El gobierno británico admitió que es “muy probable” que el gobierno sirio haya usado armas químicas, mientras que Turquía está acelerando los exámenes a heridos de la guerra civil para determinar si se utilizó ese tipo de armamento.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, agradeció a Rusia por su voluntad de tratar de organizar una conferencia para negociar un fin al conflicto, iniciativa llamada “Ginebra dos”, en una señal de acercamiento tras la larga frialdad diplomática entre Washington y Moscú, un aliado de Siria.

El gobierno Damasco y el jefe de la Liga Arabe dieron la bienvenida al aparente acercamiento entre Estados Unidos y Rusia surgido esta semana, pero los líderes de la oposición siria se han mostrado escépticos de una iniciativa que temen podría permitir aferrarse al poder al presidente Bashar al-Assad. Sin embargo, Kerry dijo en Roma que un gobierno de transición tendría que tener el “consentimiento mutuo de ambas partes, lo que significa claramente que, a nuestro juicio, el presidente Assad no será un componente de ese gobierno de transición”.

En tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria dijo que Damasco ha recibido “la firme postura de Rusia, que se basa en los principios de Naciones Unidas de no injerencia en los asuntos internos o la amenaza de usar la fuerza en contra de la seguridad de los estados”.

Mientras tanto, Israel ha pedido a Rusia no vender a Siria un sistema de defensa aéreo avanzado que ayudaría a Assad a repeler una intervención militar extranjera en una guerra que ya se extiende por más de dos años. El sistema S-300 está diseñado para derribar aviones y misiles a un rango de 200 kilómetros y le permitiría fortalecer las defensas actuales de Siria, provistas por Rusia, que no impidieron a Israel lanzar ataques aéreos devastadores en los alrededores de Damasco el fin de semana pasado.