Desde hace 18 años, el Instituto Dan Beninson forma a los profesionales de la industria nuclear argentina y empresas vinculadas a las distintas aplicaciones de esta tecnología. DEF recorrió sus modernas instalaciones en el Centro Atómico Ezeiza y conversó con sus autoridades.
Creado en 2006, a partir de un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson brinda una formación académica de excelencia y prepara a los futuros profesionales de un sector clave para el desarrollo científico-tecnológico argentino.
Enclavado en el corazón del Centro Atómico Ezeiza, en el Beninson se dictan una tecnicatura universitaria, una carrera de grado, tres especializaciones y un doctorado. Junto a sus “gemelos”, el Balseiro de Bariloche y el Instituto Jorge Sábato -con sede en el Centro Atómico Constituyentes-, forma parte del ecosistema creado por la CNEA para formar especialistas reconocidos en todo el mundo.

Formación de calidad, en un exigente entorno científico-tecnológico
“Los egresados del Beninson están en condiciones de ser contratados para trabajar en la CNEA, en empresas como Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) e INVAP, o conseguir una beca y hacer un doctorado en el exterior”, explicó, en diálogo con DEF, el doctor Pablo Vizcaíno, quien dirige allí la carrera de Ingeniería Nuclear con orientación en Aplicaciones.
“Nuestras cohortes tienen cinco, seis o siete alumnos”, especificó, al tiempo que aclaró que para graduarse realizan una tesis que suele insertarse en proyectos de la propia Comisión y de empresas mixtas del sector, como la propia NA-SA o CONUAR (Combustibles Nucleares Argentinos S.A.).
Detalló que el ciclo básico inicial, de dos años, se dicta en el campus de la UNSAM, junto al resto de las ingenierías. Posteriormente, en el Beninson se cursa el ciclo superior de tres años.
“Nosotros estamos en permanente comunicación con los estudiantes, tenemos un aula virtual y gestionamos visitas para traerlos al Centro Atómico Ezeiza, que conozcan nuestras instalaciones y también se entusiasmen”, añadió Vizcaíno, quien se desempeña también como representante de CNEA en el directorio de CONUAR.

Para el cursado del ciclo superior, la CNEA ofrece la cantidad de becas necesarias -entre ocho y diez anuales- para que los alumnos puedan dedicarse full time al estudio. “La formación que reciben es única porque el Centro Atómico Ezeiza cuenta con dos reactores, instalaciones de irradiación de alimentos, centros de investigación en medicina nuclear y un espectro muy amplio de actividades”, destacó.
En ese sentido, señaló que los estudiantes entran en contacto con profesionales que trabajan en actividades de nicho dentro de la ingeniería nuclear, la medicina nuclear y la metalurgia física -ciencia que estudia las propiedades, estructura y comportamiento de los metales-, entre otras áreas. Las definió como “actividades tecnológicas de punta” y manifestó su orgullo por los premios que han obtenido alumnos y graduados del Beninson.
Te puede interesar: Argentina y los reactores de investigación, tecnología de punta reconocida a nivel mundial

Preparación de excelencia para dar el salto en el sector nuclear
“La tecnología nuclear ha ido diversificándose con el tiempo”, afirmó el director de la carrera de Energía Nuclear con orientación en Aplicaciones. “Hoy no incluye solamente el diseño y la construcción de reactores. Se utilizan, además, radiaciones en medicina, en el agro, en la industria y también existen aplicaciones en el campo de la geología”.
Si bien reconoce que el panorama actual en Argentina es de incertidumbre por la falta de definiciones del nuevo gobierno en torno al futuro del sector nuclear, Vizcaíno manifestó que existen “oportunidades laborales”. “Estos jóvenes tienen una formación de excelencia, que les permite rápidamente conseguir trabajo tanto en Argentina como en el exterior”, remarcó.

En cuanto a los docentes del ciclo superior, los que dictan las materias eminentemente técnicas provienen de la propia CNEA, de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y de empresas del sector, como INVAP, NA-SA o CONUAR. “Son especialistas y tienen un involucramiento directo en las áreas cuyos conocimientos después enseñan en el Beninson, lo cual es un valor agregado importante de nuestra carrera”, subrayó Vizcaíno.
- Te puede interesar: “Aceleradores para la Vida”, un proyecto de la CNEA que podría revolucionar la lucha contra el cáncer
Valor agregado nacional
A modo de ejemplo, mencionó la participación de los profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en procesos de alta complejidad, como fue el reentubado de la Central Nuclear Embalse, un indicador de la calidad de los recursos humanos con los que cuenta el sector nuclear argentino. “Todos los componentes del reactor de Embalse fueron fabricados en CONUAR; solo se compró un insumo importado y se lo procesó en la Argentina”, recordó.
“Todo esto tiene un sentido de amor al país, de pertenencia, y de creación de trabajo local, que nos permite obtener productos de muy alto valor agregado”, completó Vizcaíno, orgulloso, al tiempo que destacó que Argentina es el país de América Latina que más ha avanzado en el desarrollo completo de ciclo del combustible nuclear.
A modo de cierre, se encargó de rescatar a DEF el rol del Estado en un sector estratégico como es la energía nuclear, donde lo hecho por el sector público a lo largo de las últimas siete décadas ha permitido ubicar a la Argentina en un lugar de privilegio, reconocido a nivel mundial.




