El mundo de la inteligencia artificial generativa entró en una nueva fase de tensión legal cuando Disney y Universal presentaron una demanda conjunta contra Midjourney, uno de los generadores de imágenes por IA más populares del mundo. Acusando a la startup de utilizar sin permiso obras protegidas por derechos de autor para entrenar su modelo, los estudios buscan marcar un precedente clave en la batalla por el control y la monetización de la propiedad intelectual en la era de la inteligencia artificial.
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Disney y Universal vs Midjourney: el derecho de propiedad intelectual en juego
Midjourney es una startup de investigación con sede en San Francisco que lanzó su generador de imágenes por IA en julio de 2022 y desde abril de 2025 ya opera con la versión V7. Su plataforma, accesible mediante Discord o su web, permite generar imágenes de alta calidad a partir de descripciones textuales (prompts). Ganó popularidad por su versatilidad creativa, siendo ampliamente usado por artistas, anunciantes y arquitectos para visualización rápida de ideas.
Sin embargo, su éxito también lo convirtió en blanco legal. El 11 de junio de 2025, Disney y Universal presentaron una demanda conjunta en el Tribunal Federal del Distrito Central de California, acusando a Midjourney de infringir derechos de autor al haber entrenado sus modelos con contenido protegido de sus vastas bibliotecas sin licencia. En su demanda de 110 páginas, los estudios describen a Midjourney como “un sumidero sin fondo de plagio” y “un paria de los derechos de autor”.

Según Disney y Universal, Midjourney opera como una “máquina expendedora virtual” que genera versiones no autorizadas de personajes icónicos como Spider‑Man, Darth Vader, Elsa, Homero Simpson y los Minions, todo a través de suscripciones que generan unos 300 millones de dólares al año con alrededor de 21 millones de usuarios. Los estudios buscan una orden judicial que impida la generación de este contenido y exigen compensación económica por los daños causados.
Es la primera demanda significativa de los grandes estudios contra una empresa de IA generativa. Su intención es establecer un precedente legal sólido que obligue a estas empresas a filtrar o licenciar el uso de contenido con copyright. Si ganan, podría requerirse que todos los grandes generadores de imágenes usen datos licenciados, lo cual transformaría las prácticas actuales de entrenamiento de IA.
Cómo avanza el caso de las empresas de entretenimiento contra la IA
Midjourney podría alegar “uso justo” para defenderse, argumentando que sus creaciones son originales y transformativas. No obstante, los demandantes exponen que las similitudes con el material original son tan claras que pueden presentar comparaciones evidencia del uso indebido. Además, al describir al sistema como un generador de copias no autorizadas, Disney y Universal están subrayando que, en su opinión, no hay suficiente transformación para ampararse bajo uso justo.
Este caso no llega al vacío. Desde enero de 2023 ya existía otra demanda colectiva presentada por artistas, entre ellos Sarah Andersen, Kelly McKernan y Karla Ortiz, contra Midjourney, Stability AI y DeviantArt. Los artistas alegaron que sus obras, millones de imágenes, fueron usadas sin autorización dentro de datasets públicos como LAION-5B y LAION-400M. En esa ocasión, partidas del reclamo fueron desechadas por falta de detalles, pero el caso aún sigue su curso.

El panorama se complica por casos paralelos en plataformas de texto, como el que enfrenta OpenAI con The New York Times por uso no autorizado de artículos periodísticos. Hollywood, en conjunto con sindicatos como SAG‑AFTRA, está presionando para garantizar pago y reconocimiento a los creadores originales cuando se utilicen sus voces, imágenes o estilos en contenidos generados por IA .
De fondo, la acusación de Disney y Universal busca más que prohibir: pretende asegurar que estas empresas participen del valor generado por su propiedad intelectual. Si tienen éxito, las consecuencias legales podrían obligar a los generadores de IA a reentrenar modelos, filtrar contenidos específicos o cerrar acuerdos de licenciamiento masivo.
Para Midjourney, el desafío es enorme. Hasta ahora respondió con silencio público mientras múltiples casos legales avanzan en cortes de Estados Unidos y Europa.