En los últimos años, la Luna dejó de ser vista solo como un destino de exploración y volvió a convertirse en un posible hogar para la humanidad. Uno de los hallazgos más prometedores en ese camino es la confirmación de refugios subterráneos naturales, principalmente túneles de lava, que podrían permitir la permanencia humana en la superficie lunar durante largos períodos.
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Vida en la Luna: cómo son los refugios subterráneos
Según aseveran los expertos, estos refugios en cuestión se formaron hace miles de millones de años, cuando la Luna todavía tenía actividad volcánica. La lava fluía por la superficie y, al enfriarse la capa exterior, el material interno seguía avanzando hasta vaciarse, dejando enormes conductos huecos bajo tierra. Con el tiempo, algunos de estos túneles colapsaron parcialmente, creando accesos naturales desde la superficie.
Las imágenes obtenidas por misiones orbitales, como las de la NASA y la agencia japonesa JAXA, muestran que algunos de estos tubos pueden tener decenas de metros de ancho y kilómetros de extensión, mucho más grandes que los existentes en la Tierra.

La gran ventaja de estos espacios subterráneos es la protección natural que ofrecen. En la Luna no hay atmósfera ni campo magnético significativo, lo que expone a cualquier estructura en la superficie a radiación cósmica, tormentas solares y micrometeoritos.
Vivir bajo varios metros de roca lunar reduciría drásticamente esa radiación, haciendo posible la estadía humana sin necesidad de blindajes artificiales extremadamente pesados y costosos.
Los próximos planes para vivir en la Luna
Además, estos refugios mantienen una temperatura mucho más estable que la superficie lunar, donde se pasa de más de 120 grados durante el día a menos de –170 grados por la noche.
La idea no es habitar el túnel tal como está, sino adaptarlo. En su interior se instalarían módulos presurizados, similares a los de la Estación Espacial Internacional, conectados entre sí. Estos módulos proporcionarían oxígeno, control térmico, reciclaje de agua y protección adicional. La roca lunar actuaría como una primera barrera natural, mientras que la tecnología humana se encargaría de crear un entorno habitable.

Otro punto clave es el acceso a recursos. En algunas regiones cercanas a estos túneles se detectó la posible presencia de hielo de agua, fundamental no solo para el consumo humano, sino también para producir oxígeno y combustible. Esto permitiría reducir la dependencia de suministros enviados desde la Tierra, uno de los mayores desafíos de cualquier base lunar permanente.
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Estos refugios subterráneos también serían estratégicos para futuras misiones a Marte. La Luna funcionaría como un laboratorio de prueba, donde ensayar cómo vivir fuera de la Tierra durante meses o años, cómo manejar el aislamiento, la baja gravedad y la autosuficiencia. Aprender a habitar estos espacios sería un paso clave antes de intentar colonias en otros planetas.





