En un nuevo capítulo de la carrera por la autonomía vehicular, Tesla vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, por el comportamiento errático de sus nuevos robotaxis, lanzados recientemente en Austin, Texas. La empresa de Elon Musk, que desde hace años promete revolucionar la movilidad con vehículos completamente autónomos, finalmente puso en circulación una docena de estas unidades. Pero las primeras pruebas en la vía pública no salieron como esperaban.
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Vehículos autónomos: cómo son los robotaxis de Tesla
Los robotaxis, que circulan sin conductor al volante, aunque con un supervisor humano en el asiento del acompañante, fueron protagonistas de varios episodios inquietantes. En redes sociales comenzaron a circular videos que muestran a estos vehículos autónomos cometiendo infracciones de tránsito, deteniéndose de forma abrupta frente a patrulleros estacionados o incluso desviándose hacia carriles contrarios. Algunos usuarios también reportaron aceleraciones bruscas y maniobras peligrosas que generaron alarma entre peatones y otros conductores.
Ante estas evidencias, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA, por sus siglas en inglés) confirmó que ya se encuentra en contacto con Tesla para recabar información sobre estos incidentes. La agencia enfatizó que, bajo la legislación actual, no aprueba de forma anticipada tecnologías como esta, sino que confía en que los fabricantes certifiquen que sus vehículos cumplen con los estándares federales de seguridad. Eso no impide, claro, que investigue cualquier posible defecto o comportamiento riesgoso.

El lanzamiento de los robotaxis fue discreto, a pesar de que Elon Musk los considera una pieza central del futuro de Tesla. Solo un pequeño grupo de analistas, influencers y accionistas fueron invitados a probar los viajes. En una publicación en X (ex Twitter), Musk celebró el momento como la “culminación de una década de trabajo duro”, agradeciendo a los equipos de inteligencia artificial y diseño de chips de la empresa. Sin embargo, las fallas en la conducción parecen haber opacado el entusiasmo inicial.
Incluso el contraste con sus competidores es notable. Empresas como Waymo, propiedad de Alphabet (la casa matriz de Google), y Zoox, controlada por Amazon, ya ofrecen servicios de robotaxis en varias ciudades de Estados Unidos, incluyendo Austin, San Francisco y Phoenix.
A diferencia de Tesla, estas compañías utilizan sistemas basados en sensores LIDAR, radares y mapas tridimensionales, que complementan o incluso reemplazan la visión por cámaras. Tesla, en cambio, apuesta todo a su sistema basado únicamente en cámaras y redes neuronales, lo que lo hace más barato, pero también más cuestionado.

El impacto de Tesla en este lanzamiento
Por ahora, los robotaxis de Tesla tienen limitaciones estrictas: no operan en condiciones climáticas adversas, evitan intersecciones complicadas y no aceptan pasajeros menores de 18 años. A pesar de esto, los incidentes iniciales ponen en duda si el sistema está realmente preparado para enfrentar la complejidad del entorno urbano.
Las consecuencias de este lanzamiento accidentado podrían ir más allá del impacto reputacional. Si la NHTSA detecta fallas graves o patrones de comportamiento peligrosos, podría iniciar una investigación formal o incluso exigir el retiro de estas unidades. Además, esto podría frenar el despliegue más amplio del servicio, y afectar las proyecciones financieras de Tesla, que depende de este proyecto para mantenerse competitiva frente a sus rivales.