El rechazo de EE. UU., Israel, Chile, Australia y un grupo de paรญses europeos a suscribir en Marrakech el Pacto Global sobre Migraciones deja al desnudo la debilidad del multilateralismo y da nuevos aires a los nacionalismos y populismos de derecha, que se aferran con uรฑas y dientes a la defensa de la soberanรญa nacional.
Lo que se suponรญa iba a ser un mero trรกmite, que permitirรญa traducir en un acuerdo marco a nivel de Naciones Unidas una serie de lรญneas de acciรณn comรบn para la gestiรณn de los flujos migratorios a nivel global, terminรณ generando divisiones irreconciliables, que se tradujeron en una cumbre con sabor agridulce, que tuvo lugar en Marruecos el 10 y 11 de diciembre. La ciudad de Marrakech fue testigo de un nuevo golpe asestado por Donald Trump y sus aliados al multilateralismo y un tiro por elevaciรณn a las Naciones Unidas.
Si bien el texto final del denominado Pacto Global para una Migraciรณn Segura, Ordenada y Regular obtuvo finalmente el respaldo de 164 paรญses, quedaron afuera los EE. UU. y un bloque de naciones que hicieron causa comรบn en la defensa de su soberanรญa para hacer frente a este tipo de fenรณmenos. Integraron el bloque del “no”, ademรกs del gobierno de Donald Trump, sus estrechos aliados Benjamรญn Netanyahu (Israel) y Scott Morrison (Australia).
A ellos se sumaron el chileno Sebastiรกn Piรฑera y una serie de paรญses europeos con coaliciones de gobierno populistas o nacionalistas: Hungrรญa, Austria, Polonia, la Repรบblica Checa, Eslovaquia, Croacia, Eslovenia y Bulgaria. Por su parte, el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, desertรณ de la Cumbre y se negรณ a firmar el documento.
El Pacto Global de Marrakech reconoce explรญcitamente la soberanรญa nacional de los Estados firmantes respecto de la gestiรณn de las polรญticas migratorias, incluida la prerrogativa de aplicar un “tratamiento diferencial a las migraciones regulares respecto de las irregulares”. Sin embargo, la cuestiรณn de la garantรญa de acceso a los servicio bรกsicos por parte de los migrantes generaron resquemor en los sectores nacionalistas.
El grupo del no
El texto tambiรฉn hace referencia, en sus objetivos, a la “gestiรณn integrada, segura y coordinada de las fronteras” y a la limitaciรณn de las detenciones de migrantes, entendidas como un instrumento de รบltimo recurso, lo que choca claramente con las รบltimas decisiones administrativas adoptadas por Donald Trump durante la crisis migratoria centroamericana, que terminaron siendo suspendidas por distintos tribunales estadounidenses.
Como ya habรญa hecho antes con el Acuerdo de Parรญs sobre el Cambio Climรกtico, la administraciรณn Trump anunciรณ en diciembre del aรฑo pasado que se retirarรญa del Pacto de Marrakech por considerarlo “incompatible con la soberanรญa nacional de EE. UU”. Le siguieron Israel y, mรกs recientemente, Australia.
En Europa, al margen de los paรญses antes mencionados, la fuerte crisis polรญtica en Bรฉlgica โcuya capital, Bruselas, es la sede de las instituciones de la UEโ terminรณ con la salida del gabinete de los ministros pertenecientes a la conservadora Nueva Alianza Flamenca (N-VA), lo que dejรณ al premier liberal francรณfono Charles Michel en minorรญa dentro de la Asamblea Nacional, a pocos meses de las elecciones generales.
Lejos de amedrentarse, el secretario general de la ONU, Antรดnio Guterres, afirmรณ que el problema de las migraciones requiere una “soluciรณn global” y pidiรณ “no sucumbir al miedo o a las falsas narrativas” sobre este fenรณmeno. “Debemos pasar de los mitos a la realidad”, aรฑadiรณ.
Por su parte, la representante especial de la ONU para Migraciones Internacionales, Louise Arbour, sostuvo que “las sociedades se fortalecen y se enriquecen con la diversidad” pero aclarรณ que “mientras las sociedades se vuelven cada vez mรกs multiรฉtnicas, multirreligiosas y multiculturales, son vitales las inversiones que se hagan desde el punto de vista polรญtico, econรณmico, social y cultural”.