En una misión realizada a principios de 2024, científicos de la NASA realizaron un descubrimiento sorprendente bajo el hielo en Groenlandia: una base militar secreta. Durante este viaje de rutina, destinado a estudiar el comportamiento polar, el equipo liderado por Chad Greene detectó, mediante un radar de apertura sintética montado en una aeronave, estructuras ocultas a unos 30 metros de profundidad.
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El descubrimiento de la NASA que remite a la Guerra Fría
Sin saberlo, este equipo redescubrió Camp Century, una base militar secreta construida por Estados Unidos en la Guerra Fría. La misma fue edificada en 1959, con autorización del gobierno danés, por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense. Aunque oficialmente se presentó al mundo como una estación científica, simulando una “ciudad atómica”, formaba parte de un ambicioso y secreto proyecto conocido como “Iceworm”.
La verdadera intención detrás de esta base era construir una red de túneles subglaciales donde se desplegarían misiles nucleares apuntando hacia la Unión Soviética, como estrategia de disuasión en el contexto de la Guerra Fría. Además, Camp Century contaba con laboratorios, dormitorios, una capilla y hasta una pequeña granja subterránea.

Estaba alimentada por un reactor nuclear portátil, el PM-2A, que se transportó desde Groenlandia para abastecer de energía a toda la instalación. Se trataba de una ciudad subterránea, completamente oculta e impulsada por energía atómica.
El impacto ambiental de la base militar oculta
Sin embargo, en ese entonces, los ingenieros no previeron que el hielo, lejos de ser una plataforma estable, se movía lentamente. Las condiciones extremas y la inestabilidad del terreno hicieron que la base se volviera prácticamente insostenible. Fue abandonada en 1967 y si bien se retiró el reactor nuclear, quedaron atrás residuos radioactivos, químicos y biológicos, con la creencia de que quedarían congelados.
Pero con el paso del tiempo, acompañado del cambio climático acelerado, se alteró esa suposición inicial. El derretimiento progresivo del hielo en esa zona no solo lo hizo visible para los científicos de la NASA, sino que despertó nuevas preocupaciones sobre los posibles impactos ambientales que podrían derivarse si esos residuos quedan expuestos.

Con la ayuda de la tecnología del radar que utilizó la Agencia Espacial estadounidense, el UAVSAR, los científicos están estudiando la posibilidad de organizar futuras expediciones para evaluar la situación y, eventualmente, recuperar los materiales peligrosos antes de que sean liberados al medio ambiente.