Hoy, más que nunca, el foco está puesto en la Antártida. Sucede que A23a, el iceberg más grande y antiguo del mundo, finalmente se desprendió del vórtice oceánico que lo mantenía sujeto hace treinta años y navega ahora a la deriva por el océano Antártico en dirección a aguas más cálidas, según lo informado por investigadores del British Antartic Survey (BAS).
La gigante masa de hielo flotante tiene placas de 400 metros de grosor y pesa casi mil millones de toneladas.“Tiene una superficie de 3672 kilómetros cuadrados, medida en el mes de agosto, con lo cual podemos decir que es similar al tamaño que tiene toda el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)”, precisó a DEF el doctor Claudio Parica, geólogo profesor de la Universidad de San Martín que formó parte de 21 campañas antárticas.
De acuerdo a lo explicado por el experto a este medio, se trata de la última etapa de un desprendimiento de la barrera Filchner-Ronne, que ocurrió en 1986, junto a otro iceberg de gran tamaño, el A22A. Este iceberg quedó varado por aproximadamente 30 años, pero recientemente salió a navegar. “Como iceberg es un tabular, del que asoma por encima del mar una décima parte del total de su volumen”, remarcó Parica.
Los científicos estiman que el enorme bloque seguirá la corriente denominada “Circumpolar Antártica”, que probablemente lo empuje hacia las islas argentinas Georgias del Sur. Una vez ahí, se toparía con aguas más cálidas que previsiblemente lo romperán en icebergs más pequeños hasta que se termine derritiendo.
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¿Es efectivamente el A23a el iceberg más grande del mundo? Para Parica, es una afirmación parcialmente cierta, ya que “hubo otros icebergs más grandes, pero de vida más corta, incluidos el A68 en 2017 y el A76 en 2021”.

Iceberg A23a a la deriva: las consecuencias para el medio ambiente
“El proceso de ruptura de barreras es un hecho cíclico, en donde los glaciares avanzan sobre el océano, y cuando alcanzan una extensión de aproximadamente 80 kilómetros, cuentan con un brazo de palanca tan grande, que, por las mareas, el oleaje y el viento, se fracturan contra el margen rígido continental y salen a navegar”, explicó Claudio Parica.
¿Este fenómeno apareja consecuencias para el medio ambiente? Según el geólogo y veterano antártico, tras la ruptura el glaciar en tierra acelera en su avance sobre el mar, pues pierde el freno que era la barrera ya formada. Fuera de ello, no hay mayores consecuencias en lo que hace a aspectos naturales, aunque sí tiene consecuencias para la navegación. “Es necesario tener clara la posición y en muchos casos cambiar las rutas”, advirtió, no sin agregar que estos icebergs “no chocan contra el continente, dada la profundidad del iceberg, sino que quedan varados antes de llegar a cualquier costa”.

Alerta Antártida: ¿se está derritiendo el continente blanco?
Si bien el calentamiento global e incidencia del cambio climático enciende todas las alarmas, Parica afirma que la Antártida no se está derritiendo en su conjunto, ya que tiene zonas con fuerte tendencia al enfriamiento, tal como es el sur del Mar de Weddell (barrera Filcher-Ronne), casualmente de donde salió este iceberg, el A23a, como su hermano, del que no queda prácticamente nada, el A22a. “Estuve encima del iceberg A22a, en su superficie y sacando una muestra testigo de hielo en el 2006. Fue una linda experiencia, que me dejó muchas anécdotas también”, recordó a DEF.
“Para un científico, poder sacar testigos de hielo de un iceberg, por un lado, nos permite conocer la historia guardada en las capas de hielo que lo conforman y, si se lo monitorea con estaciones meteorológicas automáticas junto a un GPS, da información en tiempo real sobre las condiciones climáticas para su posición”, subrayó.

Los geólogos señalan que hay zonas estables en cuanto a las temperaturas, y otras con una suave tendencia ascendente en temperaturas.
“La cuestión de preocupación, siempre depende como se lo mire, y en eso tiene mucho que ver la disciplina de cada uno; en general para los meteorólogos que están acostumbrados a los cortos tiempos, pueden ver el tema como algo preocupante, mientras que para los geólogos que, estamos acostumbrados a plazos más largos, no lo vemos como preocupante, vemos ciclos naturales”, puntualizó Parica.
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Y concluyó que, al ser hielo marino, al derretirse lentamente, sobre todo cuando llega a latitudes más bajas, este desprendimiento y derretimiento, no produce incremento en el nivel del mar y sí, lo que puede provocar es una variación en la salinidad del mar en sus cercanías.