Los astronautas varados de la NASA, Sunita Williams y Barry Wilmore, volvieron a la Tierra luego de estar 9 meses en la Estación Espacial Internacional (EEI). Tuvieron que quedarse allí debido a un desperfecto en la cápsula Starliner de Boeing, por lo cual tuvieron que ser rescatados en una cápsula Dragon de SpaceX.
El 18 de marzo volvieron y, desde entonces, se vienen haciendo chequeos médicos de rutina y especiales, al haber estado una cantidad de tiempo que no estaba planificado. Desde secuelas médicas hasta físicas, se deberá seguir de cerca la salud de los astronautas, para que puedan aclimatarse al nuevo ambiente. Además, el inconveniente que resultó en una estadía prolongada e indefinida se transformó en una recompensa de dinero que generó polémica.
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Cuánto fue la compensación económica a los astronautas varados
Si bien los astronautas estuvieron varados una extensa cantidad de tiempo, superando más de la mitad de un año, la recompensa adicional fue mínima. La NASA les dio una asignación diaria de 5 dólares para gastos imprevistos. En total, recibieron 1.430 dólares por 286 días adicionales en el espacio, sumado a su salario anual de 152 mil dólares corriente.

Esta suma de dinero generó mucho revuelo y abrió el debate sobre si el trabajo del astronauta, sobre todo en estas situaciones extremas que los exceden, está bien valorado. Muchos expertos opinan que no, dado el riesgo al que están expuestos y, en este caso, extendido.
Algunos sectores argumentan que la remuneración adicional no refleja adecuadamente los desafíos físicos y psicológicos asociados con una estancia prolongada en el espacio.
Las secuelas médicas de los astronautas varados
Según enumeran los expertos, la exposición prolongada a la microgravedad y al entorno espacial puede provocar diversas secuelas en el cuerpo humano. En ausencia de gravedad, los músculos y huesos no soportan peso, lo que conduce a una rápida degeneración.

A pesar de que los astronautas realizan rutinas de ejercicio de hasta dos horas diarias para mitigar estos efectos, suelen experimentar una notable disminución de masa muscular y densidad ósea. Esta condición, conocida coloquialmente como “piernas de pollo”, describe la apariencia delgada y debilitada de las extremidades inferiores.
Además, la acumulación de líquidos en la cabeza debido a la microgravedad puede aumentar la presión intracraneal, afectando la forma del globo ocular y provocando problemas de visión. Esta condición es denominada “síndrome neuroocular” asociado a los vuelos espaciales. Además, esta redistribución de fluidos puede impactar en funciones neurológicas, afectando la memoria, la concentración y la capacidad de toma de decisiones.
También, al regresar a la Tierra, se puede experimentar una sensación de irritación en la piel, en donde los astronautas podrían sentir el contacto con la ropa como una lija. Esto se trata de la readaptación del cuerpo a la gravedad y al contacto constante con las superficies terrestres. Por otro lado, la exposición a la radiación cósmica por tanto tiempo puede tener sus secuelas. Expone a los astronautas a un incremento de riesgo de desarrollar enfermedades graves, como el cáncer. Por ello, Sunita Williams y Barry Wilmore deberán estar atentos a sus controles de salud en los próximos meses.