Google acaba de dar un paso que podría redefinir el rumbo de la computación cuántica. La compañía presentó su nuevo algoritmo Quantum Echoes, ejecutado en el chip cuántico Willow, con el que asegura haber alcanzado una “ventaja verificable”, un hito que la coloca a la vanguardia de esta carrera tecnológica.
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Cuál fue el avance cuántico que logró Google
Según los resultados difundidos por su equipo de investigación, el algoritmo fue capaz de realizar cálculos 13.000 veces más rápido que uno de los superordenadores clásicos más potentes del mundo. Lo relevante no es solo la velocidad, sino la posibilidad de verificar y repetir esos resultados, un paso crucial hacia aplicaciones prácticas.
El experimento consistió en medir estructuras moleculares utilizando una técnica inspirada en la resonancia magnética nuclear, aplicada a moléculas de entre 15 y 28 átomos. Esto demuestra que la computación cuántica empieza a moverse del terreno teórico al experimental, con aplicaciones directas en campos como la química cuántica o el descubrimiento de nuevos materiales y fármacos.
El chip Willow, que utiliza circuitos superconductores conocidos como qubits, fue diseñado con el objetivo de reducir errores y aumentar la estabilidad del sistema, dos de los desafíos históricos de esta tecnología.

El impacto de este avance puede ser profundo. La capacidad de procesar información cuántica a esa escala abre la puerta a resolver problemas que los ordenadores clásicos no pueden abordar en tiempos razonables. Esto podría acelerar el desarrollo de medicamentos personalizados, baterías más eficientes, materiales ultraligeros y superconductores, o incluso mejorar los modelos climáticos y de inteligencia artificial.
Google sugiere que la computación cuántica no solo permitirá ejecutar algoritmos más veloces, sino también crear nuevos tipos de datos y simulaciones imposibles para la informática convencional.
Los impactos del nuevo descubrimiento
En el plano competitivo, este logro posiciona a Google como líder indiscutido junto a IBM y Microsoft en la carrera cuántica. La clave diferencial está en la verificabilidad del resultado: mientras otras demostraciones de “ventaja cuántica” anteriores fueron criticadas por su falta de reproducibilidad, el avance de Google puede ser corroborado por otros laboratorios.
Esto fortalece su ecosistema de hardware y software cuántico, además de reforzar su posición en la nube, donde ya ofrece servicios de cómputo experimental para investigación y desarrollo. En un contexto global de competencia tecnológica, donde la supremacía cuántica tiene implicaciones económicas y geopolíticas, Google consolida su rol como actor estratégico.
Sin embargo, el anuncio no está exento de matices. A pesar del entusiasmo, la computación cuántica aún no es comercialmente viable para la mayoría de los sectores. Los ordenadores cuánticos siguen siendo extremadamente frágiles: cada qubit debe mantenerse en condiciones de criogenia profunda y aislado de cualquier perturbación.

Aumentar su número sin perder coherencia cuántica es un desafío monumental. Además, la corrección de errores, uno de los mayores obstáculos del campo, todavía no está completamente resuelta. Sin una forma confiable de crear “qubits lógicos” estables, la escalabilidad sigue siendo una promesa a futuro.
Otro punto de debate es que la velocidad 13.000 veces superior no se aplica a todos los tipos de cálculos, sino a una tarea muy específica diseñada para demostrar la ventaja cuántica. En otras palabras, no significa que un ordenador cuántico supere hoy a los clásicos en cualquier problema cotidiano.
A eso se suman las limitaciones de infraestructura, el alto costo de operación y la necesidad de formar expertos capaces de trabajar con este tipo de sistemas.
También existen implicaciones éticas y de seguridad. La computación cuántica podría poner en riesgo los sistemas de criptografía actuales, al tener potencial para romper claves de encriptación en minutos. Este aspecto genera inquietud en gobiernos y empresas, que ya estudian nuevas formas de “criptografía poscuántica” para proteger la información.