(*) Por Héctor Agustín Arrosio y Sergio Daniel Skobalski – Especial para DEF
Tras la Cumbre de Anchorage entre Donald Trump y Vladímir Putin, en Alaska, se desató una escalada en la intensidad de las ofensivas rusas en Ucrania y la apertura de una ofensiva naval de Estados Unidos sobre el borde sur de la Cuenca del Caribe. En su interpretación se combinan tres campos: certeza práctica, probabilidades y evidencia incierta.
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La segunda administración Trump comenzó con una política de seguridad nacional declaratoria, centrada en la defensa del Hemisferio Occidental (las Américas); el perfeccionamiento de las capacidades militares de proyección del Comando Indo-Pacífico para la contención de China, Corea del Norte y la flota rusa del Pacífico; el mantenimiento de los estándares operativos del Comando Central sobre Medio Oriente; y la revisión de las relaciones transatlánticas con los aliados europeos en la OTAN.
En el marco del Hemisferio Occidental, las certezas se manifiestan en las decisiones ejecutivas declarando amenazas a la seguridad nacional de los EE. UU. a las organizaciones criminales transnacionales. Las implicancias estratégicas alcanzan especialmente a los cárteles de la droga en el área de responsabilidad del Comando Sur en la Cuenca del Caribe, México y Venezuela.
Seguridad hemisférica: qué es el “Dominio del Cuarto de Esfera”
En este campo adquiere relevancia un concepto histórico de la geopolítica de guerra de Washington: el Dominio del Cuarto de Esfera, el sector con vértice en el Ártico y que se extiende hasta las costas venezolanas y colombianas del borde sur del Mar Caribe. Este espacio contiene las líneas de defensa y alerta temprana sobre el Ártico, desde Alaska hasta Groenlandia, y el objetivo crítico y prioritario de la defensa del Canal de Panamá.

El contenido del documento del Comando Sur “Theater Strategy 2017-2027”, resulta crucial para comprender una estrategia de largo plazo. En él se definen como principales amenazas y desafíos en su área de responsabilidad a las denominadas amenazas T3N (Amenazas de Redes Terroristas, Trasnacionales / Transregionales) y a la injerencia de actores extracontinentales.
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Los actores extracontinentales son explícitamente mencionados: Rusia, China e Irán. Las amenazas T3N se redefinen en la doctrina de los jefes del Comando Sur de 2024 y 2025 como “Organizaciones Criminales Transnacionales” con espacios de conexión con las estructuras de guerra en red de Hezbollah, y las células de la diáspora terrorista del Estado Islámico y Al Qaeda. Así lo declaró, en febrero de 2025, el Almirante Alvin Holsey ante el Comité de Servicios Armados del Senado de los EE. UU.
Estados Unidos y las amenazas de seguridad hemisférica en el Caribe
El tráfico ilegal en la Cuenca del Caribe está monitoreado desde la Estación Naval de Key West, y una red de despliegue naval, aéreo y espacial. Mientras tanto, la proyección expedicionaria, conducida desde el cuartel general del Comando Sur en Miami, se apoya en un conjunto de bases que comprenden Fort Sam Houston (Texas), Soto Cano (Honduras), Comalapa (El Salvador), Guantánamo Bay (Cuba), y los CSL (Cooperative Security Locations) avanzados, próximos a Venezuela, de Reina Beatriz, Hato Rey y Savaneta Barracks, en Aruba y Curazao, con fuerzas focalizadas en el combate contra el narcotráfico.
Por su parte, el encuadre jurídico del dictador Nicolás Maduro como líder de una organización criminal transnacional, definida como amenaza a la Seguridad Nacional de Estados Unidos, tiene como base que es considerado líder del “Cartel de los Soles”, relacionado con organizaciones terroristas colombianas y con la nueva generación de cárteles del narcotráfico mexicano. Redes conectadas con la estructura de tráfico migratorio ilegal “Tren de Aragua”, con base en Venezuela, que penetra en EE. UU. a través de Centroamérica, México y el Caribe.

La respuesta de la Administración Trump se basa en el despliegue naval compuesto por un escuadrón de destructores y el alistamiento de buques mayores: el USS Iwo Jima de asalto anfibio, los USS San Antonio y USS Fort Lauderdale, de apoyo a operaciones del Cuerpo de Marines. En la doctrina naval, tal despliegue es el núcleo de un Grupo Expedicionario de Ataque, cuya unidad ofensiva es un Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato. El objetivo de esta operación apunta a estrangular la red de tráfico ilegal de una organización criminal transnacional dirigida contra Estados Unidos desde Venezuela.
Ante la probabilidad de que, a la fuerza naval, se agregase en el futuro un Grupo de Ataque de Portaaviones, y se asignase al componente Ejército del Comando Sur la División Aerotransportada 82 (tal como ocurrió en la operación humanitaria ante el terremoto de Haití), estaríamos en presencia de una Fuerza Expedicionaria de Ataque.
Las operaciones Furia Urgente (Granada 1982), Causa Justa (Panamá 1989) y Respuesta Unificada (Haití 2010), son registros de grandes despliegues militares sobre objetivos en el Caribe, por parte del Comando Sur en la historia reciente. Las dos primeras operaciones armadas, la tercera de ayuda humanitaria.

Qué implica el Dominio del Cuarto de Esfera
El concepto de Dominio del Cuarto de Esfera integra la tradición geoestratégica de los EE. UU. sobre el Hemisferio Occidental, cuyos antecedentes se remontan a la defensa contra los planes de guerra naval del Imperio Alemán, previos a la Primera Guerra Mundial. Desde tiempos del Almirante Alfred von Tirpitz, se registraba una estrategia alemana cuyos objetivos eran la captura del Canal de Panamá y la ocupación de puntos de apoyo en el Caribe Sur, incluyendo la costa de Venezuela. Los planes defensivos codificados como “Black”, “Green” y, previo a la Segunda Guerra Mundial “Rainbow” (orientado sobre un potencial ataque japonés a la Zona del Canal), respondían a contrarrestar estas amenazas.
La matriz geográfica de las amenazas al Hemisferio Occidental y, específicamente, a la seguridad nacional, se replicó durante la Guerra Fría y durante la Guerra Global contra el Terrorismo (2001-2021). Durante la Guerra Fría, la estrategia Soviético-Cubana en la Cuenca del Caribe generó la “Crisis de los Misiles” en 1962, la crisis de la base de submarinos soviéticos en Cienfuegos en 1970, y la proyección de la guerra revolucionaria en América del Sur en los 70’ y en América Central en los 80’.
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En tanto que, durante la Guerra Global contra el Terrorismo, la Operación Águila Noble y Libertad Duradera Fase Centroamérica (contra la “Brigada Mohamed Atta”, en El Salvador) se desarrollaron en el espacio del Dominio del Cuarto de Esfera.
La matriz de amenazas a la seguridad hemisférica se manifiesta actualmente en tres espacios. El Área Continental de Soldadura sudamericana, donde convergen los dos grandes sistemas hidrográficos: la Cuenca del Plata y la Cuenca del Amazonas, desde la Triple Frontera a Bolivia, y desde los territorios amazónicos subgobernados, hasta Venezuela. La Cuenca del Caribe con el eje Caracas – La Habana. Las “autopistas de las organizaciones criminales transnacionales” desde Centroamérica a México, penetrando la frontera sur de EE. UU.
En esta matriz convergen las proyecciones de Irán y Hezbollah sobre la Triple Frontera, Bolivia, y Venezuela. La proyección comercial de China a escala continental, y la incipiente red naval de Rusia con puntos de apoyo en Venezuela, Nicaragua y Cuba, replicando el escenario de la Guerra Fría en la Cuenca del Caribe.