La batería de diamante, conocida también como “batería de diamante nuclear”, es un desarrollo prometedor en el ámbito de las fuentes de energía de larga duración. Creada por un equipo de científicos de la Universidad de Bristol, Reino Unido, esta batería combina tecnología nuclear y propiedades únicas del carbono-14 para generar electricidad durante miles de años.

Batería de diamante: la idea detrás de esta creación
El desarrollo de la batería de diamante surgió como parte de un esfuerzo por abordar dos desafíos globales.
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En primer lugar, cada año, las centrales nucleares generan desechos radiactivos que requieren almacenamiento seguro durante miles de años. Entre estos, el carbono-14 es uno de los isótopos más problemáticos debido a su larga vida media (5730 años) y su potencial para liberar radiación en el medio ambiente.
Por otro lado, tecnologías como las baterías de litio tienen limitaciones en términos de duración y capacidad de recarga, lo que dificulta su uso en aplicaciones de largo plazo, como dispositivos médicos implantables o misiones espaciales.

En este contexto, los investigadores de la Universidad de Bristol propusieron un enfoque innovador: convertir el carbono-14 en un material capaz de generar electricidad de manera constante y segura.
Cómo funciona la batería de diamante y por qué puede durar años
El principio fundamental detrás de la batería de diamante es la conversión directa de la energía radiactiva en electricidad mediante un proceso llamado conversión beta-voltaica. Este proceso aprovecha la radiación emitida por el carbono-14 para generar una corriente eléctrica.
El componente clave es el carbono-14, un isótopo radiactivo del carbono que se encuentra en los bloques de grafito usados en los reactores nucleares. Estos bloques absorben radiación durante el funcionamiento del reactor y acumulan carbono-14 en su superficie.
El material se extrae de los bloques de grafito y se utiliza para fabricar diamantes sintéticos mediante deposición química de vapor (CVD). Estos diamantes no solo son extremadamente duros, sino que también actúan como un semiconductor, crucial para la conversión beta-voltaica.
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Este material en el diamante emite partículas beta (electrones) como parte de su proceso de descomposición radiactiva. Estas partículas interactúan con el diamante, creando una corriente eléctrica constante. Dado que la vida media del carbono-14 es de miles de años, la batería puede seguir generando energía durante períodos prolongados.
Para garantizar la seguridad, el diamante que contiene el carbono-14 se encapsula dentro de una capa de diamante no radiactivo. Este encapsulamiento actúa como un escudo que bloquea la radiación dañina, haciendo que la batería sea segura para el uso humano y ambiental.

Dependiendo de la cantidad de componentes utilizados, estas baterías pueden durar hasta 5730 años antes de reducirse a la mitad de su capacidad. Esto las hace ideales para aplicaciones donde el reemplazo frecuente de baterías no es viable, como en marcapasos, sensores en ambientes extremos y satélites espaciales.
Además, no requieren recarga ni mantenimiento durante toda su vida útil y contribuyen al manejo de desechos nucleares, convirtiendo un problema ambiental en una solución tecnológica. También el diseño encapsulado asegura que la radiación no escape al entorno, eliminando riesgos para los usuarios.
Los desafíos de la próxima batería de larga duración
Aunque la tecnología promete transformar la forma en que generamos y almacenamos energía, aún enfrenta ciertos desafíos. La fabricación de diamantes sintéticos y la manipulación del carbono-14 requieren procesos costosos y tecnología muy avanzada. Sin embargo, se espera que estos costos disminuyan con el tiempo y el escalamiento de la producción.
Estas baterías no están diseñadas para dispositivos de alto consumo energético como teléfonos móviles o automóviles eléctricos, ya que generan niveles relativamente bajos de potencia. Su uso es más adecuado en aplicaciones de bajo consumo y larga duración.

A pesar de su seguridad, el uso de materiales radiactivos puede generar preocupaciones en el público, lo que requiere una comunicación clara sobre sus beneficios y medidas de seguridad.
Potenciales aplicaciones de la batería de diamante
Los marcapasos y otros dispositivos implantables pueden beneficiarse de una fuente de energía que no necesite reemplazo, eliminando procedimientos quirúrgicos adicionales. Las misiones a planetas distantes o sondas en el espacio profundo pueden utilizar estas baterías para operar durante décadas sin mantenimiento.
Las baterías de diamante pueden alimentar sensores en el fondo del océano, en ambientes radiactivos o en zonas de difícil acceso. Los dispositivos IoT (Internet de las Cosas) de bajo consumo podrían funcionar durante toda su vida útil sin necesidad de recarga o reemplazo.