Rusia declaró que Ucrania está al borde una guerra civil, mientras Kiev dijo que puso en marcha una “operación antiterrorista” contra los separatistas. Por su parte, el premier ruso Dmitry Medevedev aseguró: “La sangre se ha derramado una vez más en Ucrania. El país está al borde de una guerra civil”.
Veinticuatro horas después de expirar el ultimátum ucraniano dado a los separatistas para entregar las armas, testigos dijeron que no había señales de que las fuerzas estuvieran listas para irrumpir en los edificios estatales del este rusófono que habían sido ocupados por los rebeldes. La policía dijo que separatistas habían entregado voluntariamente la sede de la policía en la ciudad de Kramatorsk.
El presidente interino, Oleksander Turchinov, insistió en que la operación había comenzado en la región oriental de Donetsk, aunque se llevaría a cabo en etapas y de “una forma adecuada”.
En medio de la crisis más profunda entre Oriente y Occidente desde la Guerra Fría, los líderes de Rusia y Estados Unidos se pidieron mutuamente que hicieran todo lo posible para evitar más derramamiento de sangre.
El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, ofreció una declaración sombría después de que al menos dos personas murieron el domingo cuando Kiev intentó sin éxito retener el control de Slaviansk, una de las 10 ciudades en las que los separatistas han tomado el control de edificios. “La sangre se ha derramado una vez más en Ucrania. El país está al borde de una guerra civil”, dijo en un comunicado publicado en su página de Facebook.
Fuente: Reuters