Una sirena azul empieza a girar tras el paso del equipo periodístico de DEF por el ingreso de las oficinas del Programa F-16 en el edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea Argentina. La escena parece sacada de una película. “Sirve para alertar por la presencia de personal ajeno”, detallan. ¿Los motivos? Allí todo se maneja bajo una estricta disciplina de confidencialidad. Por lo tanto, con la luz encendida, los militares saben que deben resguardar documentos y planos.
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En ese rincón del Cóndor, uno de los más resguardados de la institución, nada está librado al azar. Más aún en este momento: el Programa inició la cuenta regresiva para recibir, el próximo 5 de diciembre, a los primeros seis aviones F-16. Cabe recordar que, luego, llegarán los restantes (seis por año) hasta alcanzar el total de 24 aeronaves compradas a Dinamarca. Un detalle: la adquisición también incluyó armamento de última generación.

“Este año tuvimos tres veces más inscriptos para ingresar a la Fuerza Aérea”, comentan a DEF desde las oficinas del Programa. No es un dato menor, la llegada de los aviones daneses lo cambiará todo. ¿Quién querría quedarse afuera?.
F-16 y Fuerza Aérea Argentina: “Estamos hablando de grandes inversiones”
Los responsables del Programa F-16, el Comodoro Juan Manuel Sosa y el vicecomodoro Cristian Darío Giaccaglia, reciben a DEF para revelar, por primera vez, los desafíos de este proyecto que promete transformar el presente y el futuro de la Fuerza Aérea y, obviamente, de Argentina. De todas maneras, en la intensidad de los trabajos, Sosa es contundente: “Son tantas las previsiones y arreglos que el tiempo nos parece poco”.
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Hace más de un año y medio que el anuncio de la compra de los aviones F-16 sacudió al ámbito castrense. Nadie lo esperaba y, por entonces, reinaba el escepticismo sobre su avance. Sin embargo, el Ministerio de Defensa dio un mensaje claro: la compra sería sobre 24 aviones F-16 Fighting Falcon.

“Obviamente pensamos en la ceremonia, pero sabemos que en enero esos aviones empiezan a volar y que, por lo tanto, hay que hacer las proyecciones. En todos los aspectos que giran en torno al avión, hay un sistema enfocado en la logística de acá a los próximos años”, advierte el comodoro Juan Manuel Sosa, jefe del Programa. Su aclaración tiene sentido: una vez que lleguen, la Fuerza Aérea debe estar lista para comenzar a operar. Por eso, agrega: “Nuestros mecánicos están llegando, vuelven de estar en Estados Unidos y Dinamarca, donde hicieron cursos. Además, los pilotos están en las cámaras centrífugas en EE. UU. Y, en medio de todo esto, hay que planificar el ferry para las aeronaves, incluso la parte marítima (con el traslado de los contenedores logísticos). Es un gran puzzle que está armándose y que se consolidará en diciembre. Ahí tiene que salir todo perfecto”.
¿Qué papel tienen ustedes? “El Programa F-16 conduce todo lo que está ocurriendo. Pero, atrás está toda la Fuerza Aérea, son las distintas áreas de la institución las que se ponen al hombro el esfuerzo. Por ejemplo, el Grupo Construcciones es el que está llevando adelante gran parte de los trabajos de infraestructura del Área Material Río Cuarto. Allí, además, están los efectivos trabajando para poner a la Unidad en condiciones”, responde Giaccaglia. A su lado, Sosa aclara que existe un grupo de arquitectos de la institución que, a través de la Dirección de Infraestructura, se están encargando del diseño y readecuación de las oficinas y hangares de Tandil: “Estamos hablando de grandes inversiones”.

La llegada de los F-16 bajo estricta confidencialidad
“En este momento estamos definiendo las rutas, las escalas, los reabastecimientos en vuelo y un montón de otras cuestiones. Cualquier filtración podría afectar la misión”, revela Sosa sobre lo que ocurrirá cerca del 5 de diciembre, fecha en la que los F-16 deberían llegar a Argentina.
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“Los pilotos seleccionados deben tocar el cielo con las manos”, sugiere DEF. Enseguida, ambos oficiales toman la palabra: “Justamente, este proceso genera todo tipo de sentimientos. Pero, en ese sentido, son muy humildes. Además, uno de los objetivos es que toda la Fuerza Aérea y todo habitante argentino sientan orgullo por todo lo que hacemos y que también se sientan parte de este logro. En esa línea, el piloto es tan sólo una parte de todo lo que está pasando. Por eso, la idea es que tengan un perfil bajo, porque ahora necesitamos profesionales comprometidos y con disciplina”.
Más de 20 evaluaciones y un exigente proceso de formación
Desde el Cóndor, los pilotos a cargo del F-16 son tajantes: uno de los desafíos más grandes que debieron enfrentar fue la formación del personal de cara a la llegada de un avión que trae tecnología nunca antes vista en el ámbito aeronáutico militar.

¿Hay ADN nacional en los méritos obtenidos? “Sí, hay algo que es muy argentino. Por ejemplo, nuestros mecánicos y técnicos que están en Estados Unidos, se entrenaron con otros países y, en cierta medida, se destacaron. Eso habla de que la formación que tuvieron en la Fuerza Aérea es buena. Invertimos muchísimo para que estudien inglés durante dos años, tuvieron que superar más de 20 evaluaciones. De hecho, tuvieron que rendir exámenes en la embajada de Estados Unidos para, recién a partir de ese momento, comenzar el curso de F-16. Además, tuvieron que aprender toda la parte técnica para poder certificarse. Entonces, uno ve hacia atrás y, considerando dónde estábamos, la inversión está dando sus frutos”, contesta Sosa.
En esa línea, ambos pilotos recuerdan que son varios los países que compraron el sistema F-16. Por lo tanto, debieron atravesar los mismos desafíos y procesos. Sin embargo, muchos de esos Estados debieron iniciar la formación (los cursos básicos para operar el avión) desde cero: a Argentina, en cambio, se le reconoció el nivel profesional de su personal. Sobre ese tema, Sosa es contundente: “Durante los últimos 30 años, la Fuerza Aérea nunca dejó de hacer intercambios de instructores. Eso hizo que nos mantengamos actualizados. En el caso de los pilotos, se nota muchísimo. En el caso de los mecánicos, la formación fue muy buena, tanto que fue algo que destacó la empresa Top Aces”.
En ese sentido, cuentan que, en una primera etapa, debieron enfocarse en la formación de especialistas -pilotos y técnicos- para que, en un segundo momento, ellos puedan ser los responsables de la transmisión de conocimientos y de la formación del personal. Mientras ese núcleo duro se refuerce, el sistema de capacitación será mixto: gran parte del personal se seguirá formando en Estados Unidos, al menos durante gran parte del 2026. “Para el 2027 buscamos ser autónomos en la formación”, indican.

¿Cambian los planes de estudio de la Fuerza Aérea Argentina?
“Estamos empezando a aplicar ciertas doctrinas de empleo de la OTAN”, reconocen Sosa y Giaccaglia. ¿Qué implicancias tiene eso? “Significa que hay que adoptar currículas de entrenamiento nuevas e, incluso, adaptar otras. Se está reviendo, actualizando, incorporando y estandarizando todo para que la Fuerza pueda obtener un producto del mejor nivel”, responden.
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Además, subrayan que la incorporación del F-16, al sumar nuevas tecnologías, debe involucrar nuevas áreas curriculares en los institutos de formación. Al respecto, aclaran: “El proceso de selección siempre fue alto. Eso no va a cambiar. La diferencia es que se agregan contenidos. Ahora, lo que los debe motivar es que se tienen que esforzar para lograr la meta”.
Los planes de la Fuerza Aérea para Tandil
Cuentan las autoridades del Programa que, en este momento, la Fuerza avanza en un centro de instrucción en Tandil (provincia de Buenos Aires), donde se encuentra el avión de entrenamiento F-16B MLU (presentado a comienzos de este año).

“Ese avión está dentro de un hangar que fue construido específicamente con este fin. Además, está adosado a otra instalación que cuenta con un sistema de aulas donde se darán cursos de inglés y de la parte técnica”, detalla Sosa, quien también destaca que, otro de los objetivos, es que el personal pueda sumar experiencia en el sistema de gestión logística conocido como ILIAS, ya que es esta plataforma la que permite brindar el soporte a las nuevas aeronaves.
“Cada capacidad es un área de desarrollo”, advierte Giaccaglia sobre el impacto de la llegada de los F-16 en la Fuerza Aérea. Al respecto, los dos efectivos explican que todo se traduce en nuevo equipamiento, cursos e instalaciones. Incluso, la institución se está adaptando a nuevas normativas (internacionales) de seguridad que se deberán aplicar a partir de ahora.
“Buscamos un cambio generacional para la Fuerza y que éste se expanda al resto del instrumento militar. Es decir, apuntamos a generar un efecto de modernización y una nueva cultura alrededor de la interoperabilidad y de las capacidades”, comenta Giaccaglia.

Los motivos de las obras en Río Cuarto, provincia de Córdoba
“Río Cuarto es un área de mantenimiento para los aviones de la Fuerza. Había que dotarla de capacidades. Este año, un gran porcentaje de las nuevas obras se apuntaron a ese punto del país con el objetivo de recibir a los aviones. En Tandil también se hicieron pero, a partir del año que viene, se incrementarán. Cabe aclarar que, en este último lugar, las obras serán más profundas porque va a ser la base de operaciones definitiva”, cuenta el comodoro Sosa sobre las modificaciones en las bases aéreas que tiene la Fuerza en esos dos puntos del país.
Además, sobre Río Cuarto, subrayan que son obras relevantes porque será una base de despliegue del F-16 en el centro del país. “Allí nuestro personal está obteniendo lecciones que se aplicarán en Tandil. En ese sentido, es todo un diseño de la Fuerza Aérea”, añade Giaccaglia, no sin antes contar que las áreas de comunicaciones e informática también se convirtieron en grandes protagonistas del proceso.

“Si damos a conocer lo que compramos, estamos difundiendo vulnerabilidades del instrumento militar”
“No dar a conocer algo es porque, en realidad, estamos protegiendo un bien que es de la defensa”, aclaran Sosa y Giaccaglia, no sin antes explicar que los tres decretos de Secreto Militar que rigen la adquisición del F-16 tienen una finalidad.
“Si damos a conocer todo lo que compramos -y dónde lo tenemos- estamos difundiendo vulnerabilidades del instrumento militar. Justamente, el resto de los países del mundo protegen sus fortalezas y no develan las debilidades”, detallan. Para Giaccaglia esa confidencialidad asegura el carácter disuasivo de la defensa argentina: “Un banco no muestra los planos de construcción de la bóveda”. “Los decretos de Secreto Militar hacen que algunos contratos y obras de infraestructura se rigan por esos estándares”, insiste Sosa.

“Empezamos a ser disuasivos y, eso, a muchas otras naciones no les gusta. Tenemos que defender nuestro país, que es la octava geografía mundial. Argentina necesita tener un sistema de armas como el F-16”, aseguran las autoridades del Programa. En ese sentido, aclaran que el avión, desde Tandil, puede tardar tan solo 12 minutos en llegar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El fin del Programa F-16: “La Fuerza Aérea nos dio un montón de oportunidades”
“El programa tiene un inicio y va a tener un fin porque debe entregar un producto. Una vez que lo haga comienza una etapa de transición. Cuando se cumpla eso, el programa desaparece. Seguramente adquirirá otro nombre, porque desde entonces pasará a encargarse del sostenimiento”, aclaran los pilotos detrás del F-16.

“La Fuerza Aérea me dio un montón de oportunidades y amigos. Ese es el valor agregado que nos da esto”, comenta el comodoro Sosa al ser consultado por los sentimientos y emociones alrededor de la pronta llegada de los F-16. Sobre eso, Giaccaglia confiesa: “El momento en el que los aviones aterricen va a ser una gran satisfacción y, para poner un poco de contexto, un ingeniero danés nos dijo que ese va a ser un día muy feliz, para nosotros en particular. Pero, para él, será una jornada triste porque él ama a su avión”, comenta Giaccaglia.
Para ambos, el secreto detrás de la adquisición del F-16 fue la constancia, el compromiso y el nivel de detalle logrado detrás de cada movimiento. No lo hicieron solos, lo consiguieron junto a cientos de hombres y mujeres que también se pusieron el Programa al hombro. “Se está haciendo con amor y con pasión”, finalizan. Sin duda, a partir del 5 de diciembre próximo, el cielo argentino será más celeste y blanco que nunca.


                                    
