Corea del Sur invertirá 26,5 millones de dólares para el desarrollo de un nuevo avión de combate ligero. La iniciativa llega en un contexto donde Estados Unidos y China intensifican su rivalidad en Asia-Pacífico, por lo que el país asiático aspira a convertirse en un proveedor de sistemas militares de alto nivel.
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El proyecto está vinculado al programa del caza FA-50 de Korea Aerospace Industries (KAI), cuya versión mejorada podría estar lista para 2028. La fuerza aérea surcoreana ya opera modelos avanzados como el F-35A y se prepara para producir en serie el caza doméstico KF-21 Boramae, lo que refuerza su capacidad y proyección militar.
Corea del Sur: de aliado estratégico a potencia en crecimiento
Desde hace años, Corea del Sur mantiene una estrecha alianza militar con Estados Unidos para garantizar su defensa frente a Corea del Norte y otras amenazas regionales. Esta cooperación se fundamenta principalmente en el Tratado de Defensa Mutua entre los Estados Unidos y la República de Corea que, hasta la actualidad, continúa vigente.
Sin embargo, su reciente apuesta por la industria aeroespacial militar revela la intención de convertirse en un exportador y competidor estratégico.

Según información oficial, Corea del Sur desarrolla una variante ampliada del FA-50, un avión ligero de entrenamiento y combate orientado al mercado internacional. Este esfuerzo no solo fortalece su poderío interno, que actualmente está conformado por más de 315 cazas de combate, 98 aeronaves de ataque y 111 helicópteros dedicados a misiones ofensivas, sino que le permite tener un rol más autónomo en la geopolítica del Indo-Pacífico.
El programa del KF-21 Boramae es parte central de esta transformación. El Korea Aerospace Industries (KAI) firmó un contrato de 1.410 millones de dólares para producir 20 unidades iniciales, con entregas previstas a partir de 2026. En concreto, planean fabricar aproximadamente 120 para 2032, reemplazando a los antiguos F-4 y F-5 y consolidando una flota de generación 4.5.
En paralelo, Corea del Sur busca autonomía tecnológica completa. Invirtió más de 2.300 millones de dólares en el desarrollo de un motor propio de nueva generación, con la mirada puesta en futuros cazas de sexta generación.

La estrategia surcoreana no se limita al plano interno. El país firmó acuerdos de exportación por 713 millones de dólares con Filipinas para suministrar 12 aviones FA-50 antes de 2030, y busca nuevos socios en el Sudeste Asiático y Medio Oriente.
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Durante la Seoul International Aerospace & Defense Exhibition (ADEX) 2025, Corea del Sur exhibió sus avances en drones autónomos, sistemas no tripulados y armas con inteligencia artificial. Según Korea JoongAng Daily, el evento consolidó la imagen del país como uno de los centros de innovación en defensa más dinámicos de Asia.
Así, Corea del Sur pretende escalar hasta convertirse en la cuarta potencia de defensa mundial hacia 2030, impulsando la venta de armamento avanzado, drones y sistemas con inteligencia artificial. En el contexto actual, donde la competencia tecnológica y armamentística es cada vez más intensa, el desarrollo del KF-21 y del FA-50 posiciona a Corea del Sur como un nuevo competidor, principalmente regional, en el ámbito aeroespacial.