A lo largo de la historia argentina, las relaciones con la potencia del norte siempre fueron un factor distintivo de cada administraciรณn. Desde el alineamiento hasta la confrontaciรณn, muchas fueron las instancias del vรญnculo entre ambos paรญses. Aquรญ, algunas ideas para pensar una polรญtica a futuro. Escribe Pedro von Eyken
โMi propia sensaciรณn es que la Argentina tiene que atravesar por algunos definidos sufrimientos econรณmicos, quizรก polรญticos, antes de que crezca hasta la estatura de un paรญs de sus recursos y viva en su tiempoโ.
George Strausser Messersmith, embajador de Estados Unidos en la Argentina, 1946
La frase del epรญgrafe, de innegable actualidad, podrรญa haber sido expresada por cualquier observador extranjero de estos tiempos, carente de condicionamientos ideolรณgicos, y no necesariamente por un embajador norteamericano. Pero fue escrita por el jefe de misiรณn de Estados Unidos en Buenos Aires, en noviembre de 1946, en un cable al Departamento de Estado. George Messersmith, que reemplazรณ en la Argentina al inefable Spruille Braden, llegรณ a Buenos Aires dรญas antes de la asunciรณn del general Juan Domingo Perรณn en su primera presidencia.
La frase fue extraรญda de un libro del embajador argentino Juan Archibaldo Lanรบs, escrito con la abundante documentaciรณn y las profundas reflexiones que le son propias (1984. De Chapultepec al Beagle. Polรญtica Exterior Argentina 1945-1980, Buenos Aires, Emecรฉ). En su primer capรญtulo, titulado โLa posguerraโ, el autor describe el estado de la conflictiva relaciรณn argentina con Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Como sabemos, esa โhistoria de desencuentros y sospechasโ, como la llama Lanรบs, era muy anterior y se percibiรณ claramente durante la Primera Conferencia Panamericana, celebrada en Washington en 1889. La Segunda Guerra Mundial, en lo referido a la relaciรณn bilateral, nos encontrรณ en bandos opuestos. La firme neutralidad argentina, que alentaba sospechas de favorecer a las naciones del Eje, se oponรญa a la activa participaciรณn norteamericana. Una participaciรณn que procurรณ de manera intensa y permanente quebrar nuestra neutralidad. Este objetivo solo se logrรณ en marzo de 1945, cuando la Argentina le declarรณ la guerra a Alemania semanas antes de la rendiciรณn de este paรญs, como condiciรณn para acceder a la naciente Organizaciรณn de las Naciones Unidas.
Pero lo cierto es que Braden cometiรณ todos los errores posibles y, en especial, el menos diplomรกtico de todos: interferir en asuntos internos de otro Estado. Con anterioridad, hizo lo mismo en Colombia y Cuba, y en este รบltimo paรญs cultivรณ estrecha amistad con Fulgencio Batista.[i] Sus actitudes se complementaban con la prensa norteamericana, hostil a Perรณn, y no colaboraban con el Departamento de Estado para formular juicios equilibrados sobre la relaciรณn con la Argentina. En 1945 y 1946, sus errores fueron tan gruesos que le prestaron una inestimable ayuda electoral a Perรณn, que ideรณ el exitoso esloganย โBraden o Perรณnโ,ย de influencia decisiva en el รฉxito electoral de 1946.
A fines de septiembre de 1945, Braden regresรณ a Washington, y Messersmith, que ya habรญa sido cรณnsul en Buenos Aires entre 1928 y 1930, hizo todo lo contrario a Braden. En primer lugar, logrรณ anudar una buena amistad con Perรณn. Sin embargo, como apunta Lanรบs, โmientras entablaba excelentes relaciones personales con los miembros del gobierno argentino, no lograba ponerse de acuerdo con el Departamento de Estado sobre la polรญtica que debรญa seguir su paรญs frente a la Argentina [โฆ]. Para Messersmith, el problema fundamental que debรญa enfrentar Estados Unidos no era el โpeligro naziโ como insistรญa Braden, sino la โactividad creciente de Moscรบ en los paรญses de Amรฉricaโ. Por ello, el embajador destacรณ a su gobierno la importancia enorme โde enderezar nuestra situaciรณn con la Argentina, porque la Argentina es uno de los paรญses de Amรฉrica con el cual se puede contar para impedir la penetraciรณn comunistaโโ (1984: 39-40).
Otro asunto que preocupaba a Messersmith, segรบn recuerda Lanรบs, era la influencia britรกnica en la Argentina, ya que los ingleses apoyaban firmemente la neutralidad de nuestro paรญs y actuaban como contrapeso de la hostilidad de Washington. En la mirada de otro politรณlogo, profesor y colega del Servicio Exterior, Hรฉctor Gosende, โPerรณn, como sus antecesores, continuรณ vinculado a los intereses ingleses y utilizรณ esta asociaciรณn para mediatizar la importancia de Estados Unidos sobre Argentina [โฆ] La diversificaciรณn de las fuentes de dependencia ha sido una constante de la polรญtica exterior de todos los gobiernos argentinos [โฆ] Por ello, al disminuir la estatura polรญtica del imperio inglรฉs y aumentar la de Estados Unidos, el gobierno de Perรณn recurriรณ a la fรณrmula tradicional argentina. Tratรณ de asociarse a potencias que le ayudasen a disminuir su dependencia y le proveyeran de algรบn poder de negociaciรณn con la potencia hegemรณnicaโ (2007. Modelos de polรญtica exterior argentina: alternativas para salir del modelo conservador menemista, Buenos Aires: Libros de Tierra Firme).
En 1947, el presidente Truman entendiรณ que Messersmith habรญa cumplido su ciclo en Buenos Aires. Como dice Lanรบs, โBraden y Messersmith representaron dos estilos, dos lรญneas polรญticas, dos sรญmbolos extremos de un debate en el que la Argentina era el terreno de la confrontaciรณn. Pero esta lucha no era entre la Argentina y los Estados Unidos, sino entre dos modelos de la polรญtica exterior norteamericana: dos visiones que se oponรญan y que durante muchos aรฑos habรญan competido por lograr su supremacรญaโ (Lanรบs, 1984: 40).
Esa incomprensiรณn, por no llamarla necedad, es bastante comรบn en la diplomacia mundial. Muchas veces, los informes provenientes de una embajada en el exterior intentan, con escaso รฉxito, convencer con argumentos sensatos a las respectivas cancillerรญas sobre errores de apreciaciรณn que podrรญan derivar โy derivanโ en polรญticas desacertadas. La pertinacia ideolรณgica y los prejuicios pueden causar mucho daรฑo en el tratamiento de delicadas cuestiones de polรญtica exterior.
Con el tiempo, despuรฉs del โprimer Perรณnโ, la polรญtica exterior argentina frente a Estados Unidos, en las distintas vertientes del peronismo (la fuerza polรญtica que mรกs tiempo ha gobernado nuestro paรญs en democracia entre 1945 y 2015), variรณ entre la autonomรญa, el alineamiento mรกs o menos automรกtico y cierto enfrentamiento ideolรณgico. Creo que estas orientaciones, con matices, caracterizaron la polรญtica exterior de gobiernos democrรกticos no peronistas, desde el de Arturo Frondizi hasta el de la Alianza. Digo โcon maticesโ para no desarrollarlos, lo que me liberarรญa de una posible sospecha de superficialidad y/o partidismo por parte de expertos con mayor autoridad acadรฉmica o referentes polรญticos. Ni una cosa ni la otra. Sencillamente, no puedo, en estas pocas pรกginas, desarrollar extensas definiciones.
Aunque estoy formado, como diplomรกtico profesional, para seguir las agendas de diferentes gobiernos, puedo enunciar preferencias personales y es lo que voy a hacer a continuaciรณn, mediante una sรญntesis centrada en modelos y estrategias, basada en el mayor expertise de dos destacados acadรฉmicos. Ademรกs de Gosende, cuyo libro recomiendo, otros dos profesores argentinos suelen elaborar modelos y estrategias racionales de polรญtica exterior, indispensables para pensar en serio el largo plazo: Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian. Ambos han escrito bastante sobre las opciones estratรฉgicas de polรญtica exterior frente a Estados Unidos y elijo un artรญculo de ambos, publicado en el diario La Naciรณn en 2005. Si bien estรก escrito hace diez aรฑos, conserva actualidad al sostener que โdurante varios aรฑos, la nota predominante del orden polรญtico internacional va a ser el desequilibrio de poder entre Estados Unidos y el resto de los paรญses del mundoโ (โArgentina-Estados Unidos: opciones estratรฉgicasโ, La Naciรณn, 14/9/05).
Pero los autores aclaran enseguida algo fundamental: esa โcondiciรณn objetiva, que se denomina โunipolaridadโ, es, sin embargo, diferente de la โprimacรญaโ, que es la estrategia adoptada por la administraciรณn del presidente George W. Bush a partir del 11/9. Esta consiste en que Washington procura reordenar el mundo, fijar e imponer la agenda de la polรญtica global y hacer que sus preferencias sean aceptadas y seguidas por adversarios y aliadosโ.
Antes me referรญ al alineamiento automรกtico y la confrontaciรณn ideolรณgica como dos orientaciones de polรญtica de exterior argentina desde 1945. Russell y Tokatlian las describen muy bien. Para ellos:
- a) el plegamiento o alineamiento conlleva โun problema de alcanceโ y โobliga a acompaรฑar a los gobiernos estadounidenses en sus aventuras externas. El desacato, la crรญtica o la distancia serรกn percibidos como inconstancia o, lo que es peor, como traiciรณnโ.
- b) la confrontaciรณn, โes peligrosa. La unipolaridad dota a Estados Unidos de gran discrecionalidad para usar su fuerza e imponer castigos; lo cual aumenta, en consecuencia, los costos del desafรญoโ. Russell y Tokatlian distinguen entre โla confrontaciรณn individual o la de algunos Estados pertenecientes a una regiรณnโ y seรฑalan que โproduce temor en los vecinos y abona el terreno para su plegamiento a Washington o para que este promueva contraalianzas opuestas a los desafiantesโ.
Estos autores reconocen que las posibilidades de acciรณn frente a una potencia mundial no se reducen a las tres clรกsicas y plantean la existencia de otras tres opciones: el multilateralismo vinculante, la obstrucciรณn limitada, y el compromiso selectivo. La primera implica โla utilizaciรณn diligente de las instituciones mundiales para restringir el poder de Estados Unidos e inducirlo a adherir o cumplir las normas y reglas vigentes. Se despliega en รกmbitos multilaterales, abarca un conjunto amplio de temas y requiere forjar coaliciones flexibles en el plano globalโ. La obstrucciรณn limitada conlleva โla creaciรณn progresiva de espacios propios de acciรณn regional que reduzcan, excluyan o prevengan la influencia o injerencia de Estados Unidos en una determinada รกrea geogrรกfica, al tiempo que favorezcan la capacidad colectiva de interacciรณn con Washingtonโ. Finalmente, el compromiso selectivo โinvolucra la construcciรณn de lazos cooperativos con Estados Unidos para incidir en la forma en que ejerce su poder e influencia, reducir incertidumbres, evitar fallas mutuas de percepciรณn y hacer frente, en forma conjunta, a problemas comunes. Se realiza tanto en un nivel bilateral y regional como hemisfรฉrico, y se concentra, en lo fundamental, en asuntos de seguridadโ.
Sin perjuicio de coincidir con las apreciaciones de los autores, agrego mi opiniรณn sobre las dos clรกsicas: el alineamiento automรกtico con EE. UU., a cambio de dudosos โpremiosโ, nos aรญsla de la regiรณn y de los necesarios consensos, aparte de conducirnos, en algunos casos, a una duplicidad reรฑida con la รฉtica. Un ejemplo paradigmรกtico lo constituyรณ el voto argentino de condena a Cuba en la anterior Comisiรณn de Derechos Humanos de la ONU, en abril de 2000. El gobierno de la Alianza, en una decisiรณn muy controvertida ad intra โsobre todo, en la Uniรณn Cรญvica Radical, contrariando una tradiciรณn del centenario partidoโ, condenaba a Cuba por las derivaciones de su sistema de partido รบnico respecto de las libertades individuales. Se olvidaba entonces que si bien el sistema polรญtico cubano no coincide con nuestro ordenamiento constitucional y nuestra forma de entender la polรญtica, no es exclusivo de Cuba. Ademรกs, al condenarlo, el gobierno seรฑalaba con el dedo a un paรญs de la regiรณn, cuando la Guerra Frรญa y las fronteras ideolรณgicas estaban superadas hacรญa diez aรฑos. El aislamiento de Cuba no era lo correcto, como quedรณ demostrado el 17 de diciembre de 2014, con el histรณrico acercamiento de Barack Obama y Raรบl Castro. La abstenciรณn, a mi juicio, hubiera sido lo correcto en aquella Comisiรณn, de acuerdo con el voto de Brasil. [ii]
En cuanto a la confrontaciรณn con Washington, suele poseer un fuerte condicionamiento ideolรณgico y supone la visiรณn simรฉtrica del mismo error, cual es seรฑalar con el dedo. Si bien ya no se โcondenaโ a otro paรญs perifรฉrico por โobedienciaโ a la potencia hegemรณnica, se โcondenaโ a la misma potencia hegemรณnica, a la que, de paso, se culpa de casi todos los problemas estructurales propios. En la confrontaciรณn tampoco hay consenso regional, ya que obedece a grupos de paรญses alineados ideolรณgicamente. Me permito abusar del ejemplo de Cuba para recordar una situaciรณn reciente de persistencia en la confrontaciรณn: en la รบltima Cumbre de Panamรก, mientras los presidentes de Estados Unidos y la isla caribeรฑa se daban la mano y conversaban amablemente, luego del anuncio del 17 de diciembre de 2014 que puso fin a medio siglo de feroz encono entre ambos paรญses, algunos mandatarios de nuestra regiรณn, en otro salรณn de la Cumbre, continuaban con un fuerte discurso antinorteamericano; como si se tratara de dos pelรญculas y no de una sola.
Ni el alineamiento automรกtico ni la confrontaciรณn deberรญan regir polรญticas de Estado y esto deberรญa extenderse a otros paรญses de la regiรณn. En este sentido, un presupuesto fundamental deberรญa ser el diรกlogo permanente y la bรบsqueda de consensos con Brasil, aunque la actual situaciรณn financiera argentina aconsejarรญa una fluida relaciรณn con Washington. Existen coincidencias de valores basados en un dato que los partidos polรญticos circunstanciales, entronizados en la Casa Rosada y en la Casa Blanca, no deberรญan ensombrecer, como es la similitud de nuestros ordenamientos constitucionales, base de nuestro sistema polรญtico. Ambos paรญses pertenecemos a la misma civilizaciรณn, con todo lo que ello implica, y combatimos los mismos flagelos que amenazan a la humanidad, como la droga y el terrorismo.
De regreso a Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian, ambos sugieren, en el artรญculo mencionado, una combinaciรณn del multilateralismo vinculante con la obstrucciรณn limitada y el compromiso selectivo. Hoy la situaciรณn es diferente, en varios aspectos, de la del aรฑo 2005 โque incluรญa la obstrucciรณn limitada para oponerse a acciones estadounidenses que violaban la legalidad, como la invasiรณn a Irakโ, pero creo que esa combinaciรณn, a cuyo desarrollo me remito por razones de espacio, ofrece un enfoque posible.
En definitiva, aparte de los lineamientos especรญficos enunciados precedentemente, la relaciรณn bilateral con Estados Unidos โasรญ como con cualquier otra potenciaโ deberรญa descansar, fundamentalmente, en el pragmatismo, el realismo polรญtico y el respeto. La bisagra polรญtica que se abriรณ en la Argentina el 10 de diciembre es una buena ocasiรณn para intentarlo.
[i] En 1954, cuando Braden se desempeรฑaba como lobista de la United Fruit Company, los intereses de esta empresa fueron afectados enย Guatemala y Braden influyรณ en elย golpe de Estado que derrocรณ al presidente constitucionalย Jacobo Arbenz.
[ii] Para ampliar este asunto, se recomienda leer la profusa informaciรณn contenida el diario Pรกgina 12 del 19 de abril de 2000 (https://www.pagina12.com.ar/2000/00-04/00-04-19/pag03.htm),