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Escuela de Aviación Militar, cuna de los futuros pilotos de F-16: ¿cómo es la carrera?

Los ciudadanos que quieren convertirse en pilotos militares y especializarse en una de las ramas de la Fuerza Aérea, deben pasar por uno de los institutos de formación más importantes de las FF. AA. en Córdoba. Los detalles de la carrera. 

Otro viernes en la Escuela de Aviación Militar (EAM), el emblemático instituto de formación de la Fuerza Aérea Argentina. El termómetro anticipa la llegada del verano y la brisa suave de las sierras hace flamear la imponente bandera argentina sobre la plaza de armas. En este punto, a 20 minutos de la capital cordobesa, los aviones de instrucción cruzan el cielo en vuelos constantes; en tierra, algunos cadetes asisten a clase, otros cumplen con rutinas de entrenamiento físico y militar y, quienes están próximos a graduarse, ultiman los detalles del viaje final que los llevará a recorrer distintos países. 

Es viernes, por lo tanto, también se preparan para salir, como se dice en la jerga castrense, “de franco”: estuvieron toda la semana estudiando y conviviendo bajo un régimen de internado (en el histórico edificio). En el ambiente se percibe algo más: expectativa ante los cambios que traerá la incorporación de los F-16. “Se modificaron las currículas”, cuentan muchas autoridades sobre la llegada de los aviones, también advierten que se triplicaron los interesados en ingresar al instituto. Además, los hombres y mujeres que decidieron hacer la carrera en la Escuela de Aviación Militar también están atravesados por una herencia: la de los héroes de la Guerra de Malvinas. Los futuros jefes de la institución conviven con esos relatos que marcan el rumbo del profesionalismo y compromiso con la Nación llevados a las máximas consecuencias. Para estos soldados “del aire”, en realidad, se trata del cumplimiento de un juramento que hicieron apenas empezaron a cursar el primer año de la Escuela: el defender la bandera hasta, si fuera necesario, dar la vida. 

Como todo militar, los cadetes de la EAM deben jurar la Bandera (Foto: Fernando Calzada)

No es un viernes cualquiera: en esta ocasión, allí también están presentes los brigadieres de la Fuerza que pasan a retiro, un recambio natural que marca el traspaso generacional. El acto se hace en un punto emblemático: el lugar que los ve partir es el inicio para aquellos que ingresan. Allí, en la Escuela de Aviación Militar, estuvo DEF con un único objetivo: conocer cómo se forman los futuros jefes de la Fuerza Aérea Argentina. 

Un símbolo: el ingreso por las dos torres

En Córdoba todos hacen referencia a las dos torres que marcan el ingreso a la carrera y la entrada de la Escuela de Aviación Militar. Históricamente, la humanidad construyó este tipo de edificaciones elevadas. De hecho, en la Biblia -en el libro del Génesis- se menciona a este tipo de estructura: la de Babel, que buscó alcanzar el cielo. Y, a diferencia de la escritura sagrada, aquí no existen la soberbia ni rebeldía. ¿Dar la vida por la patria acaso es un acto de resistencia e incumplimiento de las normas? Por el contrario. 

Las emblemáticas dos torres que deben atravesar quienes ingresan al instituto de la Fuerza Aérea Argentina (Foto: Fernando Calzada)

Además, en este caso, ese cielo interpela a quienes atraviesan el par de torres que marcan el comienzo de esta carrera militar: sus colores, celeste y blanco, no hacen más que reforzar la vocación y el compromiso con la tierra que los vio nacer y crecer, la República Argentina. 

“La Escuela de Aviación Militar, con las dos torres en el frente, es donde ingresan los candidatos que, posteriormente a una serie de exámenes que se les toma, se transforman en cadetes de primer año y, así, comienzan su formación como militares”, cuenta a DEF el vicecomodoro Dario Fernando Matorra Barranco, jefe del Escuadrón Instrucción del Cuerpo de Cadetes de la EAM.

“Brindamos una formación militar con foco en los valores”, cuenta a DEF el vicecomodoro Matorra Barranco (Foto: Fernando Calzada)

Es decir, para ingresar a la Escuela primero hay que aprobar los exámenes de ingreso: “Se toman en distintos puntos del país y son escritos”. 

¿Cómo es la carrera de la Escuela de Aviación Militar?

Según detalla Matorra Barranco, la carrera de la Escuela de Aviación Militar tiene una duración de cuatro años y, los egresados, además de obtener el grado de alférez, obtienen el título de licenciados en Conducción de Recursos Aéreos de la Defensa. Es decir, la de la Escuela también es una carrera universitaria. “Principalmente, acá brindamos una formación militar con foco en los valores que buscamos que tengan quienes integran la Fuerza Aérea Argentina”, agrega el vicecomodoro, no sin antes contar que, año tras año, suelen superar los doscientos inscriptos. Es decir, en este momento, en cada año de la Escuela, hay más de un centenar de cadetes cursando. 

Además, el vicecomodoro cuenta a DEF que uno de los momentos más importantes para esos chicos que acaban de cumplir 18 años es la entrega de los uniformes: “Quizá ese es el primer impacto, porque ellos no suelen venir de un ambiente militar”. 

Durante la semana los cadetes conviven y estudian en la Escuela bajo un régimen. de internado (Foto: Fernando Calzada)

De acuerdo con la información que brinda Matorra Barranco, una vez que ingresan como cadetes, en la Escuela deben aprobar otros exámenes. En ese sentido, agrega que este año, en pos de la llegada del F-16, pusieron el foco en mejorar el nivel de inglés. Sin embargo, también deben atravesar otros requisitos relacionados con la parte física y de salud. 

Un dato: a medida que cursan el primer año, los cadetes deben cumplir con un momento único, el juramento a la Bandera. Acto que, como subraya el vicecomodoro, les da estado militar. 

Más allá de la instrucción militar, los jóvenes deben aprobar las distintas materias de la carrera (Foto: Fernando Calzada)

La exigente preparación militar  

Además de formar militares, la Escuela de Aviación Militar tiene que preparar a quienes, en el futuro, serán los jefes de la institución, entre ellos, los pilotos que volarán los distintos sistemas de armas que tiene la Fuerza Aérea. 

“Hacia el final del segundo año se hace lo que se llama prescalafonamiento. Porque, cuando nosotros egresamos,  lo hacemos con lo que se conoce como “escalafón único”. Luego, tenemos que especializarnos en el escalafón aire (que son los pilotos de caza, de transporte y de helicópteros);  escalafón general (que incluye especialidades, como, por ejemplo, radaristas, inteligencia, logísticos, artilleros, contables y comandos); y el técnico, dentro del cual están los ingenieros”, dice el vicecomodoro. 

Asimismo, en palabras del oficial, a medida que cursan los distintos años de la Escuela, hay distintas etapas que buscan profundizar los conocimientos en la parte técnica, con maniobras y ejercicios operativos en los que se sale al terreno: “Se deben hacer en diferentes ambientes geográficos. Entonces, en el primer año hacen una adaptación a ese terreno, en el segundo van al ambiente selva, en el tercero al desierto y, en cuarto, deben atravesar la etapa de supervivencia en el mar”

En ese sentido, el vicecomodoro cuenta que la etapa en el mar es el momento final de la formación en materia de maniobras militares. Sin embargo, simultáneamente, tienen que poder cumplir con las exigencias del Escuadrón Estudios, enfocadas en la aprobación de las distintas materias que deben cursar. 

La carrera tiene una duración de cuatro años y, tras egresar, los jóvenes militares obtienen el grado de alférez y una licenciatura (Foto: Fernando Calzada)

Cuna de los futuros pilotos de F-16

Además de preparar militares y licenciados, la Escuela de Aviación Militar también perfila a quienes serán los pilotos de la Fuerza Aérea Argentina. “Cuando llegan a cuarto año, y cumplen con todas las etapas que mencioné, hacen un curso inicial de aviadores. Cabe destacar que, en el tercer año, tienen volovelismo, es decir, una introducción al vuelo”, dice el vicecomodoro, no sin antes explicar que ese curso es el que los habilita a empezar con el de Aviador Militar. 

Un detalle, no menor: quienes egresan de la Escuela de Aviación Militar también son los futuros jefes de la Fuerza Aérea, con lo cual, a medida que avanzan en la carrera, se fortalecen las capacidades que deben tener para poder cumplir con ese rol. “Desde el primer año se busca un perfil de un soldado instruido. En el segundo, se avanza en la parte técnica y se lo entrena para sobrevivir en el caso de, por ejemplo, tener que eyectarse de un avión o tener que sobrepasar una situación extrema. En el tercero se empieza a formar al conductor y, en el cuarto, se les da las herramientas de liderazgo, y, entonces, egresan como oficiales de la Fuerza”. 

¿Qué se espera de ese jóven a lo largo de su carrera? “Que conduzcan los diferentes destinos de la Fuerza Aérea Argentina a los que van a llegar de acuerdo a sus especialidades”, responden desde Córdoba. 

“Ingresé para defender a la patria”

De acuerdo con el vicecomodoro, la EAM no tiene cuota de ingreso. Pero, quienes desean estudiar en la Escuela de Aviación Militar -que, en general, provienen de distintos puntos del país- tienen que prever que, durante los fines de semana, tendrán que tener un lugar donde alojarse y, además, solventar los gastos personales. 

“Dentro de la Escuela no tienen gastos. De hecho, cuentan con una beca -con un monto mensual fijo- que se va incrementando con el tiempo”, explican, no sin antes detallar que, para ingresar, es indispensable ser argentinos, mayores de edad y contar con los estudios secundarios completos (aunque, añaden, pueden tener alguna previa al momento de inscribirse). 

“Venimos con una vocación y nos formamos como profesionales. El hecho de que el F-16 sea un sistema de armas moderno, que va a levantar la vara en muchos sentidos, es una motivación más”, comenta el vicecomodoro, quien, además, es helicopterista en la Fuerza Aérea: “Soy oriundo de Salta e ingresé, principalmente -y aunque cueste ponerlo en palabras- para defender a la patria. Cabe aclarar que, en realidad, es mucho más que eso. Luego, dentro de la institución, tuve la suerte de ser jefe de un Escuadrón Aéreo, donde tuve a cargo varios pilotos. La realidad es que esta es una carrera donde uno no deja de proyectarse, porque participamos en tareas de apoyo a la comunidad y, en mi caso, pude desplegar cuatro veces en la Antártida, en Chipre, y Haití”, finaliza. 

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