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DEF entre tropas especiales, aviones, tanques y buques de guerra en un impactante ejercicio militar

En la zona de Puerto Belgrano, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea protagonizaron un despliegue inédito. Miles de efectivos y medios se emplearon para poner a prueba las capacidades militares en los planes establecidos por el Estado Mayor Conjunto de las FF. AA. 

Es el último día de varias jornadas de trabajo intenso por parte de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas en la zona de Puerto Belgrano. El equipo de DEF, a bordo de un vehículo anfibio logístico a rueda (VAR), está a punto de presenciar un desembarco, en el que también participan embarcaciones de asalto, en el marco del “Aonikenk”, un ejercicio de comprobación de planes del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO). 

“La función es proyectar el poder naval hacia tierra”, detallan los Infantes de Marina del Batallón de Vehículos Anfibios 1, mientras, amadrinados al buque ARA “Patagonia”, esperan a que termine de subir la marea. 

Aeronaves de combate vuelan prácticamente al ras del mar. Mientras, la Armada avanza para el desembarco (Foto: Fernando Calzada)

En el mar, los minutos pasan volando. Los Infantes de Marina, equipados y armados, se terminan de preparar para protagonizar el momento final del ejercicio. Mientras todo eso sucede, los aviones de la Fuerza Aérea y de la Armada copan el escenario al recrear un ataque aéreo que, en teoría, apunta a desgastar al enemigo ficticio al que hay que derrotar. Vuelan prácticamente al ras del agua. La foto es impactante: lo hacen con los buques de la Armada de fondo.

“Estamos dispuestos a ser los primeros en morir”, confiesan los Infantes de Marina que aguardan en las embarcaciones de asalto. Se refieren a que, en este tipo de movimientos, y por el papel que les toca jugar, pueden ser los primeros que, al desembarcar, tomen contacto con el enemigo y sus medios de ataque. Explican que, una vez que aseguren la playa, pueden desembarcar las tropas terrestres

En los buques de asalto, la Infantería de Marina se prepara para desembarcar (Foto: Fernando Calzada).

Para tener una idea, en la Operación “Rosario”, el 2 de abril de 1982, fueron estos efectivos de la Armada los primeros en tocar el suelo argentino (usurpado desde 1833) durante la recuperación de las Islas Malvinas. Incluso, el primero de nuestros caídos -al intentar obtener la rendición de los británicos- fue el capitán Pedro Edgardo Giachino, un infante de marina. 

Finalmente, en el “Aonikenk”, se escucha la orden de desembarco. Los vehículos adoptan la formación prevista para cumplirla y, en tan solo unos minutos, tocan tierra. Desde el VAR (que demora apenas un breve tiempo más en llegar) se escuchan los disparos y explosiones que tienen lugar en tierra. Nos informan que el ejercicio terminó y el supuesto enemigo fue vencido

Amadrinados al ARA “Patagonia”, los Infantes de Marina esperan la orden para lanzar el desembarco (Foto: Fernando Calzada).

Antes del desembarco en Puerto Belgrano

Previamente, uno de los miembros del equipo de DEF se embarcó en el destructor ARA “La Argentina” para convivir, varios días, con su tripulación en el marco de la actividad operacional. 

A bordo del emblemático buque, este medio presenció ejercicios de acercamiento y formación entre los barcos. Además, este destructor fue uno de los que disparó con sus cañones.

El desembarco protagonizado por la Armada Argentina marcó el final del “Aonikenk” (Foto: Fernando Calzada).

En ese sentido, una de las maniobras que protagonizó “La Argentina” fue durante el ataque aéreo llevado adelante por los aviones Pampa y Turbo Mentor, de la Fuerza Aérea y la Armada respectivamente. Además, desde el buque se realizaron movimientos con helicópteros. 

Cabe destacar que, tras varios años, la Armada pudo formar a varios de sus emblemáticos barcos de la Flota de Mar: en una de las jornadas, los patrulleros oceánicos y los MEKO 360 se encolumnaron detrás del buque logístico ARA “Patagonia”. 

Según el EMCO, por el despliegue de efectivos, medios y tecnología se trata de un ejercicio sin precedentes (Foto: Fernando Calzada).

Lo que sucedía en tierra

Mientras los buques de la Armada operaban a varios kilómetros de la costa, en el interior de una carpa, en la zona de Baterías, un jefe militar es informado sobre un inminente ataque aéreo. A su alrededor, efectivos equipados y enmascarados (en sus ojos, brillosos, inyectados y apenas visibles, se puede leer el estrés provocado por la situación, pues en una operación real las decisiones y la información, de ser incorrectas, se pagarán con la vida). 

La escena tiene lugar en un puesto comando del Ejército Argentino, lugar donde se toman las principales decisiones sobre el modus operandi que adoptarán las distintas unidades desplegadas a la hora de hacer frente al enemigo.

En el cierre, el “Aonikenk” demostró el poder de fuego y el profesionalismo de los militares argentinos (Foto: Fernando Calzada).

El silencio no tarda en ser interrumpido. La autoridad militar solicita información sobre el tiempo de supervivencia. “Cinco minutos”, le dicen, no sin antes brindar mayor información: el ataque viene acompañado de una supuesta operación de paracaidistas. Se imparte la alerta roja.

Ante esa situación, en el Puesto Comando del Ejército requieren información de inteligencia sobre los movimientos que hará el enemigo. Simultáneamente, se pide apoyo de fuego en la zona. Los paracaidistas enemigos no deben avanzar en el terreno. Por eso, además, se inicia una guerra electrónica en la zona donde tocarán tierra. El objetivo:  interferir las comunicaciones y hacer escucha. “De la misma forma que nos defendemos, ellos atacan para evitar que podamos coordinar las distintas acciones”, explican. 

Apostados, miembros de las tropas especiales esperan las órdenes que les indicaran cómo proseguir (Foto: Fernando Calzada).

“Blanco abatido”

Paralelamente, en esa misma carpa, la célula de ciberdefensa se mete de lleno en la operación y monitorea la red. Cualquier ataque debe ser rechazado.

Último hombre en tierra, a mi orden, fuego”, ordena la máxima autoridad militar presente. Finalmente, se escucha el tan ansiado: “¡Fuego!”.

“La vocación militar se forma en la pasión”, asegúro a DEF el general Jorge Berredo, Comandante Operacional del EMCO (Foto: Fernando Calzada).

Una vez finalizada la acción, el oficial quiere evaluar los daños y la efectividad del tiro. Uno de los hombres que lo asisten se comunica, a través de radio y con el uso de indicativos de frecuencia. “Caniche, aquí hueso”, se le escucha decir, antes de solicitar la información. Del otro lado, una voz: “Blanco abatido, disminuido a nivel subunidad”.

De manera inmediata, un grupo de efectivos pasa a actualizar la carta de situación del enemigo que, lo que buscó fue lanzar un ataque aéreo para saturar las posiciones de nuestras FF.AA. y, con su fuerza de paracaidistas, continuar con la ofensiva. 

A bordo del destructor ARA “La Argentina”, DEF pudo seguir de cerca los movimientos de la flota (Foto: Fernando Calzada).

El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea codo a codo

Las distintas maniobras descriptas son parte del ejercicio “Aonikenk”, una actividad en la que el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea Argentina, bajo una situación hipotética de ataque de un enemigo ficticio, pusieron a prueba sus planes, medios y efectivos a la hora de defender nuestro territorio. Todo bajo la órbita y la supervisión del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA., organismo que, con esta actividad, pudo evaluar la efectividad de los medios y movimientos pensados de antemano. 

Aonikenk”, que tuvo lugar en varios puntos cercanos a Puerto Belgrano (al sur de la provincia de Buenos Aires) no tiene precedentes, no solo por la cantidad de efectivos (más de 5.000) y medios desplegados en el terreno, sino también por el nivel de tecnología. Según explicaron, en esta operación se buscó que las Fuerzas Armadas pudieran ejercitarse en el contexto de un conflicto multidominio

La tripulación del ARA “La Argentina” se prepara para el disparo de los cañones (Foto: Fernando Calzada).

“Acá se ven representados los cinco dominios. Al terrestre, el marítimo, y el aéreo le sumamos el espacial y el ciberespacio”, explicó a DEF el general Sergio Jurczyszyn, actual comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército, pero que, en el “Aonikenk”, ofició de Jefe del Centro de Operaciones Tácticas. 

Dentro del Puesto Comando del Ejército Argentino

De acuerdo con el papel que le tocó jugar, el general Sergio Jurczyszyn debió seguir de cerca la situación del enemigo. Y, para ello, contó con el SITEA, un sistema integrado táctico que brinda información sobre, por ejemplo, el personal y el equipamiento. Esta tecnología fue la que facilitó el comando y control del terreno en Puerto Belgrano.

Los cañones del destructor ARA “La Argentina” en acción durante las operaciones marítimas (Foto: Fernando Calzada).

Además, detalló que, en esta actividad en particular, se buscó que las Fuerzas Armadas puedan trabajar de forma coordinada sobre un mismo esfuerzo

Desde el Puesto Comando, el oficial del Ejército contó que toda la información requerida para decidir una maniobra, estuvo alimentada por el trabajo de las distintas células allí instaladas como, por ejemplo, la de comunicación, apoyo de fuego e inteligencia. “Eso me permite, en tiempo y espacio, poder resolver antes que el enemigo”, aclaró.

Un helicóptero Sea King de la Armada Argentina se prepara para operar con la flota (Foto: Fernando Calzada).

Dos de las células destacadas por el titular del Centro de Operaciones Tácticas fueron la de sostenimiento y protección. Mientras la primera se refiere a la logística de personal y material necesaria para asegurar la presencia de las Fuerzas en el terreno; la segunda permite preservar a la tropa. 

La guerra evolucionó en tácticas y estrategias según los cambios que se produjeron en la tecnología”, detalló el general Jurczyszyn, quien también mencionó que los conflictos multidominio se conducen en el aire, tierra, mar, espacio, ciberespacio y hasta con técnicas vinculadas a la guerra de la información. 

Un Sea King en la cubierta de vuelo del destructor ARA “La Argentina” (Foto: Fernando Calzada).

En palabras del oficial, el avance es tal que hasta la Inteligencia Artificial pasó a ser un actor clave en el nuevo escenario (que también está atravesado por conflictos híbridos).

Hay dos premisas importantes: la adaptabilidad y la tecnología. Por eso hay que anticiparse al adversario”, contó, y agregó: “Se requieren capacidades militares integradas, resilientes y con capacidad de despliegue rápido”.

Los cazadores de la Fuerza Aérea Argentina también fueron parte clave del “Aonikenk” (Foto: Fernando Calzada).

Además, explicó que, desde Puerto Belgrano, se habló de dos tipos de movimientos: mosaico y enjambre. Las primeras operaciones se enfocan en el despliegue de medios para producir, en el adversario, acciones en su retaguardia con el objetivo de distraer a los efectivos de la primera línea.

Por otro lado, se habla de mosaico porque los elementos puestos en juego deben estar enlazados entre sí para ser empleados oportunamente. 

La Fuerza Aérea Argentina marcó el ritmo aéreo del “Aonikenk” (Foto: Fernando Calzada).

Los modos de acción ante un ataque

En ese contexto, Jurczyszyn contó que el ejercicio comenzó el 19 de septiembre e implicó la movilización de militares desde diferentes puntos del país. 

En el marco del ejercicio, fue la Infantería de Marina de la Armada y los efectivos de Monte del Ejército (que viajaron desde Salta) los que tuvieron que tomar un primer contacto con el supuesto enemigo atacante. De esa manera, las FF.AA. ganaron tiempo para llegar a trasladar a otros elementos. 

El escenario multidominio planteado por el EMCO atravesó cada una de las instancias del ejercicio (Foto: Fernando Calzada).

En palabras del oficial, hacia el 22 de septiembre, el enemigo quedó fijado en una posición, “desgastado, pero nada vencido”. “Tuve que proponer al Comandante del Teatro de Operaciones los modos de acción para poder emplear la Fuerza de Intervención Rápida para pasar a las operaciones de configuración ¿Qué significa?, pensar en cómo haremos para crearle un dilema al enemigo en la retaguardia”, detalló. 

Desde entonces, y a propuesta de Jurczyszyn, el modo de acción consistió en aplicar la brigada aerotransportada en la retaguardia (con el lanzamiento de paracaidistas) y un ataque helitransportado protagonizado por el Regimiento de Asalto Aéreo del Ejército. 

En esta etapa, los efectivos de la Fuerza utilizaron la reconocida técnica de Fast Rope para bajar, con cuerdas, de los helicópteros del Ejército. “Se emplean cuando es muy difícil aterrizar y se requiere poco tiempo para entrar en acción. Se hace con tropas como los Comandos, con una alta instrucción”, comentó. 

El siguiente paso fue ocupar el campo de combate con las brigadas mecanizadas y blindadas (tanques y vehículos blindados). Posteriormente, se avanzó en la conquista del objetivo (vencer al enemigo y restituir el límite) con ataques aéreos y hasta un desembarco. “Esta es la forma en que operan las Fuerzas Armadas”, resumió. 

Además contó que, en el presente, los combatientes tienen que tener en cuenta una multiplicidad de factores a la hora de realizar un movimiento. Por ejemplo, si se trata de un objetivo preciso, lo lógico sería utilizar el fuego de la artillería. Sin embargo, si el blanco se encuentra próximo a un centro urbano, hay que evitar el daño colateral en la población civil. Por eso, en este contexto determinado, se emplearían a las fuerzas especiales. 

Justamente, para coordinar todas las acciones y medios de las FF. AA., a pocos kilómetros del  Ejército, el EMCO instaló un Puesto Comando conjunto y multidominio. Allí se ubicó la máxima autoridad del campo de batalla del Teatro de Operaciones, quien estuvo acompañada por un estado mayor: oficiales que, en representación de las células de inteligencia, personal, comunicaciones, legales, y ciberdefensa (entre otras) asesoraron sobre las alternativas y medios disponibles para la maniobra general y las consecuentes operaciones. “Este Puesto Comando abarca todos los espectros que puede considerar un combate”, resumieron. 

Uno por uno, el papel y los medios del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea

En la zona de Puerto Belgrano el Ejército Argentino desplegó a 5 mil efectivos provenientes de distintos lugares del país, como Córdoba, Salta y San Luis.  Además, durante las actividades, la Fuerza dio muestras de los medios y preparación de sus hombres y mujeres en materia de mecanizados, paracaidismo, infantería ligera, artillería, defensa aérea, comunicaciones, ingenieros, fuerzas de operaciones especiales (comandos), inteligencia de combate, sanidad y aviación.

La cantidad de medios no deja de impresionar:  20 blindados, 20 TAM (entre ellos, dos pertenecientes a la versión modernizada, el TAM 2C A2), camiones Osh Kosh, casi una decena de piezas de artillería, vehículos blindados SK-105, morteros, drones, radares y material de ciberdefensa y comunicación. 

Por su parte, la Armada -anfitriona del “Aonikenk”, pues fue en la Base Naval “Puerto Belgrano” y en la Aeronaval “Comandante Espora” donde se llevaron adelante las actividades-  además de efectivos pertenecientes a las unidades de superficie, desplegó a sus infantes de marina y comandos anfibios. 

Seis buques, helicópteros Sea King, aeronaves Turbo Mentor y el recientemente incorporado avión P-3 Orión, fueron algunos de los medios puestos en juego.

Finalmente, y en palabras del brigadier Carlos Pesante, comandante del componente aéreo del Teatro de Operaciones durante el ejercicio, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) desplegó aviones de combate, helicópteros y radares móviles. Incluso, también dijeron presente los efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE).

“Fuimos los ojos del Teatro de Operaciones que controlaron el espacio aéreo”, contó Pesante, al tiempo que detalló que la FAA es una fuerza versátil y que, por eso, también desplegó personal en el terreno.

“Venir al terreno implica tener contacto con nuestros pares del Ejército y de la Armada. Eso es beneficioso porque hemos aprendido a trabajar juntos. Y lo hacemos en el terreno de combate, que es el deber ser de las Fuerzas Armadas”, dijo a DEF. 

La mirada del Comandante Operacional del EMCO

Es un momento trascendente porque estamos coronando una de las comprobaciones de planes”, contó a DEF el general Jorge Berredo, comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Para el oficial, las actividades en Puerto Belgrano permitieron constatar las capacidades que tienen nuestras Fuerzas en entornos considerados estratégicos para la defensa del país. 

Desde lo empírico, esto es un cable a tierra que nos permite experimentar criterios de empleo y determinar cuál es la doctrina hacia la que queremos avanzar bajo una concepción multidominio”, detalló.

Y agregó: “Ya no es solo una acción militar conjunta, sino también una acción en un entorno donde el aire, la tierra y el mar se combinan de forma transversal con la necesidad del ámbito espacial (en términos de comunicaciones seguras, data link, sistemas no tripulados e imágenes en tiempo real) y el cibernético”. 

Al ser consultado por la satisfacción expresada por el personal desplegado al participar de este tipo de actividades, Berredo aclaró: “La vocación militar se forma en la pasión. Este despliegue me provoca una gran esperanza. Creo que lo que estamos sembrando van a ser robles fuertes y sólidos, de acá al largo plazo”. 

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