Lejos de las leyendas que se tejen sobre su alimentación en base a pastillas y comprimidos, los astronautas de la Estación Espacial Internacional gozan actualmente de ciertos privilegios. Así pudieron comprobarlo quienes asistieron a la presentación que hizo la startup Eat Freedom, en el marco de la Space Food Experience organizada por la Agregaduría Científica de la Embajada de Italia en Argentina, que tiene a cargo el profesor Salvatore Barba. La degustación tuvo lugar el pasado 26 de noviembre en la sede de la compañía Telespazio, en el barrio porteño de Belgrano.

Comer en el espacio: alimentos saludables, duraderos, ricos y nutritivos
“La tecnología de conservación de los alimentos, a través de la termoestabilización, ha mejorado su vida útil”, explicó la ingeniera aeroespacial Sara Rocci Denis, fundadora y CEO de Eat Freedom. “Hoy se busca preparar alimentos que ayuden al astronauta a mantener su bienestar tanto desde un punto de vista físico como mental”, añadió esta experta y emprendedora en un sector altamente sofisticado y que exige máximas condiciones de seguridad.
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Actualmente, cerca del 50% de la comida de la Estación Espacial Internacional (ISS, sigla en inglés) es provisto por la NASA, en tanto que el resto de los alimentos consumidos por los cosmonautas proviene de la Agencia Espacial Europea (ESA, sigla en inglés) y la agencia rusa Roscosmos. En el caso de Eat Freedom, su primera experiencia fue con la astronauta italiana Samantha Cristoforetti, a bordo de la misión Minerva, que realizó la ESA en 2022.

En rigor, el tipo de platos diseñados por esta startup italiana forma parte del 20% de los alimentos consumidos en el espacio y conocidos como bonus food, o “comida extra”, seleccionada a pedido de los propios astronautas. El otro 80% forma parte de un menú diseñado por las agencias espaciales, en conjunto con los expertos médicos y los nutricionistas, en base a las necesidades y preferencias alimentarias de los participantes de las misiones espaciales. El 10% del bonus food son alimentos prefabricados y empaquetados; en tanto que el restante 10% está formado por recetas personalizadas, como las que elabora Eat Freedom.
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El “Plato de Harvard” y la dieta mediterránea
Los tres platos presentados en el evento organizado por la Embajada de Italia en Buenos Aires fueron un arroz con camarones y espárragos con tomates y pesto; un cuscús integral con verduras y legumbres; y un pudding de yogur con cereales, frutas y copos de legumbres, todos ellos preparados por el chef Stefano Polato.

El esquema que sigue en su preparación es el del “Plato para Comer Saludable”, o “Plato de Harvard”, ya que responde a las pautas elaboradas por los nutricionistas de la Escuela de Salud Pública de esa prestigiosa universidad estadounidense. Stefano Polato subrayó que el concepto es similar al de la mundialmente famosa “dieta mediterránea”, difundida como ejemplo de alimentación sana y equilibrada. “Hoy la dieta mediterránea se ha convertido en una dieta planetaria”, completó.
“El esquema prevé una fuente de carbohidratos, una fuente de proteínas y gran cantidad de verduras”, detalló el chef Polato. Para un mejor aprovechamiento de los alimentos, dijo, el método ideal es la cocción por absorción, que utiliza el agua justa y evita la pérdida de las propiedades que proporcionan a nuestro organismo. En el caso de los cereales y legumbres, sugirió los productos integrales y no refinados. Y, finalmente, remarcó que la cocción de los alimentos al vapor es la que “más se asemeja al producto crudo y mantiene sus nutrientes”.

Deep Space: los desafíos del “espacio profundo” para los astronautas
“El futuro con los cultivos hidropónicos y la cría de insectos para producir proteínas de alto valor”, señala Sara Rocci Denis, al referirse a los desafíos de las misiones del futuro en el Deep Space, el “espacio profundo”. Un ejemplo es la barra de cereal de arándanos y grillos, un snack que Eat Freedom desarrolló para Cristoforetti.
“Seis meses en el espacio equivalen a diez años en la Tierra”, precisó Sara Rocci Denis, a modo de síntesis, al referirse a las condiciones extremas que deben afrontar los astronautas y, por lo tanto, a la necesidad de que la alimentación que reciben sea acorde y los ayude a afrontar el gran esfuerzo fìsico al que se ven sometidos.
