El proceso de carne de laboratorio ya tiene varios años de desarrollo y pruebas en el ámbito de la ciencia o empresarial, pero hasta este momento no había estado cerca de comercializarse de manera masiva. Con una nueva petición de los fabricantes de este tipo de producto a la Unión Europea, el panorama podría cambiar. ¿Estamos ante una buena noticia para las personas que cuentan con una dieta vegetariana?

El proceso detrás de la carne de laboratorio
La carne de laboratorio o carne sintética se basa en la toma de células del animal para utilizarlas como fuente de energía para que la misma madure y se convierta en alimento. Es el mismo sabor, pero eliminando al animal de la ecuación. Esta tecnología promete reducir el impacto ambiental de la ganadería, disminuir el sufrimiento animal y optimizar la producción de proteínas para alimentar a una población en constante crecimiento.
Las células se obtienen de una biopsia de un animal vivo o ya sacrificado o extrayéndolas de un óvulo fecundado. Luego, estas muestras se cultivan para estimular su multiplicación, en donde se pueden reproducir entre 30 y 50 veces. Muchas de ellas pueden ser células madres, pero tienen la capacidad de tomar cualquier tipo de forma celular.
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Estas células se colocan en un medio de cultivo rico en nutrientes como azúcares, aminoácidos, vitaminas y factores de crecimiento, que son proteínas que estimulan la proliferación celular. A medida que se multiplican, comienzan a diferenciarse en fibras musculares, un proceso que se facilita modificando el medio de cultivo y aplicando estímulos mecánicos o eléctricos para imitar el crecimiento muscular natural.
Para lograr una textura similar a la carne convencional, se utilizan andamios comestibles hechos de colágeno, gelatina o polímeros biodegradables, que ayudan a formar estructuras tridimensionales. Cuando las fibras musculares han crecido lo suficiente y han madurado dentro de los biorreactores, la carne es cosechada y procesada en productos como hamburguesas, albóndigas o incluso cortes enteros, dependiendo de la tecnología utilizada.

A pesar de los avances en la investigación y el desarrollo de la carne cultivada, su comercialización sigue siendo limitada. Hasta la fecha, pocos países han aprobado su venta, y los costos de producción siguen siendo un desafío. Singapur fue el primer país en permitir su comercialización en 2020, cuando la empresa estadounidense Eat Just comenzó a vender nuggets de pollo cultivado.
La carne de laboratorio a nivel global y en Argentina
Estados Unidos le siguió en 2023 con la aprobación del Departamento de Agricultura (USDA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para la venta de pollo cultivado, producido por las empresas UPSIDE Foods y GOOD Meat.
En Europa, los Países Bajos son pioneros en investigación, aunque la comercialización aún no está permitida, mientras que Israel se ha convertido en un actor clave con startups como Aleph Farms y Future Meat Technologies, que siguen en proceso de obtener aprobación. Sin embargo, la empresa Mosa Meat desarrolló la grasa sintética y está en tratativas de llegar a los supermercados europeos vía una aprobación de la Unión Europea.
China ha mostrado interés en esta tecnología y la ha incluido en su plan de desarrollo agrícola a largo plazo, aunque todavía no ha dado luz verde para su venta.
En América Latina, países como Brasil y Argentina han manifestado interés en regular la carne cultivada, pero aún no han aprobado su comercialización.

Carne de laboratorio: el caso testigo argentino
B.I.F.E. (Bio Ingeniería en la Fabricación de Elaborados) es una startup argentina que, desde 2016, se dedica al desarrollo de carne cultivada mediante técnicas de cultivo celular. Esta iniciativa surgió de la División de Bioingeniería de Laboratorios Craveri. El objetivo principal de B.I.F.E. es producir una alternativa a la carne tradicional que ofrezca beneficios en términos de salud, medio ambiente y sustentabilidad.
En 2021, B.I.F.E. realizó la primera degustación de carne cultivada en Latinoamérica. El producto presentado fue un medallón similar a un nugget, descrito como “crujiente por fuera y suave por dentro”. Dado que el cultivo se centra en el tejido muscular y no incluye tejido adiposo ni sangre, fue necesario sazonar el producto para realzar su sabor.
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En diálogo con DEF, Diego Dominici, bioquímico y encargado de producto en B.I.F.E., explicó la importancia del cultivo de carne: “ Lo que propone la agricultura celular es la elaboración de productos cárnicos de una manera sostenible, reduciendo la emisión de gases y el terreno que se necesita”.
Los desafíos de la carne de cultivo
A pesar del entusiasmo en torno a esta tecnología, la carne de laboratorio enfrenta varios desafíos en todo el mundo. Uno de los principales es el costo de producción, que aunque disminuyó desde los primeros desarrollos (la primera hamburguesa cultivada en 2013 costó 250 mil dólares), sigue siendo considerablemente más alto que el de la carne convencional.
La aceptación del consumidor es otro obstáculo, ya que persisten barreras culturales y de percepción que generan desconfianza en los productos de laboratorio. Además, la falta de regulaciones claras en muchos países y la necesidad de inversión en infraestructura dificultan su escalabilidad.