Durante el mes de diciembre, DEF pudo recorrer las instalaciones del Batallón de Ingenieros de Montaña 8, una unidad militar única (y ejemplar) en su tipo que se ubica en Campo de los Andes, a casi 100 kilómetros de la capital de la provincia de Mendoza.
Allí, en la Cordillera de los Andes, las mujeres y hombres que son parte de esta Unidad del Ejército Argentino, desafían a uno de los ambientes geográficos más complejos del mundo para poder cumplir con las misiones que el país y la Fuerza les demandan.
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El dato: el Batallón cuenta con equipamiento específico para, pese a las inclemencias del clima y el terreno, poder tender puentes, instalar explosivos, brindar apoyo a los efectivos de primera línea (en tiempos de guerra), potabilizar agua, remover e instalar obstáculos en el terreno, navegar por los ríos de la alta montaña, apoyar a la comunidad, y realizar búsqueda y rescate de personas en estructuras colapsadas

“El enemigo no es un obstáculo”, dicen los ingenieros del Ejército
El Batallón de Ingenieros de Montaña 8 se encuentra emplazado en una de las construcciones más emblemáticas del Ejército: el edificio data del año 1935 y su estructura es admirable, no solo por el paisaje cordillerano que lo rodea, sino porque cada rincón interpela a quién la recorra. Para tener una idea, sus características edilicias son similares a las de, por ejemplo, el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” (ubicado en el barrio porteño de Palermo); con la diferencia de que el Batallón se encuentra alejado de cualquier centro urbano.
“Se le puso el nombre histórico de ‘Barreteros de Cuyo’, denominación que se remonta a cuando el general José Francisco de San Martín organizó el Ejército de los Andes”, reveló a DEF el entonces jefe del Batallón de Ingenieros de Montaña 8, teniente coronel Mario Humbert (quien hoy, por el recambio natural del personal del Ejército Argentino, pasó a ocupar funciones en otro destino de la Fuerza).
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Además, contó: “El Libertador tenía la intención de crear una unidad de ingenieros para colaborar en las tareas de despeje para el armado de los caminos (para que pueda pasar la logística de su Ejército), pero por una cuestión de presupuesto, solamente se creó la especialidad. Muchos de los que participaron eran mineros de San Juan y Mendoza, que se ocuparon de mover piedras y abrir picadas en la montaña para que pudieran pasar las columnas de la Fuerza de San Martín”.

El dato: “El enemigo no es un obstáculo” es uno de los lemas de la unidad. Desde Campo de los Andes explican que, a la hora de llevarlo a la práctica, es inevitable acompañarlo de valores como el coraje y la valentía, básicamente porque saben que, en tiempos de guerra, tendrán que estar a la altura de enfrentar al adversario y asumir el desafío que eso conlleva.
Facilitar la maniobra, dificultar las del enemigo y mejorar las condiciones de la tropa
En palabras de Humbert, una de las cuestiones que hay que entender para comprender la necesidad del arma de Ingenieros en el Ejército Argentino es la necesidad que tienen las tropas militares de desplazarse en todo tipo de terrenos y, lógicamente, aprovecharlo para las operaciones.
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En respuesta a esas necesidades (y para llevar adelante tareas determinadas), la Fuerza cuenta con materiales especiales y requiere de capital humano especialmente instruido y equipado. Allí es donde adquieren valor las tropas del Arma de Ingenieros.

“Nuestras funciones tienen tres finalidades: facilitar la maniobra, dificultar las del enemigo y mejorar las condiciones de la tropa en tiempos de campaña a través del armado de obstáculos, refugios y construcciones”. Por ejemplo, “le permitimos al efectivo de Infantería llegar a donde tiene que hacerlo y, a su vez, con la colocación de obstáculos, evitamos que el enemigo arribe a un punto del terreno”, contó el oficial, quien también hizo hincapié en que Ingenieros tiene influencia tanto en el antes, como en el durante y en el después del combate.
“El antes, en las construcciones y en la preparación territorial (o de apoyo a la comunidad). Son cuestiones que son propias de los Ingenieros, como la planificación y la construcción de caminos (que comuniquen lugares estratégicos), instalación eléctrica, redes de agua, etc. En tiempos de guerra, el durante se refiere a la organización del terreno con la instalación de obstáculos, fortificaciones, puentes o caminos. Finalmente, una vez que termina el conflicto, y se vuelve a la situación normal, inicia la fase de reconstrucción, donde también se colabora. Ingenieros es un arma muy versátil”, agregó.
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En síntesis, tanto en tiempos de paz como de guerra, muchos aspectos terminan pasando por el arma de Ingenieros del Ejército: si hay inundaciones, están ellos; si hay que potabilizar agua, son sus equipos los que hacen estas tareas; y, si en un conflicto hay que transportar tanques en ferrocarril, ellos serán los responsables del mantenimiento de las vías.

“Nosotros abriremos los obstáculos para que el efectivo de Infantería pueda ahorrar fuerza y emplear a toda su gente para el momento de choque con el adversario”, insistió Humbert.
La montaña hace todo más difícil
Que las Fuerzas Armadas cuenten con efectivos de Ingenieros en la Cordillera de los Andes se debe a que este ambiente geográfico cuenta con escasa cantidad de caminos (poca movilidad) y sus características exigen instalaciones de puentes para asegurar el desplazamiento.
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“La montaña hace todo más difícil”, resume Humbert, al tiempo que aclara que, a la hora de operar, deben considerar que las características morfológicas del lugar dificultan el control y las comunicaciones.
A ello se le suman la gran amplitud térmica (en primavera y verano) y las bajas temperaturas durante el invierno. De todas maneras, la organización del Batallón responde a todos esos desafíos geográficos y climáticos: cuentan con compañías de combate (motorizadas y montadas) y de franqueo (responsable del armado de puentes, de la instalación y remoción de obstáculos, y de la navegación).

Justamente, para poder operar con mayor facilidad en el difícil terreno de la alta montaña, el Batallón cuenta con máquinas viales. Una operadora de estos equipos, la sargento primero Cynthia Leguizamón, explicó que una de las responsabilidades que tienen es el mejoramiento de caminos (con equipos viales) en el ambiente geográfico particular de montaña.
“Se hace para que la Fuerza esté operativa al 100%. También hacemos remoción de obstáculos y la preparación previa al armado de un puente. Para eso contamos con equipos viales de gran rendimiento. Tenemos camiones volcadores y máquinas viales (motoniveladoras, cargadoras y topadoras) que son esenciales para la construcción y el mejoramiento de caminos de montaña, que se caracterizan por su rigidez. Cabe destacar que el macizo andino es muy pesado y es necesario contar con esos equipos para poder construir”, expresó.
A su vez, otra misión clave -tanto en tiempos de paz como de guerra- para los ingenieros de Campo de los Andes es la potabilización de agua. ¿Cómo realizan esta tarea?, según el Sargento Héctor Gómez, para poder utilizar los equipos con los que cuentan, primero tienen que captar el agua y volcarla en un piletón de 5.000 litros. Luego, se procede a la clarificación y a la floculación del agua a partir de productos químicos. “Las partículas pesadas van abajo. Con la bomba purificamos y obtenemos el agua potable”, respondió.

La complejidad del armado de un puente: “No podemos fallar”
Para cumplir con las misiones y asegurar el desplazamiento de los escalones logísticos del Ejército, el Batallón de Ingenieros de Montaña 8 cuenta con diferentes modelos de puentes que serán utilizados según el obstáculo que se les presente. “Se hace un reconocimiento previo y se decide cuál puente se instalará”, detallaron.
El detalle: el armado de un puente conlleva un trabajo minucioso y que requiere de la adopción de extremas medidas de seguridad.
“Siempre se trabaja en pareja de combate. Y, cuando se comienza, mientras hay personal que traslada material, otros permanecen en posición de ´rodilla a tierra`. El único que permanece de pie es el Jefe de Grupo. Eso se hace para no superponer los movimientos del personal y para no dificultar el tránsito en el lugar de trabajo. Otro detalle es que, en algunos sectores, quienes se desplazan lo hacen tomados de la mano para evitar accidentes durante el armado: de esa manera, con un simple apretón de manos, se puede alertar a la pareja de combate, porque puede ocurrir que el camarada no vio que una pieza (de varios kilos) está pasando y, de ocurrir, cualquier golpe es gravísimo”, agregaron.
Por todas esas cuestiones es que, desde el minuto en el que ingresan al Ejército, la práctica del armado y desarmado de puentes es algo habitual y característico del trabajo del Arma de Ingenieros.

“Es algo muy técnico y no podemos fallar. Tras ingresar al Colegio Militar de la Nación y elegir el arma que integraremos, se sale de maniobras al terreno. En ese contexto, lo primero que vemos los efectivos de Ingenieros son los puentes, cuyas piezas pueden llegar a pesar casi 400 kilos. Por eso, algunas de ellas se cargan entre 20 efectivos. El armado de un puente está regulado, reglamentado y se debe respetar a rajatabla lo que está escrito”, señalaron.
En ese sentido, desde Campo de los Andes, los Ingenieros del Ejército fueron contundentes: “En un contexto de operación militar nos van a llamar a nosotros cuando se encuentren con un curso de agua, ya sea un río o un lago. Nosotros nos vamos a presentar en el lugar, haremos un reconocimiento (tomando medidas y profundidad), y decidiremos cuál es el puente más apropiado para instalar según la situación”.
El paso a paso: así se arma un puente en el Ejército Argentino
Una vez que deciden qué puente será el que instalarán, los ingenieros del Ejército proceden a su armado. “Los puentes se trabajan desde una orilla y se lanzan a la segunda. Se lo arma casi al completo y se lo empuja a partir del uso de unos rodillos que permiten que pueda llegar al otro lado. En la segunda orilla, del otro lado del curso de agua, se asienta”, describió el subteniente Alexis Mare, del Batallón. Con el puente instalado, el personal militar (o ciudadanos, en caso de apoyo a la comunidad) puede pasar de un lado al otro.

Según Mare, para el armado de un puente se trabaja en grupos y las piezas se distribuyen de manera adecuada para, en simultáneo, colocar los pisos, las paredes y las placas de calzada. “Cuando hay que empujarlo, se los llama a todos y, juntos, lo levantan y lo mueven”, concluyó.
Existe un detalle fundamental a la hora de pensar en el trabajo de los Ingenieros del Ejército (también conocidos como Zapadores) en la Cordillera: ¿cómo se transportan los equipos en terrenos de poca movilidad? Primero, con vehículos. Y, cuando éstos ya no pueden llegar a determinados puntos de la montaña, con mulas. “Está contemplado trabajar con este tipo de ganado. De hecho, es conveniente”, sostuvo Mare.
Búsqueda y rescate de personas en estructuras colapsadas: ¿quién es Jack?
Hace tiempo que el Ejército Argentino encaró una nueva misión: la creación de una brigada de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. ¿El objetivo?, colaborar con la localización de personas atrapadas en edificios o instalaciones destruidos (por terremotos).

De hecho, el Batallón tiene una fracción equipada e instruida como Unidad de Búsqueda y Rescate (USAR). “Si surge una emergencia de ese tipo, el Batallón asiste al lugar afectado”, contó el teniente coronel Humbert a la hora de presentarle a DEF al perro Jack, actor fundamental en esa misión.
Según el sargento Matías Méndez, guía canino a cargo de Jack (certificado por la Policía Federal Argentina), el grupo que ellos integran se capacita para ser empleado ante emergencias sísmicas y estructuras colapsadas: “Además de los medios del arma de Ingenieros, contamos con animales de búsqueda y rescate, como Jack, nuestro perro ovejero belga malinois de dos años que fue provisto y entrenado para realizar esas tareas. Cuando no hay víctimas a la vista, él puede detectarlas gracias a su olfato”.
Después, “una vez ubicada, se quitan los escombros y se puede extraer a la víctima en las mejores condiciones posibles, para que pueda ser atendida por el personal de salud”, contó, al tiempo que subrayó que ese tipo de misiones se realizan siempre siguiendo los lineamientos del grupo asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate de las Naciones Unidas (INSARAG), normas que detallan cómo se debe proceder ante distintas situaciones de este tipo.

Apoyo a la comunidad, extracción de tropas especiales y uso de explosivos
“Todas estas actividades son las que realizamos a diario y que tienen un empleo dual, porque si bien nos entrenamos y preparamos para la guerra, podemos ser empleados en acciones de apoyo a la comunidad”, dijo a DEF el teniente coronel Mario Humbert.
En ese sentido, subrayó que los hombres y mujeres que integran el Batallón también tienen la capacidad de efectuar demoliciones a través del uso de explosivos. Función clave a la hora de pensar en la creación de caminos o la destrucción o generación de obstáculos.
Y, finalmente, se refirió a otra de las responsabilidades que asumen los Ingenieros en la zona de alta montaña: la navegación a lo largo de los cursos de agua. “Si bien la navegación es limitada, porque es desde aguas arriba hacia aguas abajo, permite un medio de evacuación o extracción de una infiltración de tropas de operaciones especiales”, contó Humbert. Por último, también aclaró que, en este caso, el curso de agua garantiza un rápido desplazamiento y, por consiguiente, la posibilidad de desaferrarse del enemigo sin tener que depender del relieve del terreno, normalmente abrupto en esa zona de la Cordillera.