La Administración Federal de Aviación (FAA), principal ente regulador de actividades aeroespaciales civiles en Estados Unidos, autorizó recientemente a SpaceX, la compañía fundada por Elon Musk, a aumentar considerablemente la frecuencia de lanzamientos de su sistema de cohetes Starship desde la base de Starbase, ubicada en Boca Chica, Texas.
Esta decisión marca un hito importante, no solo para los planes de SpaceX, sino también para el futuro del acceso al espacio, ya que permitirá hasta 25 lanzamientos y 50 aterrizajes al año, superando ampliamente el límite anterior de cinco lanzamientos anuales.
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Cómo le llegó la autorización a Elon Musk
Esta autorización fue posible luego de una revisión ambiental complementaria que concluyó que el incremento en la frecuencia de lanzamientos no generaría un impacto significativo sobre el entorno natural de la región. La base de Starbase se encuentra junto a áreas de protección ecológica, como la reserva de vida silvestre Lower Rio Grande Valley National Wildlife Refuge, lo que había motivado años atrás varias restricciones operativas.

Sin embargo, la nueva verificación, realizada bajo un marco regulatorio más permisivo impulsado por la administración Trump, permitió allanar el camino para este nuevo ritmo de actividad.
El cambio normativo clave vino de la mano de la Orden Ejecutiva 14154, firmada por el presidente Donald Trump a comienzos de 2025, conocida como “Liberando la Energía Americana”. Esta orden reemplazó y anuló a la Orden Ejecutiva 11991 de 1977, la cual había establecido exigencias estrictas para la evaluación ambiental de proyectos de alto impacto.
El nuevo marco no elimina por completo las evaluaciones ambientales, pero sí agiliza los tiempos y reduce los requisitos para obtener aprobaciones si no se demuestra un daño ambiental “irreparable o irreversible”. En este contexto, la FAA determinó que SpaceX podía expandir su programa de lanzamientos desde Texas, lo que fue celebrado por la empresa como una señal de apoyo al desarrollo espacial nacional.
El plan para los lanzamientos espaciales en 2025
Con esta luz verde, Elon Musk planea utilizar el sistema Starship-Super Heavy como columna vertebral para múltiples proyectos. Starship es un vehículo de próxima generación, completamente reutilizable, diseñado para transportar grandes cargas y personas al espacio.

Con una altura combinada de 120 metros, el sistema se compone del propulsor Super Heavy y de la nave Starship propiamente dicha, que actúa como segunda etapa y vehículo orbital. El diseño está pensado para resistir múltiples lanzamientos y aterrizajes, lo que lo hace más económico y sustentable en comparación con sistemas anteriores.
Los 25 lanzamientos anuales aprobados permitirán a SpaceX escalar rápidamente en varias líneas de desarrollo. Entre las más destacadas se encuentra la ampliación de su constelación Starlink, una red de satélites de órbita baja que proporciona internet de alta velocidad a nivel global, especialmente en zonas rurales y de difícil acceso.
Otra línea clave está vinculada a su contrato con la NASA dentro del programa Artemis: SpaceX fue seleccionada como proveedor del módulo de alunizaje (HLS, por sus siglas en inglés) para las misiones Artemis III y IV, por lo que necesita realizar múltiples pruebas y vuelos para demostrar la viabilidad del sistema Starship en misiones lunares.

Además, Elon Musk no ha ocultado que su ambición final es utilizar Starship para realizar misiones tripuladas a Marte. Aunque ese objetivo todavía se vislumbra en el horizonte de la próxima década, los lanzamientos frecuentes desde Texas son indispensables para perfeccionar maniobras como el repostaje orbital, los aterrizajes suaves y los sistemas de supervivencia prolongada en el espacio.
La autorización de la FAA también contempla operaciones nocturnas, un hito relevante, considerando que en muchos casos los lanzamientos deben ajustarse a ventanas de tiempo muy precisas. Se permitirán hasta tres lanzamientos nocturnos y tres aterrizajes nocturnos en plataformas marítimas por año, además de pruebas estáticas diurnas tanto del cohete propulsor como de la nave. Este margen operativo adicional refuerza la versatilidad del complejo de Starbase y lo posiciona como una de las bases espaciales más activas del mundo.
Las polémicas que trae esta nueva autorización
No obstante, este crecimiento no está exento de controversia. Organizaciones ambientalistas advirtieron que el ecosistema de Boca Chica, rico en biodiversidad y hogar de especies amenazadas como el ocelote y la tortuga lora, podría verse afectado por la intensificación de la actividad aeroespacial.

La FAA asegura que se monitorearán los impactos y que se impusieron ciertas condiciones, como restricciones durante períodos de anidación de especies protegidas, pero muchos consideran que la decisión prioriza intereses económicos y geopolíticos por encima de los ambientales.