Estados Unidos está impulsando un ambicioso proyecto para establecer una ciudad de alta tecnología en Groenlandia, conocida como “Freedom City”. Esta iniciativa, respaldada por importantes inversores de Silicon Valley y promovida durante la administración de Donald Trump, busca transformar la isla ártica en un centro de innovación tecnológica.
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La finalidad de una ciudad tecnológica en Groenlandia
El proyecto tiene como objetivo crear un entorno que combine libertad económica con desarrollo tecnológico de vanguardia, abarcando áreas como inteligencia artificial, vehículos autónomos, microrreactores nucleares y lanzamientos espaciales. La visión es construir una suerte de utopía libertaria, un modelo que sirva de ejemplo para futuras ciudades tecnológicas en todo el mundo.
Los objetivos del proyecto son múltiples y buscan transformar tanto la isla como la región circundante. En primer lugar, se pretende establecer un ambiente propicio para la innovación tecnológica, donde empresas y startups puedan desarrollar y probar tecnologías emergentes en un espacio con mínima regulación gubernamental. “Freedom City” pretende ser un refugio para la iniciativa privada, promoviendo la creación de nuevas empresas y proyectos de tecnología avanzados.

Además, uno de los principios fundamentales es la creación de un entorno económico con la menor intervención estatal posible, siguiendo una filosofía de libertad económica que fomente la inversión y la autonomía empresarial. En este contexto, la ciudad también buscaría ser un modelo de sostenibilidad, utilizando energías renovables y tecnologías limpias para minimizar su impacto ambiental, lo cual es crucial dado el entorno ártico en el que se proyecta la construcción.
Otro objetivo importante es fortalecer la presencia geopolítica de Estados Unidos en la región del Ártico, especialmente ante el creciente interés de otras potencias globales, como Rusia y China, que también buscan aumentar su influencia en la zona.
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Aunque el proyecto ha generado gran expectativa, está aún en sus etapas iniciales de planificación y desarrollo. Actualmente, las conversaciones están centradas en la adquisición de terrenos y en la colaboración con las autoridades locales, principalmente las autoridades de Groenlandia y Dinamarca, que son las encargadas de la soberanía sobre la isla.
Las polémicas detrás de la iniciativa de Estados Unidos
Ken Howery, cofundador de PayPal y nominado como embajador de EE. UU. en Dinamarca, está involucrado en las negociaciones, lo que subraya la importancia del proyecto para la administración de Estados Unidos. La ciudad propuesta estaría diseñada para albergar a miles de residentes y servir como un prototipo para futuras expansiones en otras partes del mundo.

Sin embargo, “Freedom City” no está exenta de controversias y desafíos. En primer lugar, la soberanía de Groenlandia es un tema delicado. Las autoridades danesas y groenlandesas expresaron su oposición a la idea de que Estados Unidos adquiera partes de Groenlandia para desarrollar este tipo de proyecto, considerando que podría poner en peligro la soberanía territorial de la isla. Este sentimiento de resistencia fue aumentando en la medida en que el proyecto avanza, ya que muchos lo ven como una forma de neocolonialismo.
Además, hay preocupaciones sobre el impacto ambiental del proyecto, especialmente en una región tan vulnerable como el Ártico. La construcción de una ciudad de alta tecnología podría afectar gravemente el ecosistema local, dada la fragilidad de su entorno y los efectos del cambio climático en la zona.
Por otro lado, expertos en urbanismo y climatología cuestionaron la viabilidad de mantener una ciudad con tecnologías avanzadas en un entorno tan inhóspito, con condiciones climáticas extremas y una infraestructura limitada.