La llegada a la Casa Blanca deย este personaje excรฉntrico y controvertido, carismรกtico para algunos y muy peligroso para otros, altera profundamente el mapa polรญtico de los Estados Unidos e impacta en todo el mundo.ย Escribe Luis Rosales
Y se dio nomรกs. Lo que hasta hace poco tiempo parecรญa increรญble se convirtiรณ en realidad: el 20 de Enero en la gรฉlida explanada del Capitolio, Donald John Trump se convertirรก en el 45ยบ presidente de los Estados Unidos de America.
A esta altura es algo prematuro adelantar con certeza el rumbo definitivo que tomarรก su administraciรณn. Si bien es cierto que siguiendo los movimientos pendulares propios de la polรญtica americana, en varias รกreas las palomas abandonarรกn sus nidos para ser reemplazadas por los halcones, el muy particular camino seguido por el multimillonario para alcanzar el Salรณn Oval puede dar origen a muchas sorpresas. Trump le adeuda muy poco a muy pocos, llega a la Casa Blanca casi sin compromisos, sin deberle a cada santo una vela.
Alcanzรณ la cima del poder acompaรฑado sรณlo de un puรฑado de colaboradores, muchos provenientes de sus empresas y algunos politicos en actividad o retirados. Estรก claro que deberรก negociar y compartir, para garantizar la gobernabilidad del sistema y para conseguir hacer efectiva las muy ventajosas mayorรญas que el Partido Republicano obtuviera en ambas cรกmaras, situaciรณn envidiable para cualquier gobernante de la tierra en la actualidad y para muchos de los รบltimos presidentes de los EE. UU.
Esta particular situaciรณn puede hacer de Trump una caja de sorpresas. Como el primer presidente de la historia norteamericana que nunca ocupรณ cargo alguno en la funciรณn pรบblica o tuviera una carrera militar, puede terminar sorprendiendo a tirios y troyanos.
En polรญtica exterior, muchos analistas y especialistas prevรฉn un marcado corrimiento de los EE. UU. a posiciones mรกs duras, una especie de retorno a los tiempos de los neo cons de la era Bush, aunque es cierto que la amplia mayorรญa de los intelectuales que acompaรฑaron al ex Presidente militaron fervientemente en la interna republicana contra su candidatura. Prueba de ello son las solicitadas llenas de sus firmas, que en este sentido fueron publicadas hace poco en los principales diarios de la uniรณn, lo que eximirรญa al electo de cualquier compromiso.
La biblioteca se divide en partes iguales entre aquellos que sostienen que con sus posturas mรกs nacionalistas, es mรกs probable que vuelvan los tiempos del aislacionismo norteamericano, cuando los EE. UU. se encierran en sรญ mismos; mientras que la otra mitad, tal vez mรกs por prejuicio que por seรฑales concretas, indica que estarรญamos en los inicios de una nueva presidencia imperial.
El vencedor de Noviembre fue votado principalmente por un electorado molesto y enojado. Los resentidos por los estragos que la globalizaciรณn estรก produciendo en las economรญas industriales desarrolladas. Dรญas despuรฉs de la elecciรณn, Dick Morris, el รบnico consultor de nivel que pronosticara el resultado final, ironizaba en un reportaje que le hiciera la BBC de Londres al decir que Trump ganรณ porque descubriรณ un nuevo grupo รฉtnico en su paรญs: el hombre blanco de clase media, que sufre por las consecuencias del traslado de fรกbricas a Mรฉxico y China. Un sector que comprende a mรกs gente que las principales minorรญas sumadas y que se entusiasmara por el mensaje del millonario y se movilizara masivamente a las urnas. Una sutileza para identificar al americano promedio que antes o no votaba o lo hacรญa por los demรณcratas. Esta vez apoyaron a Trump y lo llevaron al triunfo. Pero ahora se abre una verdadera arma de doble filo. Un votante irritado exige soluciones concretas y rรกpidas. Por eso el nuevo presidente tendrรก que cumplir algunas de las promesas de campaรฑa, sino todas. De lo contrario ese apoyo que es efรญmero, puede volverse rรกpidamente en su contra. El lo sabe bien.
La otra certeza surge de bucear su carrera como hombre de negocios. Especialista en el capรญtulo 11 de la ley de quiebras norteamericanas, amasรณ una enorme fortuna negociando y exprimiendo al mรกximo a sus acreedores. Por eso las declaraciones muy fuertes y preventivas para con China y Mรฉxico respecto de los acuerdos vigentes y para con Europa en relaciรณn a la seguridad colectiva. El 20 de enero, despuรฉs de su asunciรณn, probablemente se sentarรก a re plantear todo. Segรบn sus mรกs allegados, en el mundo que viene se acabรณ el tiempo de los que viajan gratis (los muy conocidos free riders).
A estas pocas seguridades en materia de polรญtica, se le pueden sumar algunas otras conclusiones mรกs que interesantes que surgen de la campaรฑa electoral propiamente dicha. Siempre lo que sucede en los EEUU en esta materia, inaugura una tendencia que luego se va esparciendo como mancha de aceite por todos los rincones del planeta, en donde se celebren elecciones libres. Una de las principales enseรฑanzas que pueden sacarse es que la dicotomรญa actual, la grieta que divide casi en partes iguales a los votantes, no pasarรญa en estos tiempos por las obsoletas categorรญas raciales, religiosas o ideolรณgicas del pasado. La principal distinciรณn vendrรญa entre los que estรกn por la globalizaciรณn y los que se oponen a ella, no tanto por convicciones sino por intereses. Esto explicarรญa la casi perfecta distribuciรณn del voto de Hillary, concentrado en los grandes centros urbanos de las costas y el interior profundamente pro Trump. Tambiรฉn nos ayudarรญa a entender el fenรณmeno clave en el triunfo republicano que implicรณ que varios estados industriales del norte, en la regiรณn de los lagos, pasaran sorpresivamente del azul al colorado, otorgando un nรบmero no previsto de electores que fueron definitorios para consagrar al millonario en el Colegio Electoral, aunque el resultado del voto popular finalmente le fuera desfavorable.
Frente a esta nueva realidad los candidatos se empiezan a distinguir entre outsidersย e insiders, es decir aquellos que representan los intereses del sistema vigente y aquellos que vienen desde afuera a patear el tablero. Y como normalmente el establishment no quiere perder su primacรญa tiende a construir una opiniรณn desmesuradamente uniforme sobre lo que conviene o no conviene hacer, demonizando de todas las formas posibles a quien se oponga. Esto le permitiรณ a Trump, una enorme publicidad gratuita y un posicionamiento increรญble a un costo mucho menor de lo habitual. Hillary gastรณ muchas veces mรกs en publicidad y un porcentaje enorme de estas sumas fueron destinados a campaรฑas negativas masivas contra el millonario, quien cada vez con mรกs fuerza aparecรญa solo luchando contra todos. El alinear, en una especie de cadena nacional voluntaria en una voz casi hegemรณnica, a toda la prensa, la academia, la cultura, los lรญderes y las burocracias internacionales, no solo demostrรณ ser algo inรบtil, sino que le permitiรณ a Trump convertirse en el representante ideal de todos los frustrados y olvidados por el sistema.
Esto tambiรฉn le posibilitรณ al neoyorquino el seguir un estilo de campaรฑa completamente original y novedoso. Violando todas las reglas del marketing electoral, fue quien realmente era y dijo lo que realmente pensaba. Frente a la exageraciรณn de la candidatura maquillada artificialmente que simbolizaba la ex Primera Dama y sus habituales intrigas palaciegas, Trump se alzรณ paradรณjicamente como alguien mucho mรกs confiable. Hasta la enorme experiencia previa de su contrincante se transformรณ en una pesada carga que la alejaba de la gente comรบn. El violรณ todas las normas establecidas de lo polรญticamente correcto y a pesar de ello tuvo รฉxito.
Por eso se abre ahora una camino mรกs que interesante, aunque algo peligroso. Seguramente por todo el mundo proliferarรกn los Donald Trump que se animan a desafiar los รณrdenes establecidos y tratar de representar a las mayorรญas enojadas. El riesgo es que estos triunfos de lo polรญticamente incorrecto terminen abriendo no sรณlo las cajas de sorpresa sino que tambiรฉn la de Pandora. A nuestra sociedad le costรณ mucho encerrar en ella a todos los genios que tanto mal nos hicieron. El problema, segรบn Hesรญodo, es que una vez que desafiando los consejos y advertencias Pandora decidiera abrirla, nunca mรกs pudo volver a guardarlos. Por suerte segรบn la misma mitologรญa griega, lo รบnico que permaneciรณ en ella fue la esperanza que nunca se pierde.
Luis Rosales es periodista y autor, entre otras obras, de “Otra oportunidad” (Editorial Taeda) y “Francisco, el argentino que puede cambiar el mundo” (en coautorรญa con Daniel Olivera).