Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas y el Pentágono fueron los primeros atentados cubiertos en vivo y en directo por los medios de todo el mundo. ¿Qué cambió a partir de entonces?

El golpe psicológico que sufrió la población luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 no pasó inadvertido para la industria del cine y los medios de comunicación. La cobertura mediática del 11-S incluyó la colisión de los aviones contra las Torres Gemelas y su colapso, las corridas en los alrededores y la llegada de los bomberos y equipos de rescate al denominado Ground Zero.

La cobertura mediática del atentado contra las Torres Gemelas fue el primero que se dio en vivo y en directo para todo el mundo.

TERRORISMO PARA LAS CÁMARAS

El sociólogo alemán Jürgen Habermas definió el 11-S como “el primer acontecimiento histórico mundial en el sentido estricto de la palabra”. En ese sentido, agregaba: “El choque, la explosión y el lento derrumbe de las Torres era una cruel realidad, que se consumó literalmente ante los ojos de la opinión pública mundial”.

En un diálogo que mantuvo con la filósofa italiana Giovanna Borradori y que se plasmó en un libro, el propio Habermas afirma que “la presencia de las cámaras y de los medios hicieron de un hecho local un acontecimiento global”.

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Por su parte, la investigadora del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, Tatiana Abellán Aguilar, señaló: “Nunca antes una acción terrorista se había planteado de manera tan evidente en torno al eje visual determinado por la cámara”.

Un concepto utilizado por la propia experta española es el de “hiperterrorismo”, definido como “un terrorismo exacerbado, llevado al límite de lo imaginable, y en el que el factor visual tiene una importancia radical”. Desde su punto de vista, lo que ocurrió el 11-S fue un acto de “terrorismo para las cámaras”. “Los acontecimientos se desarrollaron en riguroso directo, para ser captados por las cámaras”, señala esta académica.

Lo que ocurrió el 11-S fue un acto de “terrorismo para las cámaras”, dice Tatiana Abellán Aguilera.

LA FOTO DE LA POLÉMICA

Más allá de las imágenes de las corridas y la locura que se apoderó de las calles de Manhattan, no se difundieron imágenes de muertos ni heridos graves. Pareció existir un consenso entre las grandes cadenas televisivas y de medios gráficos.

Tal vez, con una sola excepción: la fotografía captada por el reportero gráfico Richard Drew. Conocida como The falling man (“el hombre que cae”), el protagonista de la imagen es un hombre que se arroja al vacío desde la Torre Norte, presumiblemente escapando de las llamas.

El reportero gráfico Richard Drew tomó la fotografía conocida como “The falling man” (“el hombre que cae”), que retrata el instante exacto en que un hombre que se arroja al vacío desde la Torre Norte.

No me arrepiento de haber tomado esa foto”, afirmó Drew al semanario Time en una entrevista publicada en 2016. “La gente se siente muy tocada porque probablemente crea que, de haber estado en la misma situación, habría tenido que tomar una decisión similar”.

En una nota publicada en las vísperas del décimo aniversario de los atentados, en The Sunday Times, se daba cuenta de la actitud de los medios ante ese tipo de imágenes. “Desde los días posteriores a los ataques, los medios estadounidenses mostraron cierta reticencia a publicar imágenes de aquellos que saltaron al vacío o cayeron de las Torres”, afirmaba allí el periodista David James Smith.

 

SENSIBILIDADES EN HOLLYWOOD

La industria del cine también acusó recibo del 11-S. En los meses posteriores a los atentados, películos con temáticas vinculadas al terrorismo fueron revisadas y se quitaron escenas que pudieran remitir a los hechos ocurridos ese día.

La propia imagen de las Torres Gemelas se volvió un tabú en Hollywood. Por ejemplo, Sony Pictures decidió borrar una escena de la última entrega de su saga El Hombre Araña, que había sido grabada antes de los atentados. Allí, un helicóptero quedaba atrapado en las telarañas del superhéroe y suspendido entre las Torres Norte y Sur del World Trade Center. Peor suerte tuvo un film de Jackie Chan que nunca llegó a estrenarse: Nosebleed. El actor interpretaba a un limpiavidrios que lograba desactivar un complot terrorista en las Torres Gemelas.

Sony Pictures decidió borrar una escena de su saga El Hombre Araña, en la que se mostraba a un helicóptero atrapado en las telarañas del superhéroe y suspendido entre las Torres Norte y Sur del World Trade Center.

Incluso una inocente escena de la película infantil de Lilo y Stitch debió ser modificada para evitar herir sensibilidades. En ella, uno de los simpáticos alienígenas de la tira se apoderaba de un Boeing 747 y sobrevolaba una gran ciudad, pasando al ras de los edificios. Finalmente, la acción se trasladó a una zona montañosa y a una playa, lejos de cualquier mínimo parecido a los hechos del 11 de septiembre de 2001.

Tal vez, una de las pocas películas estrenadas antes del 11-S que muestra una escena con algún parecido a lo ocurrido ese día haya sido El club de la pelea, film que había sido estrenado en 1999. En su escena final, los personajes de Edward Norton y Marla Singer se toman de la mano mientras observan, desde un ventanal, la explosión y el derrumbe de los edificios de Nueva York. Apenas un año y medio después, la escena tomaría otra significación.

Vista desde hoy, la escena final del “El club de la pelea”, en la que los personajes de Edward Norton y Marla Singer se toman de la mano mientras observan, desde un ventanal, la explosión y el derrumbe de los edificios de Nueva York, fue tristemente premonitoria.

Pasaron 22 años desde los dramáticos atentados que conmovieron al mundo. Tal como había sucedido en 1991 con la Guerra del Golfo, considerada por muchos como la “primera guerra televisada en vivo y en directo”, los atentados contra las Torres Gemelas se convirtieron en un momento imborrable de la historia de la humanidad, que asistió impávida a una acción terrorista generada para ser vista en todo el mundo en el mismo momento en que sucedía.