En los últimos días, cobró relevancia una entrevista al astrónomo Alex Young, director asociado de Ciencias en la División de Heliofísica de la NASA. A partir de la misma, volvió a poner el tema en agenda: qué futuro le depara al Sol.
Young detalló que el Sol se encuentra hoy en la mitad de su vida útil. Tiene aproximadamente 4600 millones de años y se espera que dure unos 10 mil millones en total. Actualmente, la estrella se encuentra en su fase de secuencia principal, una etapa estable en la que fusiona hidrógeno en helio y genera la energía que sostiene la vida en la Tierra.
Pero ese equilibrio no es eterno. Cuando el hidrógeno del núcleo se agote, el Sol empezará a cambiar de forma drástica. Se expandirá, su superficie se enfriará y adoptará un tono rojizo. Será el inicio de su conversión en una gigante roja, una fase en la que engullirá los planetas más cercanos, como Mercurio y Venus. Y, según algunos modelos, también podría alcanzar la órbita terrestre.
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El impacto que tendrá la desaparición del Sol en la Tierra
Aunque ese escenario es lejano, los cambios comenzarán mucho antes. La NASA advierte que, dentro de unos 1000 millones de años, el aumento gradual de la luminosidad solar provocará un efecto invernadero descontrolado en la Tierra. Los océanos se evaporarán, la atmósfera colapsará y la vida, tal como la conocemos, dejará de existir.

Pero el desenlace no será inmediato. Una vez convertida en gigante roja, la estrella expulsará sus capas externas y lo que quedará será una enana blanca: un núcleo extremadamente denso, del tamaño de la Tierra, que ya no producirá energía, pero que conservará su calor por miles de millones de años más. Finalmente, cuando esa energía residual se agote, se convertirá en una enana negra, un objeto frío y oscuro del que, hasta el momento, no se ha detectado ninguno.
Este panorama es desolador, pero también es tan lejano que, desde un punto de vista humano, casi pertenece al terreno de la ciencia ficción. Sin embargo, para la ciencia planetaria y astrobiológica, entender cómo muere una estrella como el Sol es fundamental para prever qué puede ocurrir en otros mundos, y hasta para planificar el futuro de la humanidad fuera de la Tierra. Por eso la exploración a otros planetas es crucial: es una posibilidad de evaluar habitar otros planetas.