Mientras el Ejército Argentino lleva adelante el ejercicio “Libertador”, en la provincia de Chaco, sus miembros ponen en práctica todo el adiestramiento militar para evaluar sus capacidades y poder de fuego.
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En esta maniobra, la mayor de los últimos años (por la cantidad de efectivos y medios desplegados), también dicen presente los paracaidistas de la Fuerza. Con misiones de alto riesgo, estos hombres y mujeres se lanzan desde las aeronaves de combate para conquistar los objetivos propuestos en el marco de la actividad.

En ese contexto, la historia de un salto fallido, reveló algo más profundo que la destreza militar: un relato marcado por el vínculo inquebrantable entre un perro de guerra y su guía, un soldado de la Policía Militar del Ejército.
El soldado y su perro, un binomio indisoluble
En horas previas a la megaoperación, que tuvo lugar en el aeropuerto de Sáenz Peña, durante los movimientos de los paracaidistas, uno de los efectivos cayó en pleno monte chaqueño.
Con binoculares, los militares en tierra pudieron seguir el rumbo del hombre del Ejército; sin embargo, no pudieron identificar el punto exacto de la caída.

En seguida, el personal de la Policía Militar, a cargo de la seguridad del aeropuerto, se desplegó en cuatriciclos para poder localizarlo y auxiliarlo. Mientras los minutos corrían, uno de esos hombres salió con el ovejero de trabajo a su cargo, Tobi.
“Hay un binomio indisoluble, el del can con su guía. Siempre, de hecho, el perro se mantiene al lado del mismo efectivo”, cuenta el teniente coronel Roberto Arias Malatesta, jefe de la Compañía de Policía Militar 601, al relatar lo sucedido tras el imprevisto: “Sabíamos que el paracaidista estaba en el monte, pero no podíamos verlo”.
Perros de guerra, cómo actúan en el combate
Cuando Tobi, un perro de búsqueda de venteo (por el viento), apareció en escena, cambió la situación: “Él levanta el hocico, percibe el olor humano y empieza a buscar en zig zag, siempre en contacto con su guía.
Por suerte, en el segundo direccionamiento, Tobi dio con el efectivo. En ese instante, el can hizo una marcación activa, al ladrar, y se mantuvo al lado del paracaidista hasta la llegada de la ayuda”.
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Obviamente, cuentan desde Chaco, el perro rescatista -que ronda los tres años y medio de vida- ya tuvo su recompensa, comida y un juguete.
Según Arias Malatesta, el Ejército es el responsable de entrenar ese tipo de canes para búsqueda de personas. Incluso, se trata de nuevas capacidades adquiridas por la Fuerza. Además, agrega un dato clave: la Polícia Militar es la única unidad de la Fuerza que tiene perros de combate, ya que el resto de los elementos solo tienen los de seguridad. Es decir, son los únicos entrenados para atacar en caso de combate.