Un juez federal dictaminó que Google no está obligado a vender su navegador Chrome, en el marco de un juicio histórico sobre la empresa como monopolio en la industria tecnológica.
Esta decisión se produce tras el fallo de 2024, en el que el juez Amit Mehta determinó que Google había violado las leyes antimonopolio al consolidar un dominio casi absoluto en las búsquedas en línea, lo que generó la posibilidad de fuertes sanciones, incluyendo la venta de Chrome y la prohibición de operar en el mercado de navegadores por cinco años.
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La resolución del caso Google
La resolución de Mehta representa un resultado más indulgente de lo que solicitaban los fiscales federales. Según el juez, los procuradores “excedieron sus límites” al pedir la venta forzosa de activos clave de la compañía. En consecuencia, Google conservará Chrome, considerado el navegador más popular del mundo, y mantendrá su principal producto de búsqueda, lo que se interpretó como una victoria parcial para la empresa.
Sin embargo, el fallo no deja a la empresa libre de toda restricción. La compañía queda impedida de establecer contratos exclusivos con fabricantes de dispositivos, lo que incluye acuerdos relacionados con Chrome, Google Assistant y la aplicación Gemini.

La prohibición de exclusividad busca fomentar la competencia y evitar que Google mantenga su dominio mediante acuerdos con empresas como Samsung y Apple, que hasta ahora habían asegurado la posición privilegiada del buscador en el mercado estadounidense, donde controla cerca del 90% de las búsquedas.
La situación actual del gigante tecnológico
Aunque Google puede seguir realizando pagos a distribuidores, una prohibición general de pagos habría provocado efectos negativos en la industria tecnológica.
El juez destacó que su fallo también busca adaptarse a los cambios recientes en la industria, incluyendo el crecimiento de motores de búsqueda basados en inteligencia artificial y chatbots, desarrollos en los que Google participa activamente.
Por lo tanto, las medidas no solo buscan regular la competencia entre buscadores tradicionales, sino también garantizar que el dominio de Google en las búsquedas no se traslade al espacio de la inteligencia artificial generativa.

Mientras las acciones de la empresa subieron en el mercado tras el anuncio, lo que refleja la aprobación de los inversores, organizaciones como el American Economic Liberties Project criticaron duramente la resolución, calificándola como un fracaso en la regulación antimonopolio.
Además, Google enfrenta un juicio separado sobre su monopolio en la tecnología de publicidad en línea, lo que indica que la empresa continúa bajo vigilancia regulatoria.