Foto: Fernando Calzada.

Los efectos negativos del cambio climático, sumado a la falta de inversión en infraestructura, son, de acuerdo con el secretario de Infraestructura y Política Hídrica del Ministerio del Interior, las causas de este impacto económico que equivale a un 1 % del PBI argentino.


En el primer mes de 2019, las inundaciones en el norte y el litoral de la Argentina provocaron más de 7000 evacuados e importantes pérdidas en la producción agropecuaria. Se trata de una situación que, al igual que las sequías, viene siendo cada vez más frecuente en los últimos años y que todos los pronósticos auguran se seguirá repitiendo no solo en la Argentina, sino en el mundo, por efecto del cambio climático.

En diálogo con DEF, Pablo Bereciartua, secretario de Infraestructura y Política Hídrica del Ministerio del Interior, hizo un balance de la situación, brindó detalles de las obras que se hicieron durante su gestión para paliar el impacto de estos fenómenos climáticos y planteó la necesidad de “hacer un cambio de paradigma” para que la mayor disponibilidad de agua se convierta en una oportunidad y no, en una fuente de emergencias

-¿En cuánto se estima el impacto económico de las inundaciones que afectaron las últimas semanas al norte y el litoral del país?
-Una vez que el fenómeno pase y se pueda terminar de evaluar, se podrá determinar esto de manera real. Pero con lo que ya ha sucedido hasta ahora en algunas localidades, podemos comprender que habrá impactos importantes. Varias economías regionales se verán muy afectadas, se va a ver un impacto negativo. Pero la magnitud real puede llegar a ser superior. En términos productivos, hay que ver esto como un fenómeno que es parte de una temporada, hay que ver si para o si, por el contrario, vuelve a intensificarse en unos meses, con lo que el impacto combinado de todo esto será lo que termine de afectar a las economías regionales.

-¿Pero qué estadísticas hay del impacto de las inundaciones de los últimos años?
-En términos globales, entre 2016 y 2018 ha habido impactos significativos. El impacto de las inundaciones de 2016 y 2017, más algunas de 2018 y la última sequía, en promedio, superó el 1 % del PBI, es decir, una cifra cercana a los 20.000 millones de dólares.

-¿Es el cambio climático la causa de las inundaciones del norte y el litoral del país?
-Hay dos factores principales. Uno es el cambio climático y su variabilidad, que es real, los eventos que se están dando últimamente son de una magnitud y una frecuencia e intensidad que no se explican por los registros históricos. La segunda razón es la falta de planificación, de inversión, de capacidad de gobierno del territorio.

-En octubre se presentó el Plan de Adaptación al Cambio Climático, ¿puede sintetizar su contenido?
-El plan tiene tres áreas principales. La primera, que es clave, es generar capacidad de gobierno, de gobernanza del agua, un tema central, que lo es más en países federales como el nuestro. La forma de llevar adelante una planificación racional es a través de la conformación de comités interjuridiccionales; hemos creado cinco en el norte y centro de la Argentina. El segundo componente es la inversión en infraestructura. Según nuestro plan, la Argentina necesita una inversión de 10 mil millones de dólares para estar adaptada al cambio climático. En estos tres años hemos comprometido unos 2 mil millones, es decir, un 20 %, es una cifra histórica. Esto ha implicado además lograr consenso para hacer obras históricas como la del Río Salado, el San Antonio, obras reclamadas durante años que hoy están en marcha. Hoy estamos haciendo más de 500 km de canalización en la Argentina, un compromiso histórico que hemos logrado en un contexto macroeconómico difícil, adverso, pero que responde a una prioridad fijada por el Presidente Macri. El tercer componente del plan tiene que ver con la información, los datos. Venimos de una etapa sin datos, se han manipulado y no se ha invertido. Pusimos en marcha dos políticas: una de instalación de radares meteorológicos (cuando empezamos el gobierno, había tres en todo el país, hoy hay 9, todos fabricados por el INVAP, y vamos a terminar instalando 19), y otra, de renovación de la red hidrológica nacional (había 420 puntos, ninguno en tiempo real, estamos pasando a tener 600 puntos de medición de variables meteorológicas e hídricas en tiempo real). Estos datos nos van a permitir contar con sistemas de alerta y entender lo que sucede para poder hacer mejores obras y para generar nuevas políticas públicas, como por ejemplo, seguros contra eventos climáticos extremos.

Obras en la Provincia de Buenos Aires. Foto: Fernando Calzada/DEF.

-¿Qué obras se están haciendo o se hicieron puntualmente en las zonas actualmente inundadas?
-Allí hemos terminado muchas obras. Cuando asumió el presidente, la primera inundación fue la del río Uruguay. A partir de allí, priorizamos la defensa sur de Concordia, la hicimos y la terminamos. Es una obra que hoy está cumpliendo su función y esa gente no se volvió a inundar. Hay muchas otras obras sobre el Paraná: el Arroyo Barrancas en el sur de Corrientes, la defensa del Paso de la Patria en Corrientes también, la defensa de la costa en la ciudad de Lavalle, obras de desagües pluviales en Bella Vista… Y tenemos una serie de obras estratégicas en marcha: en Concepción del Uruguay hoy hay gente evacuada, pero se están haciendo obras que van a revertir esta situación. Venimos de décadas sin inversión, hacen falta muchas obras. Estamos haciendo más de 80 para control de inundación, de las cuales ya hemos terminado 70.
En los Bajos Meridionales, la zona que primero se vio afectada en estas últimas inundaciones, la Nación está financiando la ampliación del canal 16, en Resistencia, una obra emblemática, que va a solucionar el problema de muchos barrios que fueron creados sin pensar primero en la infraestructura. También en Resistencia estamos licitando la defensa del Barrio San Pedro Pescador, sobre el Paraná.

-¿La crisis económica frenó las obras planificadas?
-Esta es un área de inversión priorizada por la presidencia de Mauricio Macri. Es verdad que el contexto no ayuda a que las obras se puedan implementar, pero estamos continuando con obras que ya están en marcha y empezando a licitar obras nuevas. En el contexto argentino se vieron limitadas las inversiones privadas, pero tenemos obras que pueden hacerse con inversión privada (mediante la ley de PPP) o sin ella.

-¿Quiénes participan de los comités interprovinciales creados por el Plan?
-En todos, la Nación es miembro y la autoridad máxima. Hay dos órganos decisorios, los comités ejecutivos, donde participan los ministros de las provincias, y los comités de gobierno, donde se reúnen los gobernadores. Lo que necesitamos desde la Nación, que en dos casos ya se ha cumplido, es que las provincias saquen leyes provinciales que reconozcan estos comités, lo que nos permite enviar la propuesta de ley para que la Nación reconozca estos comités por ley y entonces a partir de allí, puedan pasar a tener personería jurídica, administrar recursos y tener una capacidad de gestión más directa.
Lo que estamos haciendo en el centro y el norte de la Argentina pasa a ser central para el desarrollo de nuestra economía, para que se reviertan los impactos negativos que está teniendo el clima y que el agua pase a ser una palanca para el desarrollo del país y no una fuente de emergencia.

-¿Cómo se logra esto?
-Hay que cambiar la estrategia, algo que está pasando a nivel global. Hasta ahora, el tema del clima era planteado como conflicto, como un desafío. La realidad es que es así, pero puede convertirse en una oportunidad. La mayor disponibilidad de agua puede ser un recurso para generar valor agregado, para crear mayor capacidad de navegación, más capacidad logística, más sistemas de transporte, para incluirlo como una fuente de energía renovable. La gran oportunidad está en revertir esa situación y transformarla en una estrategia de desarrollo del país. Nuestra economía está altamente acoplada a nuestra riqueza hídrica, exportamos principalmente commodities, proteína verde, lo hacemos porque desarrollamos nuestra capacidad competitiva sobre la base de un recurso estratégico, que es el agua, sobre un territorio fértil. Los que nos compran soja, por ejemplo, lo hacen no porque no tengan territorio extenso, sino porque no tienen agua y por eso no pueden fabricar proteína verde. El gran cambio de paradigma es considerar a las políticas de adaptación al cambio climático como políticas de desarrollo económico.