Aérea: la reutilización de un espacio clave que, por muchos años, permaneció en desuso. El Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (CELPA) fue inaugurado en la década de 1960 como uno de los espacios centrales del programa espacial argentino durante el desarrollo de cohetes como el Castor, el Rigel y el Orión.
- Te puede interesar: La Fuerza Aérea Argentina vuela a la Antártida: por qué se vieron aviones militares en el cielo patagónico
Durante años funcionó como un centro de ensayos, integración y pruebas de vuelo, hasta que su actividad comenzó a disminuir en los años noventa, en paralelo con la desarticulación de proyectos nacionales ligados al sector aeroespacial. Desde entonces, el CELPA permaneció prácticamente inactivo por más de tres décadas, con instalaciones y capacidades que quedaron detenidas en el tiempo.
El regreso al predio de este tipo de lanzamientos no solo supone volver a utilizar un lugar histórico, sino también recuperar un espacio clave para el renovado programa espacial argentino.




