Un hallazgo astronómico puso a la comunidad científica en alerta: podría haberse registrado la primera observación de una “superkilonova”, un fenómeno cósmico teórico que combina dos de las explosiones más potentes del universo, una supernova seguida inmediatamente por una kilonova, algo que nunca antes se había detectado de forma clara.
- Te puede interesar: Lluvia Gemínidas: qué es y cómo se podrá ver desde Argentina
Superkilonova: cómo se forma
Las supernovas son explosiones extremadamente energéticas que ocurren cuando una estrella muy masiva agota su combustible nuclear o colapsa bajo su propia gravedad. En ese momento, la estrella estalla con una luminosidad enorme y expulsa al espacio gran parte de su materia, liberando elementos pesados como carbono y hierro, y usualmente dejando como remanente una estrella de neutrones o un agujero negro.
Por su parte, las kilonovas son fenómenos aún más raros: se producen cuando dos estrellas de neutrones, los restos ultra densos de estrellas gigantes que ya explotaron, se fusionan entre sí. Esta fusión genera una fuerte emisión de luz y es una de las principales fuentes de elementos muy pesados en el universo, como el oro o el platino.

Las kilonovas también producen señales detectables en ondas gravitacionales, las minúsculas ondulaciones del tejido del espacio-tiempo predichas por Einstein.
El evento en cuestión, catalogado como AT2025ulz (también identificado inicialmente como ZTF25abjmnps), fue detectado después de que los observatorios de ondas gravitacionales LIGO y Virgo captaran una señal procedente de lo que parecía ser la fusión de dos objetos de masa inusualmente baja.
Esa señal alertó a los astrónomos porque recordaba a la fusión de estrellas de neutrones que genera una kilonova, similar al histórico caso de GW170817 en 2017, el único evento de este tipo confirmado hasta ahora.
Minutos después, telescopios automáticos, como la Zwicky Transient Facility (ZTF), observaron en esa misma región del cielo un objeto que inicialmente brillaba con luz roja y se desvanecía rápidamente, un comportamiento que se asemeja al de las kilonovas conocidas.
Pero lo que siguió fue inesperado: el brillo volvió a aumentar y la luz del objeto evolucionó hacia tonos más azules, mostrando también hidrógeno en su espectro, una firma característica de algunas supernovas, no de kilonovas. Este cambio sorprendió a los investigadores porque las kilonovas típicas no presentan hidrógeno y tienen curvas de luz distintas.
Las dudas de la comunidad científica
Ante este patrón tan inusual, los científicos propusieron que lo observado podría ser una superkilonova: primero, una supernova explosionó y formó dos estrellas de neutrones (posiblemente con una masa menor a la típica), y estas se fusionaron casi de inmediato dentro de los restos de la explosión principal.

Así, la señal combinada de ondas gravitacionales y la emisión lumínica podría corresponder a ambas cosas: la explosión inicial de la estrella gigante seguida muy de cerca por la fusión de sus remanentes ultra densos.
La idea de una superkilonova había sido propuesta por modelos teóricos, pero no se había observado antes. Si se confirma, este fenómeno abriría una nueva ventana para entender la física extrema del universo y los procesos que generan algunos de los elementos más pesados del cosmos. Sin embargo, los científicos insisten en que la evidencia aún no es concluyente: podría haber otras explicaciones para el comportamiento observado en AT2025ulz, y se necesitan más detecciones similares para confirmarlo.




