InicioCiencia & TecnologíaChina sale a competir con Elon Musk y sus satélites Starlink

China sale a competir con Elon Musk y sus satélites Starlink

El gigante asiático lanzó varios satélites de órbita baja para ofrecer servicios de banda ancha, pero por el momento, tuvo más fracasos que aciertos. Cómo enfrentará a Elon Musk. 

En la última década, el dominio de SpaceX, con su red satelital Starlink transformó la forma en que concebimos la conectividad global. Sin embargo, el liderazgo de Elon Musk en el espacio no es en solitario: China lanzó una ambiciosa estrategia para competir directamente mediante su propio sistema de internet satelital.

Efectivamente, hasta ahora, el proyecto más destacado del país oriental se conoce como Guowang o “Red Nacional”, y representa tanto un desafío comercial como geopolítico de gran escala.

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Guowang es el nombre de la constelación de satélites que China planea desplegar para ofrecer servicios de internet de banda ancha desde el espacio, imitando el modelo de Starlink. La iniciativa contempla poner en órbita entre 12.000 y 13.000 satélites distribuidos en diferentes capas y niveles de altitud, para asegurar una cobertura global, con especial foco en áreas estratégicas para el país asiático. 

La empresa estatal encargada del proyecto es China Satellite Network Group, creada en 2021 y ubicada en Beijing. Esta compañía responde directamente al gobierno chino y busca garantizar una red propia, segura y completamente independiente del control de potencias extranjeras.

Satélite-Chino
Los satélites chinos de orbita baja buscan competirle a Starlink.

El diseño técnico de Guowang es muy similar al de Starlink. Utilizará satélites pequeños en órbita terrestre baja, lo que reduce la latencia y mejora la calidad del servicio. Además, se prevé que estos satélites estén interconectados mediante enlaces láser, lo cual permitiría transmitir datos entre ellos sin necesidad de pasar por estaciones terrestres, una tecnología que también utiliza SpaceX en sus versiones más recientes.

Las razones por las cuales China busca competir con la empresa de Elon Musk son múltiples y complejas. En primer lugar, existe una fuerte motivación relacionada con la soberanía tecnológica. Para el gobierno chino, depender de una red de internet satelital operada por una empresa estadounidense representa un riesgo de seguridad nacional. La posibilidad de espionaje, sabotaje o corte de comunicaciones en caso de conflicto es un escenario que China no puede permitirse. 

En segundo lugar, está en juego la influencia global. Si China logra establecer una red antes que otras potencias, podrá ofrecer servicios de conectividad en países en desarrollo, consolidando vínculos diplomáticos, económicos y tecnológicos. También existe un componente militar: Starlink demostró ser una herramienta estratégica, como ocurrió en el conflicto en Ucrania, donde permitió mantener conectadas a las fuerzas armadas y a la infraestructura crítica. 

Por último, hay un interés comercial evidente: el negocio del internet satelital promete miles de millones de dólares en ingresos anuales y China no quiere quedarse afuera.

Los problemas de los satélites chinos respecto a los de Elon Musk

Sin embargo, el camino hacia esa meta está lleno de obstáculos. Uno de los principales es el retraso en el despliegue. Mientras Starlink ya tiene miles de satélites activos, la red china aún se encuentra en una etapa temprana. Si bien ya se han lanzado algunos prototipos y satélites de prueba, el despliegue masivo aún no comenzó a gran escala.

La capacidad de lanzamiento de cohetes de China, aunque avanzada, todavía no alcanza el ritmo frenético de SpaceX, que logra lanzar varias misiones por semana gracias a la reutilización de sus cohetes Falcon 9 y al desarrollo del Starship.

Satélite-Startlink
La capacidad de lanzamiento de China todavía es muy baja en comparación con Starlink.

Otro desafío importante es la congestión orbital. La órbita terrestre baja está cada vez más saturada y las rutas deseadas por China ya están parcialmente ocupadas por Starlink. Esto ha generado tensiones diplomáticas e incluso reclamos ante las Naciones Unidas por parte de China, denunciando que algunos satélites de Starlink estuvieron a punto de colisionar con la estación espacial china Tiangong.

A esto se suma el elevado costo del proyecto. Aunque China cuenta con recursos estatales considerables, construir y mantener una red de esta magnitud implica inversiones astronómicas. A diferencia de SpaceX, que logró reducir significativamente los costos de lanzamiento mediante cohetes reutilizables, China todavía depende en gran medida de cohetes tradicionales, como el Long March 5 o el Long March 6A, aunque ya trabaja en versiones más avanzadas como el Long March 9.

Además, existe una dificultad estructural ligada al control civil y militar del proyecto. En China, la línea entre el uso civil y el militar es difusa, y aunque participan empresas privadas como GalaxySpace o CASIC, el proyecto es supervisado por el Partido Comunista. Esta característica genera desconfianza en muchos países, que podrían preferir no contratar servicios vinculados directamente con el gobierno chino.

En cuanto a su capacidad de competencia real, Starlink sigue teniendo una ventaja significativa. Actualmente, cuenta con más de tres millones de usuarios en setenta países y una infraestructura muy consolidada. No obstante, China apunta a regiones donde puede tener mayor influencia o donde las condiciones políticas y económicas sean más favorables. Países de África, Asia Central o América Latina podrían ser socios estratégicos, especialmente si China ofrece condiciones más flexibles o tarifas subsidiadas.

Al mismo tiempo, China trabaja en establecer estaciones terrestres en países aliados, lo que le permitiría mejorar su cobertura y reducir la latencia. También se sabe que desarrolla una versión militarizada de su constelación, llamada GW-M, orientada a reforzar sus capacidades de defensa y comunicaciones seguras en escenarios de guerra o vigilancia.

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