La película The Brutalist, dirigida por Brady Corbet y protagonizada por Adrien Brody y Felicity Jones, ha generado controversia debido al uso de Inteligencia Artificial (IA) en su producción. La polémica surgió al revelarse que se empleó software de IA para corregir la pronunciación en escenas donde los actores hablaban húngaro. Esta revelación ha suscitado debates sobre la autenticidad de las interpretaciones y el papel de la IA en el cine.
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Inteligencia Artificial en la industria del cine levanta polémica
En respuesta a las críticas, el director Brady Corbet aclaró que las actuaciones de Brody y Jones son completamente suyas y que la IA se utilizó únicamente en posproducción para perfeccionar la precisión del diálogo en húngaro.
Destacó que ningún diálogo en inglés fue alterado y que la IA no se empleó para reemplazar o mejorar las interpretaciones. El editor Dávid Jancsó, hablante nativo de húngaro, explicó que la asistencia de la IA fue necesaria para perfeccionar este complejo idioma.
Este incidente ha puesto de manifiesto un debate más amplio en Hollywood sobre el uso de la IA en la producción cinematográfica. La preocupación radica en que la IA podría reemplazar aspectos creativos y humanos de la actuación, afectando la autenticidad y originalidad del arte cinematográfico. Además, existe el temor de que la IA pueda influir en los procesos de premiación, como los Premios Oscar, donde la autenticidad de las interpretaciones es un criterio fundamental.

La película también generó debate porque empleó herramientas de Inteligencia Artificial para visualizar y conceptualizar algunas de las arquitecturas que aparecen en la película. Esto resultó especialmente controvertido debido a la naturaleza de la historia, que sigue a un arquitecto refugiado que busca reconstruir su vida en Estados Unidos.
La producción utilizó software de IA para desarrollar visualizaciones preliminares de las obras arquitectónicas que el protagonista, un arquitecto modernista, supuestamente diseñaría. Esto ayudó a los diseñadores de producción a experimentar con estilos y formas que podrían no haberse concebido de manera convencional.
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Sin embargo, se criticó que esto pudo haber reemplazado el trabajo creativo tradicional de diseñadores, arquitectos y artistas conceptuales humanos.
Algunos arquitectos y diseñadores argumentaron que el uso de IA para ilustrar arquitectura despoja al diseño de la sensibilidad y profundidad humanas. Dado que el protagonista de la película es un arquitecto que enfrenta desafíos culturales y emocionales, se cuestionó si usar IA para su arte ficticio contradice el propósito narrativo de mostrar su proceso personal.

Las críticas detrás del uso de la IA en el cine
La incorporación de IA en esta área levantó alarmas sobre la potencial reducción de oportunidades laborales para artistas conceptuales y diseñadores en la industria del cine.
The Brutalist no es el único caso en el que la IA ha sido utilizada en la industria del entretenimiento. La película Here, dirigida por Robert Zemeckis, empleó herramientas generativas desarrolladas por Metaphysic para rastrear el envejecimiento del personaje de Tom Hanks en tiempo real, lo que permitió reducir costos de producción.
En The Mandalorian, una serie de Disney perteneciente a la saga de Star Wars, se utilizó IA para mejorar fondos digitales y crear entornos virtuales dinámicos. Aunque se alabó la tecnología, algunos se preocuparon por su impacto en trabajos de locación y diseño de sets físicos. Netflix también exploró el uso de la IA para generar fondos de anime, lo que generó críticas de artistas que sintieron que sus trabajos estaban siendo reemplazados.

La integración de la IA en el cine plantea desafíos éticos y económicos significativos. Por un lado, ofrece oportunidades para innovar en técnicas de producción y posproducción, facilitando procesos que antes eran costosos o técnicamente complejos. Por el otro, surge la preocupación de que la IA pueda deshumanizar aspectos esenciales del arte cinematográfico, reemplazando talentos humanos y afectando la autenticidad de las obras. Este equilibrio entre innovación tecnológica y preservación de la integridad artística es un tema central en las discusiones actuales de la industria.