Los anteojos inteligentes que integran diseño clásico con tecnología avanzada se convirtieron en uno de los desarrollos más comentados de los últimos meses. A simple vista, podrían confundirse con un par de gafas tradicionales, pero en su interior incorporan cámara, micrófonos, altavoces y un asistente de inteligencia artificial (IA) capaz de transformar radicalmente la manera en que las personas interactúan con su entorno.
En 2023, Meta presentó su colaboración con Ray-Ban y, desde entonces, despertó tanto entusiasmo como inquietud. Con un simple comando de voz, el dispositivo permite tomar fotografías, grabar videos, transmitir en vivo, reproducir música, atender llamadas o incluso obtener descripciones visuales en tiempo real mediante un sistema de IA que interpreta lo que el usuario tiene delante.
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Las funciones de los lentes integrados con inteligencia artificial
Lejos del aspecto futurista que caracterizaba a dispositivos como Google Glass, estos lentes apuestan por la discreción estética. El usuario no necesariamente parece estar utilizando tecnología de punta. Esa sutileza resulta ser, para muchos, uno de sus principales atractivos. Se operan mediante control por voz o a través de un botón ubicado en la patilla, y se sincronizan con una aplicación móvil que administra los contenidos audiovisuales capturados, además de las funciones del asistente virtual.
Entre sus herramientas más destacadas se encuentra la posibilidad de leer textos, traducir señales o identificar objetos a partir de la dirección de la mirada. Esto representa una ventaja significativa tanto en la vida cotidiana como en contextos de accesibilidad, por ejemplo, para personas con discapacidad visual.

El dispositivo también incluye altavoces de conducción direccional, lo que permite al usuario escuchar música o mantener conversaciones telefónicas sin necesidad de auriculares. Además, posibilita transmisiones en vivo en plataformas como Instagram o Facebook, lo que lo convierte en una herramienta de interés para creadores de contenido.
Esta combinación de funcionalidad y estética resultó efectiva: en pocos meses, el producto se volvió tendencia en redes sociales, donde influencers y figuras públicas lo integran con naturalidad en sus rutinas diarias. La propuesta de Meta apunta a redefinir la interacción digital cotidiana a través de un accesorio de uso constante, reforzando el vínculo entre hardware, inteligencia artificial y plataformas sociales.
Las polémicas detrás de los lentes inteligentes
Sin embargo, el ascenso de esta tecnología no está exento de controversias. A pesar de que la cámara cuenta con una luz indicadora que se activa durante la grabación, diversos sectores advierten que este recurso no es suficiente para garantizar que terceros sean conscientes de que están siendo registrados.
De hecho, algunos usuarios optan por cubrir dicha luz, lo cual agrava las preocupaciones en torno a la privacidad. Las alertas se encienden ante escenarios como filmaciones no autorizadas en cafeterías, gimnasios, baños o vestuarios, e incluso se contemplan riesgos relacionados con acoso o vigilancia encubierta.

La ausencia de un marco legal claro agrava el escenario. En muchos países, las normativas no alcanzan a contemplar el uso específico de dispositivos portables con cámaras integradas, lo que da lugar a una zona de ambigüedad jurídica. Este vacío normativo quedó en evidencia recientemente en España, donde un hombre fue detenido en Barcelona tras ser sorprendido filmando dentro de un gimnasio con uno de estos anteojos.
El personal del establecimiento advirtió la luz de grabación y alertó a las autoridades. Aunque el detenido alegó que lo hacía por curiosidad tecnológica y que no había difundido el material, el hecho derivó en un intenso debate público sobre privacidad, consentimiento y el uso ético de tecnologías emergentes.
A raíz del incidente, la policía catalana advirtió que, si bien el producto es de libre comercialización, su uso podría violar normativas vinculadas a la protección de datos personales y derivar en sanciones penales en caso de que se realicen grabaciones sin el consentimiento de las personas involucradas.
La situación no es aislada: diversos establecimientos educativos, sanitarios y culturales, tanto en Europa como en Estados Unidos comenzaron a restringir tipo de dispositivos. En algunos teatros, por ejemplo, se solicita a los espectadores que se retiren los lentes antes de ingresar a la sala, con el objetivo de evitar grabaciones no autorizadas de espectáculos protegidos por derechos de autor.

Paralelamente, especialistas en tecnología y accesibilidad destacan el potencial positivo de estos anteojos en contextos determinados. Para personas con discapacidades visuales o cognitivas, el acceso a descripciones en tiempo real, lecturas automatizadas o traducción de texto puede significar un avance significativo en términos de autonomía.
También se identifican usos prometedores en sectores como la logística, el mantenimiento industrial o la medicina, donde disponer de información contextual sin necesidad de utilizar las manos puede mejorar la eficiencia operativa.