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Así se forma un líder en el Ejército: los detalles de la pista del Colegio Militar que deben atravesar los futuros jefes 

DEF estuvo en la pista de liderazgo del Colegio Militar de la Nación: durante 24 horas, los cadetes enfrentaron situaciones desafiantes para mejorar sus cualidades y convertirse en jefes. 

El ruido de los disparos ensordece. Y, a pesar de las explosiones y gritos, se escucha la voz del jefe: “¡Avanzar!”. Su decisión lo cambia todo. En la incertidumbre de la guerra, los soldados siguen a ciegas la orden que acaba de llegar. El miedo queda atrás, no hay tiempo y, si había dudas, el jefe acaba de despejarlas: reorganiza al grupo y mantiene la calma, sus efectivos confían en él.

La situación tampoco es fácil para este oficial, quien calla el temblor de su cuerpo y recuerda que no debe dejarse llevar por el caos. Fue entrenado para eso y, pese a que la misión no será fácil y que, de hecho, puede morir en el campo de batalla, sabe que de sus decisiones depende la vida de sus hombres y mujeres. Lo aprendió al iniciar su carrera: el liderazgo se ejerce. 

“Líder no se nace, sino que se hace”, reconocen en el imponente predio del Colegio Militar de la Nación, en la localidad de El Palomar,  provincia de Buenos Aires. ¿El motivo de la afirmación? El instituto, uno de los más importantes que tiene el Ejército Argentino (de allí egresan, con el grado de subtenientes, los futuros oficiales de la Fuerza) tiene la responsabilidad de formar a quienes, tanto en la paz como en la guerra, deberán conducir a un grupo de personas para cumplir su misión. Y, como si fuera poco, deberán hacerlo sin vacilar, porque cuando llegue el momento de actuar, el liderazgo no admite dudas. 

Para atravesar la pista, se armaron patrullas de ocho efectivos. A medida que atraviesan los obstáculos, cada uno de ellos ocupará el rol de líder (Foto: Fernando Calzada)

Por eso, al cursar el tercer año de la carrera, los cadetes -como se llama a quienes estudian en el Colegio Militar de la Nación- deben experimentar uno de los momentos más  desafiantes: atravesar una pista de liderazgo para que, de acuerdo a sus decisiones, modos de conducir al personal y encarar distintos obstáculos -que también se les pueden presentar a lo largo de su carrera militar-, los instructores y psicólogos del instituto puedan ayudarlos a mejorar como futuros jefes y fortalecer aquellos aspectos de su personalidad que permitan potenciar los roles que deberán asumir una vez que egresen. DEF fue testigo de esta etapa clave y dialogó con quienes tuvieron alguna responsabilidad en este momento. 

Un dato: el Colegio Militar de la Nación, además de brindar una formación clave a los futuros oficiales del Ejército, también es una institución que apunta a consolidarse como referente en materia de liderazgo a nivel regional. 

La rastrera es una de las pruebas más díficiles. Mientras la atraviesa, el líder de ese momento deberá lidiar con el fracaso (Foto: Fernando Calzada)

“La finalidad es formar al futuro oficial del Ejército”

¿Qué es el liderazgo militar? “Lo debemos entender como la resultante de una adecuada aplicación de procedimientos y el desarrollo de las condiciones personales para el mando (a lo que todo jefe de una organización castrense debe aspirar). Hablamos del mando como humildad, confianza, influencia, integridad y, siempre, ejemplo personal”, responde el capitán Gonzálo Galíndez, del Colegio Militar, en diálogo con DEF

En ese sentido, el oficial explica que la pista que se realiza anualmente cuenta con una fase de desgaste (físico y mental), otra de ejecución (donde deben resolver distintos obstáculos) y, finalmente, una de evaluación (a cargo de psicólogos e instructores militares), en la que se tienen en cuenta las decisiones tomadas, el modo en que se resolvieron los problemas y el trabajo en equipo. “La finalidad de todo esto es formar al futuro subteniente y oficial del Ejército Argentino”, detallan desde El Palomar. 

Uno por uno, los distintos momentos de la pista de liderazgo

¿A qué se debieron enfrentar los jóvenes cadetes? Al cansancio, a la frustración, a la incertidumbre y a actividades de distinta intensidad, tanto física como mental. “Se empezó un día antes con actividades de adiestramiento físico, por ejemplo, tuvieron natación, deporte que consideramos de alta intensidad por el desgaste que implica. Luego, se realizó una revista de equipo, lo que para nosotros supone agotamiento mental, ya que uno de nosotros pasa a controlar lo que lleva el cadete en la mochila. Seguidamente, hacemos un primer test de sueño con un programa que mide la reacción del cadete. Además, se llevó adelante una marcha de 8 kilómetros (con mochila y equipo)”, contó Galíndez.

¿Estaban listos esos cadetes para tomar decisiones para ellos y su grupo? Cualquier ciudadano podría reconocer que, en ese contexto (y bajo presión), no siempre es fácil. 

“Esto lleva a un cansancio extremo. Después pasamos a actividades físicas de intensidad media. Y, seguidamente, se realizó un segundo test de sueño. Al finalizar, se llevó adelante un juego mental. En este momento ya hubo un cadete que fue evaluado como líder y, a él, se le empezaron a dar misiones”, contaron, no sin antes agregar que, finalizado ese momento, se realizó un tercer test de sueño

A lo largo de la noche, los cadetes apenas pueden conciliar el sueño. El objetivo es que, al otro día, comience una etapa en la que deberán atravesar distintos obstáculos. Pero, además, se los dividirá en grupos y, en cada uno de ellos, alguno de esos jóvenes deberá ocupar el rol del líder: ¿está listo para decidir por el resto?

La importancia de gestionar el sueño

El capitán médico Agustín Folgueira, del Ejército Argentino, lleva varios años estudiando el impacto del cansancio y la falta de sueño en las actividades operacionales. “En esta pista de liderazgo se evalúa el desempeño individual y grupal ante la exposición previa y progresiva a diversos estresores, que incluye a la privación del sueño. El dormir restaura el estado físico y mental, no hacerlo afecta directamente al rendimiento, lo que suele ser inevitable en las actividades militares. Entonces, en esta actividad se incrementa el nivel de fatiga y eso lo podemos medir”, cuenta.

Además, explica que esa fatiga se puede medir con un test de reacción psicomotora -que fue inicialmente desarrollado por el Ejercito Estados Unidos– que incluye evaluaciones de la velocidad de respuestas a estímulos aleatorios.

Folgueira explica que el ser humano, de acuerdo con sus ritmos circadianos, tiene momentos en los que tiene mayor o menor nivel de alerta. “Cuánto más tiempo permanecemos despiertos, sentimos mayor somnolencia por ciertas sustancias que se acumulan en el cerebro. Entonces, el test se debe hacer en diferentes momentos porque la velocidad de reacción es distinta: a mayor tiempo despiertos, más lenta suele ser la velocidad de reacción”, dice, al tiempo que agrega que ese registro ayuda a ajustar el algoritmo matemático de predicción del riesgo de fatiga, desarrollado en el Laboratorio de Cronofisiologia (UCA) y la Secretaria de Ciencia y Tecnologia (UNDEF), para mejorar la planificación de las actividades militares.

Esta etapa, explican desde el Colegio Militar de la Nación, es fundamental para que los jóvenes puedan conocer sus fortalezas y debilidades al ejercer el liderazgo (Foto: Fernando Calzada)

“No se lo da de baja, se busca complementar su formación”

Finalmente, a partir de las 7 de la mañana, los cadetes del Colegio Militar encaran el momento decisivo, la pista de obstáculos: “Está compuesta por ocho puntos con actividades netamente militares y que requieren de la creatividad del líder (quien, a su vez, estará siendo evaluado)”. 

Para atravesar este momento, se armaron patrullas de ocho efectivos: cada uno de ellos deberá asumir el rol de líder de forma aleatoria. “En este momento, entran a jugar dos actores en particular: el oficial instructor del Colegio Militar (que va a estar evaluando la capacidad de líder en una serie de aspectos) y los psicólogos (del Centro de Orientación Educativa), ellos pondrán el foco en el juego de roles para saber cómo responde el grupo ante un estímulo negativo y estresor”, detallan, no sin antes contar que en cada una de las pruebas pueden llegar a tardar aproximadamente 30 minutos. 

En cada uno de los obstáculos los jóvenes lidian con la frustración. La proactividad y la creatividad pueden ser sus grandes aliados (Foto: Fernando Calzada)

Por ejemplo, uno de los obstáculos que debieron enfrentar los jóvenes fue tener que atravesar una reja de más de dos metros de alto con varios elementos e, incluso, con un supuesto herido en combate. “La idea es que no sea fácil lograrlo, entonces ahí se puede evaluar la frustración, la proactividad e, incluso, la creatividad que tienen los cadetes. Otro ejemplo es la rastrera, en un arroyo: allí, bajo fuego enemigo simulado, deben arrastrarse para  atrevesarlo. Este obstáculo tiene una particularidad: no se puede pasar con éxito. Entonces, el líder está constantemente invadido por la frustración de no poder llevar a cabo esa actividad”, detalla Galindez, quien cuenta que esta pista puede darle herramientas a los hombres y mujeres -que, en un año, estarán egresando como subtenientes- para saber cómo reaccionan ante determinados estímulos de estresores como el cansancio, la incertidumbre, el hambre y el sueño.

Sin embargo, el capitán es contundente: “Esto no es excluyente. Si al cadete le va mal, no se lo da de baja ni nada parecido. Lo que se busca es complementar su formación”. 

Un detalle, no menor: los distintos cadetes de tercer año se enteran quién será el líder de la patrulla antes de iniciar cada uno de los ocho obstáculos. Con esa información, comienzan a organizar al personal y a tratar de cumplir la actividad de la mejor manera posible.

“Le sirve al cadete para conocerse a sí mismo. Probablemente yo pueda ser invencible, pero no lo sea con sueño, por ejemplo. O, quizá, puedo ser muy creativo pero, si me cruzo con un obstáculo de difícil resolución, termino en un laberinto sin salida o me dejo influenciar por factores externos”, señalan desde el Colegio Militar. 

Resiliencia, manejo de las emociones y tolerancia a la frustración: ¿qué se espera de un líder? 

Por su parte, el capitán Francisco D`Ambra insiste en que, a medida que las horas transcurren, se realizan distintos test del sueño. Cuentan, desde El Palomar, que una persona cansada puede tener un rendimiento similar al de un estado de ebriedad. 

“Esta es una experiencia desarrolladora y formadora”, comenta D`Ambra, no sin antes detallar que, para llevar adelante esta actividad, tienen en cuenta distintos reglamentos y manuales militares. 

“Esta es una experiencia desarrolladora y formadora”, dice a DEF el capitán Francisco D`Ambra (Foto: Fernando Calzada)

¿Qué se espera de un futuro jefe militar? De acuerdo con lo que cuentan, se pretende que tenga capacidad de liderar y que sea consultivo, operativo, modelo de ejemplo y resolutivo, entre otras cualidades. Pero, sobre todo, deberá tener un manejo positivo de sus emociones y tolerancia a la frustración. 

Un dato: además de contar con un informe del oficial instructor, del COE y de sus propios compañeros, cada uno de esos cadetes realiza una autoevaluación de su desempeño para asegurar una visión integral. “En base a eso sale su rendimiento en la pista, no hay un aprobado o un desaprobado. Así el cadete puede identificar sus fortalezas y debilidades y, sobre todo, los procedimientos del mando, que es apreciar, decidir, ordenar y controlar un trabajo en equipo. Y esto sirve a futuro”, sostiene D`Ambra, quien también hace hincapié en un aspecto que sí o sí deben trabajar en la pista: la resiliencia. 

¿Esto se hace en otras fuerzas? “Siempre, en todos los ejércitos del mundo”, responde. 

“Nos probamos en nuestro máximo nivel de estrés y de fatiga muscular y mental”

De acuerdo con Rodrigo Morel, uno de los psicólogos del COE, también se busca observar a todo el grupo, no sólo al líder: “Tenemos varios roles. Entonces, acá se pueden ver las conductas que tiene cada uno de los integrantes de la patrulla. Los psicólogos observamos. Pero no es una nota que se les pone, sino una evaluación para que mejoren. Además, nosotros estamos todo el año con ellos”

“Nos probamos en nuestro máximo nivel de estrés y de fatiga muscular y mental. Son actividades muy demandantes. Son situaciones complicadas que nos llevan al límite junto con nuestros camaradas. Luego de este momento, uno cambia su forma de percibir distintas cuestiones. También nos da capacidad para empatizar con el otro, que también está cansado, y de forjar la resiliencia y la camaradería, que es lo más lindo e importante que existe en la vida militar”, confiesa el sargento ayudante cadete Santino Riboldi, cadete de cuarto año que, en 2024, debió atravesar la pista de obstáculos. 

“La idea es que sea una experiencia donde ellos crezcan como personas”, cuenta Marcela Muratori, doctora en Psicología y miembro del Colegio Militar (Foto: Fernando Calzada)

“En el Colegio Militar formamos a los líderes”

En diálogo con DEF, Marcela Muratori, doctora en Psicología, de la Secretaría de Investigación del Colegio Militar e investigadora del CONICET, contó que esta actividad solía hacerse exclusivamente en el arma de Infantería, sin embargo, en esta edición se decidió incorporar a las otras con el objetivo de evaluar el liderazgo in situ.

“Hace 15 años, junto a otra colega y a los oficiales instructores del Colegio, desarrollamos una grilla de evaluación para medir la capacidad que tienen los cadetes de liderar. Por entonces, consistía en 10 categorías, entre ellas la capacidad de ser consultivo, estratega y luchador y el manejo de emociones como la tolerancia o la frustración. A lo largo de los años la evaluación fue incorporando otras dimensiones”, dice.

Además, cuenta que buscan que las situaciones que deban afrontar se asemejen a un contexto de combate. “Todas estas evaluaciones también son transversales, hay estudios de sueño y de fatiga que se hacen a lo largo del desgaste y de la pista. Y después hay un seguimiento”, cuenta y agrega que el liderazgo es un proceso psicosocial en el que la influencia del líder y el respeto de quienes lo rodean es fundamental. Por eso, subraya, es importante que sea evaluado por los oficiales y por sus pares y que, además, el cadete pueda conocer ese informe: “La idea es que sea una experiencia donde ellos crezcan como personas”. 

Teniente coronel Álvarez Suárez: “El futuro oficial tiene que trabajar varias facetas. Pero, fundamentalmente, nos enfocamos en los valores” (Foto: Fernando Calzada)

Por su parte, el teniente coronel Fernando Álvarez Suárez, jefe del Cuerpo de Cadetes del Colegio Militar de la Nación, relata que, con esta pista, se busca que el cadete se pueda conocer a sí mismo: “Que sepa cuáles son sus potencialidades y falencias para, luego, poder trabajar para mejorar”. 

“En el Colegio Militar formamos a los líderes. Y, si vemos que alguno de ellos tiene gran potencial, aprendemos de él también. Este tipo de actividades los ayuda muchísimo”, reconoce. 

¿Qué tipo de líder tiene que ser quien egrese del Colegio Militar? “El futuro oficial tiene que trabajar varias facetas. Pero, fundamentalmente, nos enfocamos en los valores. Eso es lo que lo va a cimentar y apuntalar. Después las técnicas y los procedimientos van a variar porque el estado del arte cambia día a día. Hay momentos en que el futuro oficial tendrá que aplicar diversas habilidades, no es lo mismo desplegarse en apoyo a la comunidad que en una actividad de combate o en misiones de paz. Esta pista es una de las tantas herramientas que tendrá para emplear”, finaliza Álvarez Suárez. 

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