La colonización de Marte está dejando de ser una fantasía para convertirse en un objetivo concreto, encabezado por Elon Musk y SpaceX, aunque las evidencias científicas recientes plantean que aún estamos lejos de que sea viable en términos de salud, tecnología, economía y ética.
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Cómo sería el proceso de colonización a Marte
Musk propone enviar cinco naves no tripuladas Starship a Marte en 2026 y aumentar su ritmo en cada ventana de lanzamiento. La primera misión tripulada sería en torno a 2029‑2030, con el fin de construir lo que Musk llama una “ciudad autosuficiente” en 20 años, mediante mil lanzamientos o más.
La clave del plan radica en la reutilización masiva del cohete Starship de Elon Musk (con Super Heavy), diseñada para bajar drásticamente los costos por kilómetro transportado. Primero llegarían cargas: hábitats, sistemas de producción de oxígeno, metano, nitrógeno y fertilizantes utilizando recursos marcianos. La idea es lograr autosuficiencia en cuatro a nueve años tras el primer envío humano.

Marte es hostil a la vida humana: la radiación galáctica y solar alcanza la superficie sin escudos naturales. Se necesitarían escudos equivalentes a un metro de roca o tres metros de agua para protección efectiva. Además, la gravedad es solo el 38 % de la terrestre; los estudios estiman pérdida muscular, ósea, circulación afectada, cuerpos alargados y rostros hinchados, posibles problemas metabólicos y/o diabetes tipo 2.
Las simulaciones psicológicas muestran que el aislamiento prolongado en hábitats cerrados (como en Hawái) puede generar tensión interpersonal, conflictos y depresión. Sería necesario desarrollar protocolos emocionales y sistemas de apoyo psicosocial avanzados.
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Además, las investigaciones principales proponen usar microbios diseñados genéticamente para terraformar o construir materiales con suelo marciano (living materials y simbiosis microbiana). Otras ideas contemplan la creación de un anillo de plasma alrededor de Marte, extrayendo partículas desde la luna Fobos para generar una magnetosfera artificial protectora.
Las trabas que complican el plan de Elon Musk
Según el Tratado del Espacio Exterior de 1967, ningún país puede reclamar Marte ni ejercer soberanía, lo que plantea interrogantes sobre cómo regular colonias futuras. Además, existen críticas al proyecto desde una perspectiva colonial: algunos analistas advierten que la colonización marciana reproduce patrones históricos de imperialismo, desviando atención de problemas urgentes en la Tierra.

Musk presenta a Marte como un “seguro de vida” para la humanidad frente a catástrofes o el destino del Sol dentro de millones de años. Pero la realidad muestra enormes brechas: acceso aún experimental a cultivos útiles, riesgos graves de salud física y mental, enorme coste energético y técnico, y dilemas éticos sin resolver.
El plan podría acelerarse gracias a la competitividad creada por Elon Musk, pero según los científicos independientes, procesos como terraforming, protección radiológica, producción de alimentos y adaptación humana, aún requieren décadas de investigación y pilotajes con humanos.