China inició la construcción de lo que promete ser la represa hidroeléctrica más grande del mundo: la Central Hidroeléctrica de Motuo, ubicada en el río Yarlung Tsangpó, en la región del Tíbet. Este mega proyecto no solo supera en escala a la imponente represa de las Tres Gargantas, actualmente la mayor del planeta, sino que también generó una intensa preocupación regional y ambiental.
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Represa china: cómo funcionará y cuáles son sus tensiones fronterizas
El Yarlung Tsangpó es un río que nace en la meseta tibetana y fluye hacia el sur, atravesando el cañón más profundo del mundo antes de convertirse en el río Brahmaputra en la India y el Jamuna en Bangladesh.
Justamente, su carácter transfronterizo es una de las claves del conflicto: países como India y Bangladesh temen que la represa le otorgue a China el control del caudal de agua, con el poder de secarlo o inundarlo según intereses políticos o estratégicos.
La represa de Motuo tendrá un costo estimado de 167 mil millones de dólares y una capacidad de generación energética tres veces mayor que la de las Tres Gargantas.

Para lograrlo, ingenieros chinos planean perforar túneles de hasta 20 kilómetros en el monte Namcha Barwa, para desviar parte del cauce del río y construir cinco centrales eléctricas en cascada. La electricidad generada se destinará principalmente a abastecer las megaciudades del este del país, en el marco del plan gubernamental “xidiandongsong”, que busca trasladar energía del oeste rural al este industrializado.
Desde el punto de vista técnico, la represa aprovechará la caída abrupta del río en la llamada “Gran Curva”, donde el Yarlung Tsangpó gira en forma de U y desciende cientos de metros. Esta caída natural convierte el lugar en un punto ideal para la generación de energía hidroeléctrica, permitiendo transformar la fuerza del agua en electricidad limpia, sin necesidad de combustibles fósiles. Sin embargo, las consecuencias no son menores.
Las polémicas detrás de la represa china
Una de las críticas más recientes y sorprendentes es que la construcción de represas gigantescas puede tener un efecto sobre el campo magnético de la Tierra. La hipótesis surge de estudios científicos que sugieren que la acumulación masiva de agua en grandes embalses podría alterar levemente la rotación terrestre y la distribución de masa del planeta.
Al cambiar esa distribución, incluso mínimamente, se pueden generar perturbaciones en el eje de rotación, lo que a largo plazo podría influir en la posición de los polos magnéticos.

Por ejemplo, tras la finalización de la represa de las Tres Gargantas en 2006, algunos estudios detectaron un desplazamiento ínfimo en el eje terrestre, aunque no concluyeron una relación directa con los polos magnéticos.
Aun así, los expertos reconocen que los cambios geofísicos provocados por las megaestructuras humanas, incluidas represas, minería intensiva o ciudades gigantes, podrían contribuir al movimiento gradual de los polos, que en los últimos años se aceleró misteriosamente.
En paralelo, existen preocupaciones por la biodiversidad de los valles tibetanos, los posibles efectos en zonas sísmicas activas y las denuncias de represión a las comunidades locales que se oponen al proyecto. En 2024, cientos de tibetanos fueron arrestados por protestar contra otra represa en la misma región, alimentando las críticas sobre el impacto social de estas obras monumentales.