China protagoniza una operación espacial sin precedentes: lanzó de urgencia una nave no tripulada, Shenzhou-22, para asistir a tres de sus astronautas que están “varados” en la estación espacial Tiangong debido a un inesperado problema de seguridad.
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Astronautas varados: cómo llegaron a esa situación
Todo comenzó cuando los controles en Tierra detectaron que la cápsula de retorno de la misión Shenzhou-20, que debía traer de vuelta a los tripulantes de Shenzhou-21, presentaba una grieta en la ventana de observación, posiblemente producida por el impacto de escombros espaciales.
Esa falla derivó en que la cápsula fuera declarada insegura para un regreso tripulado, lo que obligó a posponer el reingreso y a evaluar riesgos adicionales.
En respuesta, la Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA) aceleró los planes: aunque originalmente un modelo de la cápsula Shenzhou estaba programada para una misión tripulada en 2026, se decidió adelantar su lanzamiento. De esta manera, un cohete Long March-2F despegó desde el centro de lanzamiento de Jiuquan con la Shenzhou-22 a bordo, en una maniobra relámpago que llevó apenas 16 días de preparación desde la detección del problema.

La misión de la Shenzhou-22 no es simplemente de rescate: la nave transporta repuestos para reparar la ventana dañada de la Shenzhou-20, además de suministros como alimentos frescos y otros recursos necesarios para la tripulación en órbita.
La misión de rescate de China
Una vez en órbita, se espera que la cápsula se acople a Tiangong y permanezca allí hasta principios de 2026, momento en que podría utilizarse para traer de vuelta a los astronautas de la Shenzhou-21.
La situación era crítica porque, tras el incidente con la cápsula de la Shenzhou-20, la tripulación de relevo (Shenzhou-21) quedó a bordo sin una cápsula de regreso apta para una emergencia, algo que viola los protocolos de seguridad habituales en vuelos tripulados.
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Los astronautas, Zhang Lu, Wu Fei y Zhang Hongzhang, según las autoridades, se encuentran “trabajando con normalidad”, mientras esperan que la Shenzhou-22 les brinde la opción de volver a casa de forma segura.

Este episodio es un hito para el programa espacial chino: representa el primer “rescate” orbital de emergencia de este tipo, además de poner de relieve los riesgos cada vez mayores del tráfico de escombros en el espacio. También subraya la capacidad de respuesta de la CMSA, que tenía cohetes y naves en estado de alerta para actuar rápidamente ante contingencias.




