El Premio Nobel de Medicina 2024 tiene dos ganadores: los científicos de Estados Unidos Victor Ambros y Gary Ruvkun. Ambos comenzaron su trabajo en 1994 y descubrieron, mediante experimentos con cepas mutantes, que el gusano Caenorhabditis elegans no producía proteína. En su lugar, se encontraba en él una cadena de ARN muy corta, ahora conocida como microARN.
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Este hallazgo ayuda a explicar la regulación de genes y lo que sucede cuando esta cadena falla en los organismos pluricelulares, como los humanos.
¿Qué es el microARN?
El ácido ribonucleico o ARN es un ácido nucleico conocido por su papel fundamental en los procesos biológicos y está presente en los distintos tipos de células. Son copias del ADN -es decir, mensajeros- y existen distintos tipos, pero la gran mayoría hace cumplir los comandos en la elaboración y procesamiento de las proteínas.
En cambio, el microARN es una cadena mucho más corta que el típico ARN mensajero y no interviene en el proceso de las proteínas. Se une a otras cadenas del ácido ribonucleico y bloquea la capacidad primaria. Según los científicos estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun, este nuevo tipo de ARN cumple un rol específico en la regulación de los genes y contribuye a mantener un equilibrio respecto a otras funciones celulares.

Este descubrimiento se realizó en 1994, mientras Ambros y Ruvkun experimentaban con cepas mutantes del gusano Caenorhabditis elegans, denominadas lin-4 y lin-14. Mediante un mapeo de ambos genes, los investigadores detectaron que el lin-4 interfería con el funcionamiento de lin-14 en un proceso que se conoce como traducción.
Lin-4 no producía proteínas, sino microARN y se unía al ARN de la otra cepa, en un vínculo que buscaba regular su producción. Este mecanismo no solo es propio de estas cepas del gusano, sino que explican con mayor precisión cómo funcionan los seres vivos.
El hallazgo añade una nueva capa de profundidad a los procesos genéticos y abre nuevas posibilidades para la biología y la medicina.
La repercusión de la investigación de Ambros y Ruvkun
El Premio Nobel de Medicina que obtuvieron Victor Ambros y Gary Ruvkun respalda la importancia de la investigación de los estadounidenses. Según el jurado que los premió, ayudó a descubrir “que el genoma humano codifica más de mil microARN. Su sorprendente descubrimiento reveló una dimensión totalmente nueva de la regulación génica”.

Además, los microARN ayudan al normal desarrollo de las células y los tejidos, pero su mal funcionamiento puede dar lugar al cáncer. A su vez, con el tiempo se detectaron mutaciones de esta cadena que pueden causar pérdida auditiva congénita, trastornos oculares y esqueléticos en humanos.
El descubrimiento de Ambros y Ruvkun sienta las bases para la detección temprana de distintas enfermedades y un diagnóstico con la previsión necesaria para un tratamiento efectivo. Las terapias genéticas ahora podrán enfocarse en las cadenas de microARN defectuosas y combatir con mayores posibilidades al cáncer, la epilepsia, el Alzheimer, entre otros padecimientos.
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Por otro lado, la medicina celular obtiene una nueva herramienta para desarrollar nuevos procesos regenerativos en el cuerpo humano y otros seres vivos. Otro campo que también podrá ahondar en innovaciones es el de las infecciones virales, específicamente en plantas. Estas utilizan moléculas similares a los microARN para prevenir virus e infecciones, un proceso que podría ayudar a proteger los cultivos y prescindir de los pesticidas.