En los últimos ocho años, ha habido un incremento del 50,1% en el consumo durante los picos de demanda, pero del lado de la oferta la potencia instalada solo creció un 21,4%. 

La administración del mercado eléctrico ha sido uno de los mayores dolores de cabeza de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Por un lado, frente a las restricciones en el suministro de gas natural, las importaciones de combustibles líquidos destinados a la generación térmica repercuten negativamente en la balanza comercial energética, que ya ha acumulado en los primeros seis meses del año un déficit de 1282 millones de dólares y se presume que arrojará en diciembre un rojo superior a los 2000 millones. Nos enfrentamos a una situación impensada hace solo seis años, cuando el país tuvo un saldo positivo de 5600 millones en su balanza comercial energética. Además, los precios regulados de la energía y los subsidios a las tarifas residenciales de la zona metropolitana comprometen seriamente el equilibrio de las cuentas públicas.

“Los precios internos de la energía, deprimidos, alentarán el crecimiento ya insostenible de los subsidios energéticos, que comprometerán recursos fiscales en un porcentaje elevado del PBI”, advirtieron los ex secretarios de Energía, Jorge Lapeña, Daniel Montamat, Alieto Guadagni, Julio César Aráoz, Enrique Devoto, Emilio Apud, Roberto Echarte y Raúl Olocco en un documento que dieron a conocer en julio pasado. También alertaron sobre la “baja tasa de inversión privada en los distintos segmentos de la industria”, situación que “ha forzado la intervención del Estado para sustituir inversión privada con inversión pública”. A juicio de los ex funcionarios, esta última ha sido “insuficiente” y no ha permitido una correcta asignación de recursos para la necesaria ampliación de la infraestructura del sector.

LAS INVERSIONES EN GENERACIÓN

El ingreso de nueva generación al sistema comenzó a verificarse recién a partir de 2007. Si nos atenemos a los datos proporcionados por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) -empresa mixta que tiene a su cargo la gestión del sector-, entre diciembre de 2003 y diciembre de 2006 el incremento en la potencia instalada fue de apenas 257 MW, mientras que en los siguientes cuatro años se incorporaron 4632 MW, de los cuales 3530 MW correspondieron a generación térmica y 1102 MW a hidroelectricidad. De estos últimos, 760 MW fueron adicionados a partir de la elevación de la cota de la represa Yacyretá de 76 a 83 metros, que se fue ejecutando de manera paulatina y llegó a su conclusión en febrero de este año.

Las mayores obras en generación térmica del período 2007-2010 fueron las centrales de ciclo combinado “Manuel Belgrano”, en Campana, y “José de San Martín”, en la localidad santafesina de Timbúes, que hoy aportan en conjunto 1674 MW. Los recursos para su construcción provinieron del “Fondo para inversiones necesarias que permitan incrementar la oferta de energía eléctrica del Mercado Eléctrico Mayorista” (Foninvemem), creado por la Secretaría de Energía a través de la Resolución 712/2004 y del cual participaron 19 empresas generadoras que tenían acreencias impagas con CAMMESA. Ellas recuperarán sus inversiones en 120 cuotas mensuales que comenzaron a cobrar en febrero de 2010. Siguiendo esta misma línea, se acaba de lanzar el Foninvemem II para financiar otra central térmica, bautizada como “Vuelta de Obligado”, que se asentará en Timbúes y tendrá una potencia de 800 MW. Los recursos provendrán de las acreencias que tres generadoras -Sadesa, Endesa y Duke Energy- tienen con CAMMESA, con el mismo mecanismo de recuperación de las inversiones que las anteriores dos obras. A su vez, en enero de 2011 se prorrogó por otros diez años el cargo tarifario de 3,60 pesos por MW/hora que se aplica a las facturas de luz y cuyos fondos se destinan también al Foninvemem.

La potencia instalada actual del sistema eléctrico argentino es de 29.051 MW, pero debemos considerar una indisponibilidad del parque generador térmico que ronda el 30%, por lo que contaríamos efectivamente con unos 24.000 MW. En los próximos meses se prevé la incorporación de 2044 MW adicionales, a partir de la puesta en marcha de la central nuclear Atucha II (745 MW) y de la inauguración o ampliación de una serie de usinas térmicas. Entre 2012 y 2014 CAMMESA proyecta que ingresen al sistema otros 2731 MW. No debemos olvidar que hacia noviembre de 2013 saldrá de servicio Embalse (648 MW), que deberá permanecer parada durante un año y medio para que se efectúen las obras de extensión de su vida útil y su repotenciación. De cumplirse estas previsiones, deberíamos cerrar el próximo trienio a una potencia instalada total cercana a los 34.000 MW, de los que estarían disponibles en forma efectiva unos 28.000 MW.

CAMMESA Y LA GESTIÓN DE LA EMERGENCIA

Frente al incremento de la generación térmica y debido a la escasez de gas natural para alimentar ese tipo de usinas, el Gobierno decidió recurrir a partir de 2004 a combustibles líquidos sustitutos. El resultado fue que en los últimos siete años el consumo de gas natural por parte de las centrales térmicas argentinas se redujo en un 27,6%. Este bache pudo cubrirse a partir de un convenio de cooperación con Venezuela, que incluyó un capítulo referido a la importación de fuel oil y gasoil por parte de nuestro país. En ese marco, CAMMESA firmó un contrato de suministro con PDVSA y, desde entonces, el consumo de combustibles líquidos por parte de las centrales térmicas creció exponencialmente: entre 2004 y 2010 el uso de fuel oil aumentó un 966%, en tanto que la utilización de gasoil se incrementó un 5100%.

Sin embargo, como parte de las medidas de emergencia aprobadas en 2003, la Secretaría de Energía decidió que los precios del mercado spot de la electricidad se calcularan asumiendo que todas las unidades térmicas funcionan en base a gas natural, aun cuando algunas utilicen en verdad combustibles sustitutos. Por otra parte, para cubrir los desfasajes entre el precio estacional de la electricidad, regulado por la Secretaría de Energía, y el precio del mercado spot, existe un Fondo de Estabilización administrado por CAMMESA. Al mes de diciembre del año pasado, el déficit de ese fondo ascendía a 10.242 millones de pesos. Ese rojo es financiado con préstamos del Tesoro nacional.

Si tomamos los datos de 2010, el precio monómico representativo del costo total de operación del mercado eléctrico mayorista alcanzó un promedio de 256 pesos por MW/hora, mientras que el precio estacional fijado por la Secretaría de Energía se ubicó en una media de 56 pesos por MW/hora; es decir, fue casi un 450% inferior a aquel. Tengamos en cuenta que hace ocho años la diferencia entre uno y otro no superaba el 30%. En este contexto, exponentes del sector privado y buena parte de los analistas consideran que no se debería seguir postergando la necesaria recomposición de los precios del mercado eléctrico, trasladando parte de sus costos a las tarifas residenciales, que en la zona metropolitana de Capital y el Gran Buenos Aires se han mantenido prácticamente congeladas desde la salida de la convertibilidad.