SpaceX lanzó su cohete Starship por novena vez, y aunque el vuelo alcanzó varios hitos, terminó en un final prematuro. El lanzamiento, que tuvo lugar desde la base Starbase en Boca Chica, Texas, representa otro paso fundamental en el ambicioso plan de Elon Musk para desarrollar un vehículo espacial reutilizable que pueda llevar humanos a la Luna y Marte.
La empresa del magnate sudafricano considera al despegue como exitoso. La separación entre la etapa inferior (Super Heavy, también utilizada en el séptimo vuelo) y la nave Starship fue limpia, y ambos componentes continuaron su trayectoria como estaba previsto. La Super Heavy ejecutó su maniobra de reingreso y amerizaje en el Golfo de México de forma controlada, demostrando avances importantes en el sistema de recuperación.
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Los aciertos y los fallos de SpaceX en este nuevo lanzamiento
Por su parte, la etapa superior de Starship alcanzó el espacio y navegó durante decenas de minutos en una órbita suborbital, recolectando datos clave para el desarrollo del programa. También logró abrir y cerrar la puerta de carga, simular la transferencia de propelente en microgravedad, e incluso realizó comunicaciones de largo alcance.

Sin embargo, el problema se presentó durante la fase de reingreso. Según explicó Starship, hubo una pérdida de presión en uno de los tanques principales del vehículo. Esto provocó que el sistema de control perdiera la capacidad de orientar la nave adecuadamente, haciendo que girara fuera de control. Por esto, la nave finalmente se desintegró sobre el océano Índico antes de completar su descenso de manera controlada.
Este fue el tercer vuelo consecutivo en el que la nave no logra un aterrizaje completo, pero aun así, las misiones permitieron recolectar datos e ir refinando el diseño. Para SpaceX, el vuelo es considerado un éxito parcial y el enfoque que está teniendo en sus misiones es más bien iterativo: aprender y corregir sobre las fallas. Musk aseguró en su cuenta de X que este vuelo acercó a la Starship a su validación como sistema viable para misiones interplanetarias, que en definitiva es el objetivo principal.
La empresa ya está trabajando en las mejoras necesarias para evitar la menor cantidad de fallos posibles para el futuro, según un comunicado publicado por la misma. Su próximo objetivo es alcanzar un vuelo completo, sin interrupciones en su lanzamiento o descenso. Esto validaría los nuevos sistemas hechos para llevar a cabo misiones tripuladas y de carga.

Al obtener eso, el trabajo que SpaceX está desarrollando con la NASA para poder llevar tripulantes a la Luna y Marte se convertiría en una realidad cada vez más cercana. De hecho, la empresa de Elon Musk consiguió tener autorización para realizar más lanzamientos de los que hace normalmente por año para poder llegar a este objetivo lo más rápido posible.