Un terremoto de magnitud cercana a 8,8 frente a la península de Kamchatka permitió demostrar por primera vez que un tsunami podría detectarse prácticamente en tiempo real desde el espacio, con ayuda de la tecnología de la NASA.
Cómo funciona el sistema de la NASA
Ese evento se convirtió en la prueba más sólida del sistema experimental GUARDIAN, desarrollado por el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. A diferencia de los métodos tradicionales, que dependen principalmente de datos sísmicos y de boyas oceánicas que registran variaciones de presión, GUARDIAN observa las consecuencias del tsunami desde arriba.
Cuando una masa enorme de agua se desplaza después de un sismo submarino, empuja el aire y genera ondas de presión y gravedad que ascienden y perturban la ionosfera, una capa cargada eléctricamente en la parte superior de la atmósfera.

Esas perturbaciones alteran las señales de los satélites GNSS que las estaciones en tierra reciben constantemente. El sistema analiza en tiempo real esas pequeñas deformaciones y, cuando detecta un patrón compatible con un tsunami, activa una alerta científica inmediata.
Durante el tsunami de Kamchatka, GUARDIAN identificó las primeras anomalías atmosféricas apenas unos veinte minutos después del sismo, lo que permitió anticipar su presencia incluso antes de que se confirmara mediante boyas oceánicas. En lugares como Hawái, la detección ocurrió entre media hora y cuarenta minutos antes de la llegada de las olas, un margen que puede resultar crítico para activar evacuaciones.
Detección de tsunamis desde el espacio: sus ventajas y desventajas
Aunque GUARDIAN no reemplaza los sistemas actuales, suma una capa completamente nueva de información que no depende del océano sino de la atmósfera, ofreciendo una perspectiva más rápida y amplia. La tecnología se basa en una red de cientos de estaciones GNSS, muchas de las cuales ya operan alrededor del mundo, lo que convierte al sistema en una herramienta con un potencial global considerable.
El significado de este avance es profundo. Hasta ahora, detectar un tsunami implicaba esperar a que las boyas DART registraran el paso de las olas en aguas profundas, un proceso que en ocasiones introduce retrasos o deja zonas sin cobertura debido al costo y la distribución limitada de esos sensores.
GUARDIAN, en cambio, aprovecha una infraestructura que ya existe y que puede procesar datos casi instantáneamente mediante algoritmos avanzados y modelos atmosféricos. Si bien la tecnología sigue en fase experimental, su desempeño en el evento de 2025 demostró que es posible captar un tsunami desde la ionosfera con suficiente precisión como para mejorar la capacidad de respuesta global.

La escalabilidad del sistema es real pero depende de varios factores. Las estaciones GNSS deben transmitir datos en tiempo real, los algoritmos necesitan una integración fluida con los centros de alerta y las autoridades locales tienen que estar preparadas para interpretar y actuar sobre esta información adicional. Además, la tecnología debe probarse en diferentes escenarios, incluidos tsunamis provocados por deslizamientos submarinos o erupciones volcánicas, que generan señales distintas.
Aun así, el potencial es enorme: regiones vulnerables que hoy carecen de boyas podrían beneficiarse de una vigilancia atmosférica constante y barata.




