La voz de la máxima autoridad de la Fuerza Aérea Argentina refuerza los lineamientos de la institución de cara al próximo despliegue militar en la Antártida. En el confín del mundo, los efectivos de esta organización garantizan el puente aéreo entre ambos continentes, mantienen operativa la pista de la base “Marambio” y desafían los límites del clima y la geografía, para posibilitar el reabastecimiento logístico de los científicos argentinos – que estudian uno de los territorios más inhóspitos del mundo.
Cada misión encierra un riesgo extremo: un error o una falla puede cruzar la delgada frontera entre la vida y la muerte.
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Por eso, año tras año, la Fuerza Aérea lleva adelante el ejercicio “Glaciar”. Lo hace a miles de kilómetros de los principales centros urbanos de Argentina. Una tarea nada fácil si se considera que, a ese punto del país, deben trasladarse aviones, helicópteros y cientos de hombres y mujeres que, con sus inconfundibles buzos de vuelo, trabajan día y noche para afianzar las técnicas que les permitirán actuar en el implacable hielo antártico.

Durante esta edición del ejercicio “Glaciar”, en la localidad de Loncopué, DEF dialogó en exclusiva con el jefe de la Fuerza Aérea Argentina, el brigadier mayor Gustavo Javier Valverde, para conocer los detalles de uno de los operativos más importantes de la institución.
En detalle, así se vive el ejercicio “Glaciar” en el seno de la Fuerza Aérea
-¿Por qué el ejercicio Glaciar es importante para la Fuerza Aérea?
-Estamos acá, en Loncopué, provincia de Neuquén, para llevar adelante esta actividad que nos permite integrar los distintos sistemas de armas, de alas fijas y rotativas, para simular la actividad y el adiestramiento que los pilotos y el personal de tierra lleva adelante en la Antártida.
-¿Qué tiene este lugar que lo vuelve ideal para este tipo de actividades operacionales?
-En esta localidad las condiciones de la cordillera nos permiten simular el escenario de las acciones antárticas. El “Glaciar” es una actividad fundamental, especialmente en lo que concierne al adiestramiento, porque acá hacemos todo aquello que necesitamos y, posteriormente, podemos sacar las lecciones aprendidas para que, de cara al despliegue del personal en el continente blanco, ellos puedan estar capacitados y preparados para operar en condiciones de seguridad.



Pilotos militares argentinos, preparados para operar donde el país los necesite
-Cuando usted habló a los hombres y mujeres de la Fuerza Aérea, en la presentación del ejercicio, mencionó que es vital que se despejen de otras responsabilidades para enfocarse en el trabajo que supone el “Glaciar”, ¿por qué?
-En este tipo de ejercicios, salimos de las unidades de la Fuerza Aérea y el personal que se despliega se aleja de sus familias. Acá están fuera de su lugar de confort y vienen a operar.
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Necesitamos que todos estén 100% afectados a la tarea operativa, desde el mecánico que prepara el avión o el helicóptero, el personal de meteorología, de sanidad, seguridad, aquellos que dan apoyo a los servicios logísticos para operar.
Buscamos asegurar el éxito de la misión. En una localidad que está alejada de los puntos de abastecimiento de la Fuerza Aérea, cualquier descuido puede convertirse en un incidente o accidente. Entonces, requerimos que el personal esté concentrado en cada actividad que tiene que realizar.

-¿Y por qué es relevante para los argentinos que la Fuerza Aérea se adiestre en este lugar?
-Esto es importante porque refuerza todo lo que planificamos en las unidades de asiento. El “Glaciar” nos permite llevar a la práctica y estar adiestrados para que la gente que va a la Antártida sepa con qué se va a encontrar. Y si no es en el continente blanco, si existe una necesidad, podremos colaborar con los ciudadanos en el sur del país y realizarlo con éxito.